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El odontólogo violador tiene domiciliaria en El Manzanar

El lunes habrá una audiencia clave en la que podrían anular la absolución del segundo caso de abuso sexual por el que fue a juicio.

El odontólogo Mariano Teodoro Marques fue condenado a siete años y seis meses de prisión por violar a una paciente en su consultorio de Cipolletti, pero lejos de estar tras las rejas, se beneficia con prisión domiciliaria en una coqueta casa con jardín, pileta y todas las comodidades en el barrio El Manzanar de Cipolletti.

Mañana afrontará una nueva audiencia de impugnación por la absolución en un segundo caso de abuso sexual en su consultorio. De ser confirmada, el odontólogo podría volver a ser juzgado.

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El método

Lo que hay que entender de los abusadores sexuales es que van desarrollando y perfeccionando su práctica con el tiempo. Observación, selección, prueba y error.

Así van descubriendo un modus operandi que lo mejoran, siempre a partir de la puesta en práctica y de sacar provecho del rol, cargo o profesión que ejercen.

Para llegar al momento del abordaje de la víctima, deben tener claro el método de aproximación más conveniente, cierto control de la situación, por lo que toman algunas precauciones; en el caso de Marques, las excusas posibles propias del ejercicio de la profesión. Para decirlo lisa y llanamente, camuflar los roces, que es lo que excita a este tipo de abusador que suele estar en una posición de poder y control respecto de la víctima, que está a su merced en un sillón.

El odontólogo fue condenado a 7 años y 6 meses de prisión, y al mismo tiempo de inhabilitación para ejercer.
El odontólogo fue condenado a 7 años y 6 meses de prisión, y al mismo tiempo de inhabilitación para ejercer.
El odontólogo fue condenado a 7 años y 6 meses de prisión, y al mismo tiempo de inhabilitación para ejercer.

La primera denuncia

Hablamos de la primera denuncia porque, como ya veremos, no se trató de su primer ataque, de acuerdo con lo que figura en los expedientes judiciales. Y si son pocas las denuncias existentes es por la vulnerabilidad de las víctimas y porque ante una situación tan desigual de poder (profesional-paciente), la credibilidad estatuida sobre los especialistas juega en contra de la voz de la víctima.

La primera denuncia fue la del abuso del 18 de noviembre de 2020, durante la pandemia, en el consultorio ubicado sobre Avenida Mengelle entre 3 de Octubre y San Martín de Cipolletti.

El hecho ocurrió en el turno que tenía una mujer a las 16:20. Marques le tenía que hacer carillas y una placa miorrelajante para dormir.

La paciente acudía al odontólogo desde 2018, pero en esa ocasión hubo detalles sutiles que luego, puestos en contexto y tras lo ocurrido, la llevaron a comprender las intenciones de Marques.

¿Cómo operó el odontólogo? Como dijimos, con pequeñas sutilezas. Su secretaria se retiró a los 20 minutos y ahí comenzó todo. El aire acondicionado no funcionaba y el calor se hacía sentir en el consultorio. Marques ofreció anestesiar a la mujer para una práctica que es bastante sencilla. La mujer se negó y el odontólogo luego explicó que pretendía la comodidad de la paciente, aunque tal vez su pretensión era cierto estado de indefensión de la víctima. Hay que saber leer entre líneas las conductas de esta clase de abusador.

En medio de una práctica denominada stripping, técnica que se utiliza para la reducción del esmalte de los dientes, el odontólogo tenía sus dedos en la boca de la paciente y en esa situación le introdujo en tres oportunidades el pene en la boca, aprovechando que la mujer estaba recostada y con los ojos cerrados, pero eso no fue impedimento para que advirtiera el abuso y saltara del sillón a los gritos.

“Me metiste el miembro en la boca”, le dijo en tono increpante la mujer al odontólogo, que buscó controlar la situación. “No viste lo que vos creíste que viste”, dijo Marques, tratando de desacreditar a la mujer.

Luego, Marques huyó del consultorio a la vista de otros pacientes que aguardaban ser atendidos. En este punto de la historia, el odontólogo advirtió que la situación se le había ido de las manos y cuando regresó, tras ser llamado por un paciente que estaba en la sala de espera, la Policía ya se encontraba en el lugar.

La fiscalía de Cipolletti llevó la causa a juicio y el 18 de marzo de 2022, Mariano Marques fue condenado por abuso sexual con acceso carnal, le dictaron una pena de siete años y seis meses de prisión, y la inhabilitación para ejercer la profesión por el plazo que dura la condena.

La prisionalización

Tras la denuncia radicada por la víctima, la fiscalía le formuló cargos al odontólogo y logró que le dictaran prisión preventiva. Dos riesgos procesales claros se demostraron en ese entonces: la fuga del odontólogo del consultorio y la retención de la mujer, a la que intentó disuadir para que no lo denunciara.

Mariano Marques no pasó mucho tiempo en prisión preventiva, sus abogados recurrieron a pericias –o un certero ardid psicológico, nunca se sabe– y demostraron un pronunciado deterioro en su salud y el riesgo de que atentara contra su vida.

Esto les sirvió para conseguirle la prisión domiciliaria y que pasara las fiestas de fin de año de 2020 en su casa del coqueto barrio cipoleño El Manzanar.

Un detalle que vale rescatar para los lectores desprevenidos es que todas las personas que son privadas de la libertad sufren un deterioro pronunciado de la salud durante los primeros meses. En la cárcel se come poco, se duerme menos y existe una suerte de estado de alerta permanente que estresa todo el sistema nervioso. Depresión, ansiedad e insomnio son moneda corriente.

