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Investigan a siete policías de la Comisaría del Mapu por presunto abuso sexual

El violento episodio habría ocurrido en el descampado de una iglesia evangélica, tras una tentativa de robo que tuvo lugar el 17 de mayo.

La Policía contó el tiroteo que se produjo en una iglesia evangélica, por la tentativa de robo cometida por dos jóvenes el pasado 17 de mayo. Pero nada dijo de lo que habría ocurrido después con los detenidos, en el descampado de la iglesia, cuando todavía no eran trasladados hasta la Comisaría 45 por el robo frustrado.

Las denuncias formuladas por las víctimas son muy graves, porque además de las vejaciones y lesiones que al parecer sufrieron en manos de los policías sospechados, la Justicia intenta acreditar otra teoría, la del abuso sexual con acceso carnal.

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El hecho que se investiga habría sido cometido contra uno de los jóvenes detenidos. Incluso, dentro de los delitos que se intentan probar, también podría configurarse el abuso de autoridad.

En diálogo con LMCipolletti, el abogado querellante Rafael Cucherelli, quien representa a una de las víctimas, informó que esta semana se pidieron medidas de prueba que son vitales para dilucidar si hubo vejaciones, lesiones y otros delitos más graves, como un abuso sexual con acceso carnal.

Aclaró que los delitos todavía no han sido acreditados, mucho menos se sabe aún cómo se habría producido el presunto abuso sexual que sufrió uno de ellos. Esto es, si la violación fue en manada y si tuvo lugar mediante el empleo de las cachiporras de los policías investigados, mientras se encontraban en el descampado de una iglesia cercana a la toma 2 de febrero.

Sin embargo, reconoció que son hipótesis de trabajo que comparte con la fiscalía que interviene en la causa. "Parece que el abuso policial ha sido grande", sostuvo el letrado.

Esta semana, el fiscal Guillermo Merlo y la querella solicitaron la apertura de todos los celulares secuestrados y pidieron también la prueba de ADN sobre los elementos secuestrados en la comisaría del Mapu durante un allanamiento del 21 de mayo pasado. Entre ellos, las cachiporras de los efectivos denunciados.

"Con la apertura de los teléfonos, vamos a ver si hay mensajes de texto y videos que sirvan a la causa. También pedimos que se realicen hisopados a las víctimas y a los policías investigados; y que se intente determinar si hay material genético en las cachiporras y otros elementos secuestrados que comprometan a los efectivos", comentó Cucherelli.

Dijo que tanto la fiscalía como la querella comparten la misma línea de trabajo, con gran predisposición para avanzar con esta causa.

Las pruebas de ADN fueron encomendadas a un laboratorio de Bariloche, mientras se intenta avanzar en Cipolletti con la apertura de los teléfonos celulares que pertenecen a los policías sospechados.

La investigación avanza a paso firme, pese a las nuevas condiciones de trabajo que impone la pandemia de Covid-19; y en ausencia también de medidas administrativas que aparten preventivamente a los efectivos investigados.

Cucherelli advirtió que todos los policías denunciados "siguen trabajando" y consideró que si bien todavía no se llega a una formulación de cargos, la Policía bien podría haber tomado sus propias medidas internas.

"El joven que yo represento está destrozado y con mucho miedo porque -los policías- saben dónde vive; y se comunicaron con su mamá y su mujer para que no los denunciara", advirtió el letrado.

La denuncia de la otra víctima involucrada en el hecho también respalda la acusación de su defendido. En tanto, la Policía baraja como estrategia el haber actuado en defensa propia cuando los jóvenes ingresaron a robar a la iglesia.

Recordemos que el pasado 17 de mayo, desde la Comisaría 45 se informó que los autores de la tentativa de robo dispararon a un efectivo que vive en el predio de la iglesia evangélica cuando fueron sorprendidos por éste; tras lo cual el policía repelió el ataque con su arma reglamentaria. Eso es lo que dijo la Policía sobre el hecho. Cucherelli, en cambio, aseveró: "Mi defendido jamás desenfundó un arma y su compañero tampoco".

Más allá de los dichos de una parte y de la otra, lo cierto es que ese día nadie sufrió un impacto de bala.

La Policía, además, contextualiza las agresiones dentro del inmueble, como estrategia de legítima defensa. Pero Cucherelli aseguró que todo ocurrió en el descampado de la iglesia, cuando el efectivo ya contaba con el apoyo de otros compañeros de trabajo que habían sido anoticiados de la tentativa de robo.

Las medidas de prueba ordenadas seguramente arrojen un poco de luz al hecho denunciado.

Por la tentativa de robo en la iglesia evangélica interviene la fiscal Eugenia Vallejos. Por las vejaciones, lesiones y otros delitos más graves, como el abuso sexual que se intenta probar, lo hace el fiscal Merlo. Cucherelli es defensor en una causa; y querellante en la otra más grave.

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