Desató un voraz incendio cuando le quiso cantar el feliz cumple a su gatito
Estaba con un encendedor y prendió fuego la camita del animal. En pocos segundos ardió en llamas la casa donde funciona un merendero infantil en Colonia Nueva Esperanza, en Neuquén.
En pocos minutos ardió por completo la casita de Olga, donde también funciona un comedor/merendero para más de 100 chicos en Colonia Nueva Esperanza. Aunque la gente intentó con baldes y lo que tenía a mano apagar las llamas, la vivienda fue consumida por el fuego. Olga, su esposo y los siete hijos que tienen se quedaron con lo puesto.
Las llamas destruyeron todo lo que tenían y habían conseguido con mucho esfuerzo. La ropa y el calzado, la documentación personal, enseres, utensilios y otros artefactos que equipaban el merendero para los chicos, el pedido del mes... Incluso, un ropero comunitario.
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"Ayer (miércoles) fue un dia muy difícil para toda la familia porque uno nunca se espera esto. Yo justo había salido a darle de comer a los caballos, cuando me pega el grito mi esposo que estaba soldando una chatita para llevar el cartón y venderlo en el Mercado Concentrador. Con eso ayudamos a la familia. No trabajamos en la política hacemos todo a fuerza de pulmón, expresó Olga Acosta. Y su esposo Julio Sanhueza acotó: "Tenemos que empezar de nuevo".
Intentaron apagar las llamas con la colaboración de varios vecinos, pero el incendio ya era generalizado. "Lamentablemente no nos quedó ni una taza, ni para nosotros. Ahora estamos en una casita que tratamos de terminar, pero todo esta muy difícil y caro. Tengo siete nenes, no tengo ayuda del Estado y se me complica mucho", manifestó en declaraciones a Canal 7.
Sin embargo, no bajará los brazos. "Hay que armarse de fuerza y seguir nomás. No vamos a dejar de asistir a las familias y a los chicos que vienen todos los días acá". agregó la mujer. Y su esposo Julio Sanhueza advirtió: "Vienen del barrio a cualquier hora, con mucha hambre; y tratamos de ayudarlos de alguna manera".
El incendio se desató en la tarde del miércoles, de manera accidental. "Nos descuidamos", dijo Julio. Y en diálogo con LMNeuquén contó lo sucedido: "Mi hijo más grande dejó el encendedor en la mesada. Luego fue el bebé de la casa -de 3 años- y lo agarró. Soplaba el encendedor como una velita. Le quiso cantar el feliz cumple al gatito y prendió fuego la cuchita. Ardió eso y una cortina, y al ser de nylon y madera la casa, se quemó por completo. Yo quise entrar, pero el fuego no me dejó. Quedó derribada la casa".
"Como siempre festejamos en la escuelita de fútbol, prende velitas para los chicos. Pobrecito, al prenderse fuego la camita del gatito, encendió toda la casa y el comedor", agregó Olga.
Cómo podés ayudar
El escenario era desolador. Todo quedó reducido a escombros y cenizas. Apenas asomaba el esqueleto de lo que fue la bicicleta de su hijo de 13 años. Con mucha pena, Olga contó que era la primera que tenía. La había armado muy de a poco con lo que fue encontrando en el basural. El fuego la destruyó, y esta mamá desconsolada no paraba de pedirle perdón a su hijito. "Yo nunca supe que se iba a prender fuego el comedor", decía.
Las personas que puedan ayudar a esta familia de cartoneros a levantar su casa y el comedor donde asisten a más de 100 chicos pueden comunicarse al 2995 88-8414. Necesitan de todo. Desde frazadas hasta ropa y calzado para los chicos. También ollas y utensilios para servir la leche a los niños que asisten.
Tienen una hija de 19 años, un varón de 17, dos nenas de 15 y 16, dos nenes de 12 y 7, y el bebé de la casa, de 3 años. Para ellos necesitan calzado masculino en talles 43, 40, 31 y 26; y femenino, talles 38 y 37. También ropa y útiles. "Se les quemaron las mochilas por completo", indicó Julio.
"Me dicen que cierre, pero yo no voy a cerrar. Necesitamos seis tirantes de 4,5 metros, una puerta, tres ventanas y una bolsa de cemento. Tampoco tengo ollas para servirles la leche, el mate casero y el pan casero a los chicos. No tengo nada. Así que por ahí les pido si pueden donar una olla grande", precisó Olga. Todo será bienvenido.
En el lugar también funciona una escuelita de fútbol para sacar a los chicos del basural y de la casa. "Hacemos deporte comunitario. Es otra forma de ayudar a nuestros vecinos", cerró Olga.
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