Esto lo saben los delincuentes que andan jugados y que tarde o temprano van a terminar a la sombra y ya conocen varias historias de tumba. Pero a las personas como Marques, que no tienen en su imaginario estar tras las rejas, este pasaje de adaptación al encierro se les vuelve más complicado.

Este fenómeno se denomina prisionalización y es parte de un periodo de adaptación que incluye incorporar los códigos carcelarios, tumberos y buscar algún grupo de referencia en el que refugiarse y encontrar protección. Supervivencia.

No es fácil la vida tras las rejas, pero tampoco lo es para las víctimas de abuso tener que atravesar el calvario psíquico del cual a veces es más difícil escapar que de la cárcel.

Pero en Río Negro, al parecer, pertenecer tiene sus privilegios: digo, ser varón, profesional y acomodado económicamente. No por nada el odontólogo consiguió beneficios tan rápido que los presos todavía no lo pueden creer.

La fiscalía intentó quitarle el beneficio y lo último que logró el viernes pasado fue que se chequearan sus condiciones de detención domiciliaria, que incluyen un dispositivo electrónico.

Para permanecer en domiciliaria, tiene que haber algún familiar que adopte la tutela legal. Por los pasillos judiciales cipoleños ha circulado la versión de que la esposa de Marques se habría ido de la casa.

El odontólogo no puede estar solo y ese cambio en las condiciones de detención obligaría a que vuelva a una fría y precaria celda que ofrece el sistema penitenciario rionegrino.

No obstante, Marques está próximo a cumplir la mitad de la condena en prisión domiciliaria y cuando quieran acordar, estará con libertad condicional.

En la actualidad, el odontólogo Mariano Marques es monitoreado a través de una tobillera electrónica.
En la actualidad, el odontólogo Mariano Marques es monitoreado a través de una tobillera electrónica.
En la actualidad, el odontólogo Mariano Marques es monitoreado a través de una tobillera electrónica.

Segunda denuncia

El segundo caso de abuso surgió una vez que salió a la luz la primera víctima denunciando. Por este motivo, no se puede saber cuántas víctimas más podrían haber existido, pero con esta segunda denuncia podremos avanzar en el modus operandi del odontólogo.

En este caso, el hecho ocurrió en el mismo consultorio, pero el 23 de septiembre de 2019. Es decir, antes que el primer caso que trascendió.

La paciente describió en su denuncia, y luego ratificó en juicio, que fue a que le realizara una limpieza dentaria, motivo por el cual la tuvo recostada alrededor de dos horas en el sillón odontológico.

Como dijimos al principio, el odontólogo tiene un modo de operar que se descubre en las sutilezas, como tener a sus pacientes recostadas y él trabajar parado, no sentado como suele ser la costumbre. Que esté parado con la zona genital a la altura del rostro de sus pacientes no es una casualidad, esa la forma de producir roces tan casuales como grotescos.

En este caso, Marques le giraba la cabeza a la paciente hacía el lado derecho, donde él estaba parado. El rostro de la víctima daba concretamente contra la zona genital de Marques que le hacía sentir su pene sosteniendo con firmeza su cabeza, siempre justificado con el trabajo estético y detallista que le estaba realizando a la paciente. Un perverso de manual.

La mujer no solo se sintió abusada sino también menoscabada su integridad sexual y luego burlada. “Cuando salía del consultorio había un hombre esperando y desde la puerta, Mariano, morboso y riéndose me dijo: ‘quedó un poco de sarro, pero no creo que quieras volver’”, narró la víctima al jurado.

La mujer calló hasta que 13 meses después salió a la luz la violación de una paciente. Ese hecho logró destrabar el trauma y así se produjo el develamiento que se animó a denunciar con todo lo que ello implica. Porque toda víctima de abuso, está obligada a pasar por un proceso de revictimización que es tan cruento como necesario para que la justicia obtenga la información necesaria para avanzar sobre el acusado.

Lo cierto es que la suerte de esta segunda mujer estuvo signada por el desatino judicial que no advirtieron que Marques venía construyendo un modus operandi donde estas prácticas seguramente se fueron reiterando en el tiempo hasta llegar la violación del 18 de noviembre de 2020.

El jurado analizó el caso en forma aislada, en vez de tener como referencia la primera denuncia y desandar el camino a luz de la perfilación criminal.

Fue así que el 20 de mayo de 2022 se le terminó dictando la absolución en la segunda denuncia, cuando dos meses antes se lo había declarado culpable en la primera causa. A veces cruzar datos sirve y ayuda a que la justicia mejore su desempeño.

Lo cierto es que la fiscalía apeló y el 16 de agosto de 2022 un Tribunal de Impugnación anuló la sentencia de absolución, pero una semana después, el 24 de agosto, el Tribunal de Impugnación declaró la nulidad de la sentencia de absolución.

Definitivamente en la justicia rionegrina pasan cosas que cuesta entender y que generar un halo de sombras. Fue todo muy desprolijo, ni pensar los avatares que tuvo que afrontar la víctima con estas idas y venidas.

Este medio confirmó que el lunes un Tribunal de Impugnación, con la presencia en la sala del odontólogo violador, deberá expedirse respecto de la sentencia de absolución, si la anulan, Marques podría afrontar el juicio nuevamente por la segunda denuncia.

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