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Nelly, la motera callejera que mantiene viva una tradición ancestral en la región

Una señora vende el tradicional alimento de trigo en el centro cipoleño. Heredó la receta de su madre y su abuela. Asegura que es muy bueno para la salud.

Habla con un tono de voz pausado y apenas perceptible, pero que de todos modos permite adivinar su acento chileno. “Motecito fresquito…”, ofrece a los clientes que entran y salen del supermercado La Anónima del centro de Cipolletti. Se sienta en un banco de plástico, afirmada en su bastón, y frente a ella pone una conservadora de plástico con varias bolsitas con un grano amarillo.

“Es bueno para bajar la acidez y cuando no puede ir de cuerpo”, asegura Nelly con cadencia de abuela. Habla del mote, un alimento ancestral que se prepara con trigo cocido en agua y ceniza y que ella confecciona de manera artesanal como lo hacía su madre y su abuela, de quienes heredó la técnica y sus secretos.

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Su presencia habitual en la vereda del concurrido autoservicio revela que el producto tiene éxito. Dice que hay mucha gente que consume mote, aunque no tanta como antes.

Y surge la pregunta: ¿Es una comida, un postre?. “Lo que quiera y a cualquier hora. Es muy rico. Se puede comer con agua fresquita y azúcar, con leche o en un guiso con carne y papitas”, sostiene e insiste en que favorece al metabolismo cuando se padece de estreñimiento.

Nely, la motera 2.jpg

Es muy conocida también la combinación “mote con huesillo”, en el que se agrega duraznos deshidratados (orejones), lo que le da un toque de frescura.

“Como dijo Mendoza, uno lo asusta y otro la goza”, agrega con una carcajada tímida.

Nelly, cuyo apellido mencionó con un balbuceo difícil de entender, nació Renaico, una población ubicada a unos 150 kilómetros al norte de Temuco, en el vecino país. Hace muchos años que se vino a la región y nunca olvidó la tradición de cocinar mote para compartir con la familia y también como recurso laboral. Vive en un lugar entre Cinco Saltos y Cipolletti, donde tiene el equipamiento necesario para la elaboración, porque no es para nada sencillo y requiere seguir pasos bien definidos.

Primero se hierve el grano en agua y luego se le agrega ceniza de leña que hay que hacer previamente, un paso clave porque su composición -llamada lejía- ayuda a desprender la piel del trigo. Después se pela a mano las que mantuvieron su cobertura para posteriormente lavar todo el contenido con abundante agua para darle nuevo una nueva cocción. Finalmente se escurre y queda listo para ser consumido. Es es la técnica que utiliza Nely, aunque hay otras variantes según la zona.

El carrito que sonaba a redoblante

Hace muchos años andaba por las calles de Cipolletti un vendedor ambulante de mote que empujaba un carrito con ruedas de bicicleta que cuando lo arrastraba chocándolo contra el piso sonaba como el redoble de una marcha militar. Era un hombre mayor y muy simpático que tenía clientes fijos, por lo que pasaba por sus casas y se hacía anunciar con su característico sonido sin necesidad de gritar su oferta.

Para los chicos de entonces era divertido verlo pasar y escucharlo, ya que se prestaba a ejecutar el redoble cuando se lo pedía y hasta se improvisaban desfiles al ritmo del "tratatan tan ta tan".

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