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El escalofriante caso de una tumba y un cuerpo destrozado

Antonio Colicheo, ya detenido por el rapto de Javier Videla y el intento de homicidio de su pareja, fue acusado de asesinar a la joven Claudia Cazmus. La audiencia reveló detalles del horror que padeció la víctima.

Alejandra Cazmus, de 29 años, estaba en situación de calle y sufría alteraciones psicológicas cuando tuvo la desgracia de cruzarse con Antonio Gregorio Colicheo. El hombre que ya fue acusado de privar de la libertad a Javier Videla y tratar de matar a su pareja, también se aprovechó de la extrema vulnerabilidad que sufría la joven y se la llevó lejos, donde nadie pudiera auxiliarla.

Cerca del puesto La Perseverancia, ubicado a unos 75 kilómetros de General Roca, efectuó un disparo con la pistola policial que le había robado a su primo. La bala calibre 9 milímetros quedó alojada en un hombro de la víctima. Luego lo golpeó con fuerza en la cara y le disparó en la cabeza, provocándole la muerte.

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Cavó entonces una tumba a dos metros de su cuerpo, le dio sepultura y la tapó con ramas de jarilla. Más tarde los perros del campo habrían de recorrer una y otra vez la senda que señalaría el macabro hallazgo, trayendo consigo determinados restos.

En un principio, el dueño de la propiedad pensó que pertenecían a un animal. Pero después siguió sus rastros hasta encontrar la sepultura. Había una pierna con una uña pintada, y llamó al destacamento de Casa de Piedra para dar aviso. También hizo saber que el cuidador del puesto había llegado esa mañana.

Los detalles de su muerte, en circunstancias de tiempo que no están del todo determinadas, fueron reveladas por el fiscal Luciano Garrido en la audiencia de formulación de cargos. De tal forma relató cómo y dónde el imputado asesinó a Cazmus, aprovechándose de su estado de vulnerabilidad y desprotección. Reparó, además, en la relación de asimetría, fuerza y poder que tenía Colicheo sobre la joven.

Por eso, a la hora de acusarlo el fiscal calificó el hecho como homicidio doblemente calificado por actuar con alevosía y haber sido cometido por un hombre contra una mujer en un marco de violencia de género (femicidio). Pudo haber ocurrido entre el 18 de febrero y el pasado 3 de marzo.

"Efectuó un disparo en su cabeza -con orificio de entrada y salida- que le provocó la muerte. Posteriormente, cavó una tumba a dos metros de su cuerpo, le dio sepultura y la tapó con ramas de jarilla", describió el fiscal.

El defensor Carlos Vila no tuvo objeciones, pero pidió que por la naturaleza del hecho que se le imputa se le haga un "examen mental obligatorio". El acusado, presente en la sala, tampoco quiso hablar; y la jueza Natalia González dio por formulado los cargos.

Como ya se encuentra detenido en una unidad policial por los hechos previos que fueron tipificados en otro expediente vinculado, no fue necesario que se ordene la prisión preventiva. Ya tiene 6 meses por delante tras las rejas hasta que sea juzgado, con una expectativa de pena máxima para el Código Penal en vigencia.

Mientras tanto, el fiscal comenzó a repasar toda la prueba que hay en su contra. El acta de prevención policial que fue labrada el 4 de marzo, más todo el trabajo que documentó el gabinete de Criminalística para desenterrar el cuerpo de Claudia. Muy cerca estaba la pala con la que se presume que el detenido ocultó su cuerpo.

El fiscal contó que también había un "depósito de fluidos secos que se define como el posible lago de sangre. Del interior de la mancha se rescata un proyectil y posteriormente se encuentra una vaina servida que pertenecen a una pistola calibre 9 milímetros".

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El arma homicida era de un policía neuquino

Se requisó un vehículo y allanaron la vivienda donde se encontraba Colicheo durmiendo. En el interior de la casa utilizada por el imputado encontraron el arma 9 milímetros, con cartuchos y manchas de coloración rojiza. La numeración estaba limada. Sobre la cama había cuatro vainas servidas del mismo calibre.

Incluso, de la autopsia realizaba por el cuerpo médico forense surgió que la bala alojada en el hombro de la víctima era 9 mm. "Destaco la denuncia realizada por C.A., cuando el mismo manifiesta que Antonio Colicheo, primo del denunciante, forzó una ventana para ingresar a su domicilio y le sustrajo el arma de fuego calibre 9 mm. Su cargador, 15 municiones y una chapa identificatoria con la inscripción Policía de Neuquén", advirtió el fiscal.

En efecto, dentro del vehículo requisado -un Chevrolet Agile- los efectivos encontraron la credencial policial que fuera denunciada como sustraída por el primo de Colicheo.

El fiscal sostuvo que los proyectiles y vainas secuestradas en el hecho se corresponden con el arma de fuego que tenía en su poder Colicheo y fue hallada en la vivienda que ocupaba.

La madre y hermana de la víctima tuvieron contacto con ella los días 15 y 16 de febrero e informaron sobre su estado de vulnerabilidad. Volvieron a saber de la joven cuando apareció sin vida. Esta mañana su progenitora quiso escuchar la formulación de cargos y se hizo presente en la sala.

"Con esta contundente evidencia es suficiente para tener por formulados los hechos", dijo el fiscal.

Un dato que no es relevante para la investigación pero se deslizó en la audiencia fue un poco más a fondo sobre el perfil de Colicheo; y es que en todo momento se identificó con una identidad falsa. Se hacía llamar Gregorio Antonio Huinchaqueo ante la Policía, el dueño del campo e incluso la persona a la cual suplantó como puestero.

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Mientras tanto, el trabajador judicial secuestrado por Colicheo sigue desaparecido.

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