Tuvo que cerrar su bar y se reinventó con barras móviles para contagiar el amor por la coctelería
Ofrece tragos de autor y recetas diseñadas con cada cliente. Su historia, del delivery al bar, y del bar a las fiestas privadas.
Cuando dio las últimas dos vueltas de llave para cerrar para siempre su bar sobre calle Belgrano, Fernando Pereyra se sintió dolido, pero no derrotado. Con un entusiasmo intacto por contagiar el amor por la coctelería de autor, decidió reinventarse de nuevo con otra propuesta: hoy, su proyecto de barras móviles avanza a paso firme para ofrecer tragos de calidad en fiestas y eventos de la zona.
"El paso de las barras móviles fue una oportunidad para no rendirnos", dijo el barman a LMNeuquén. "Fue doloroso porque veníamos del cierre de nuestro primer bar, donde lo que quisimos mostrar no llegó de la forma en la que esperábamos", dijo sobre la difícil decisión de cerrar Casa Cóctel, un refugio para los fanáticos de la coctelería premium.
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Su futuro profesional parecía ubicarse, en realidad, al principio de su historia. Con un claro espíritu luchador, había atravesado la pandemia de coronavirus ofreciendo tragos de autor envasados al vacío para evocar la experiencia de un bar en el encierro obligado de la cuarentena. Y hoy, las barras móviles le permiten recuperar esa esencia: una mezcla entre la intimidad de un hogar o una fiesta privada con los sabores refinados que salen de su coctelera.
"De alguna forma fue motivador poner la cabeza en mejorar y ofrecer un servicio de barras profesional, dedicado, y la oportunidad también de seguir mostrando nuestro tipo de coctelería de origen regional", relató Fernando, que hoy ofrece sus creaciones en barras que montan especialmente en casamientos, cumpleaños de 15 o eventos corporativos.
"Volver a hacer foco en los insumos que nos brinda la región fue empezar a crear un estilo propio, experimentar con la materia prima fresca, poder sacarle provecho y ofrecerlos en forma de cócteles es la razón por la cual trabajamos para mejorar y ofrecer esa experiencia, es una forma también de conocer un poquito más sobre la región en la que vivimos y las vastas oportunidades que nos ofrece", explicó.
Las barras móviles: coctelería refinada en fiestas privadas
A diferencia de las propuestas masivas de otros espacios gastronómicos, la coctelería de autor busca que los clientes degusten cada trago para descubrir las sutilezas de los ingredientes frescos seleccionados para cada preparación. Según el bartender, el paladar de los neuquinos ganó en sofisticación, aunque aún suele ser difícil insertarse en un mercado en el que triunfan otras propuestas más industrializadas.
"Cuando se comunican con nosotros, generalmente nuestro clientes buscan algo diferente, un equilibrio entre cócteles clásicos y sabores nuevos, que generen distinción", dijo y agregó: "Poder planificar y crear junto al cliente lo que espera del servicio, nos ayuda a trabajar en los detalles, como el desarrollo de cócteles personalizados, por ejemplo".
"Esa versatilidad de poder personalizar, hace que lleguemos a montar un bar movible tanto en eventos corporativos, bodas, y XV años, como también disfrutarlo en tu quincho o patio de casa", dijo y agregó que su menú puede oscilar entre barras de jugos naturales sin alcohol, coctelería de autor o propuestas más tradicionales.
"Las personas se acercan muchas veces por lo tradicional, opciones como el gin tonic, o Fernet, que son cócteles que más familiarizados están, pero luego les dan paso a probar cocteles nuevos con rosa mosqueta, frambuesa, pera, entre otros, lo que termina siendo un éxito", afirmó.
"También es clave poder guiar a nuestro cliente para ayudarlo en la selección de lo que va a tomar, por ejemplo, en esta época, siempre sugerimos cócteles de perfiles refrescantes, aromáticos y de baja graduación alcohólica", aseguró.
Del boom de la cerveza a los tragos elaborados
Aunque la cerveza artesanal parecía haber copado el mercado de las bebidas alcohólicas y la nocturnidad en toda la región, finalmente la espuma bajó. Y aunque muchas cervecerías persisten para los que siguen fieles al consumo de esta bebida, también se abrió el abanico para los que prefieren indagar en otras opciones.
A los tragos tradicionales, como el fernet o el gin tonic, se sumaron opciones más vintage, que retoman la coctelería más tradicional. La sangría o el vermouth recuperaron terreno después de varios años de olvido, pero también dieron paso a paladares más abiertos a los nuevos sabores y, sobre todo, a las materias primas de calidad.
"Queremos seguir desarrollando la coctelería regional, que es nuestra impronta, nuestro sello de identidad, y una forma de representar lo nuestro", aseguró Fernando, que ofrece tragos con ingredientes de la zona como su sello distintivo.
Tal como ocurrió con la cerveza artesanal, los neuquinos fueron sofisticando su paladar hasta reconocer diferentes estilos de cerveza y las graduaciones de alcohol o amargor en cada presentación. "Como toda moda, cuando fue el boom de la cerveza artesanal, Neuquén se llenó de cervecerías", dijo y agregó: "Muchas fueron quedando por el camino pero eso significa que las que permanecen son las más aceptadas y las que tienen mejor calidad".
Así como la clientela fue depurando la propagación de cervecerías, los fanáticos del gin tonic, o el vermouth van priorizando las bebidas que proponen algo nuevo y que logran perfeccionar una receta sin dejar de lado la calidad. "Va a pasar lo mismo con el vermouth, va a pasar la tendencia pero van a quedar las marcas más consolidadas y así, el cliente sigue abriendo su paladar", afirmó.
"Si miramos la historia de la cerveza artesanal, vemos que hoy tenemos más y mejores cervezas que hace 15 años, cuando todavía no era una moda", dijo sobre la escena neuquina, en donde los consumidores tienen un rol fundamental para posicionar las bebidas y garantizar su supervivencia, ahora en un contexto de más información y diversidad.
Su primera propuesta: los tragos envasados al vacío
En plena pandemia de coronavirus, muchos neuquinos reemplazaron sus salidas a los bares o restaurantes por experiencias más gourmet en su casa. Así, buscaban que el encierro forzado por medidas sanitarias se hiciera más placentero, al menos para el paladar, por lo que algunos se animaron a cocinar platos elaborados o salían de la rutina con una bebida especial.
Al calor de esa tendencia creció Casa Cóctel, la propuesta de tragos envasados al vacío de Fernando, que ofrecía cócteles listos para consumir, como en un bar pero a través de los repartos a domicilio.
La demanda creciente de tragos de sabores sofisticados lo llevó a convertir Casa Cóctel en un bar, que atendió a la clientela en un local de calle Belgrano. Si bien las cosas no resultaron como esperaba, el emprendedor logró transformar el duelo por el cierre del negocio en el combustible para desarrollar una nueva actividad económica, siempre atada a su vocación por la coctelería.
Reinvenciones constantes
Fernando ya parece acostumbrado a reinventarse. Y aunque ya parece haber comprobado la calidad de sus tragos de autor, también aseguró que la coctelería es un universo donde es imposible quedarse quieto. "Hay que seguir mejorando y estar a la vanguardia todo el tiempo", dijo sobre un mercado dinámico en donde siempre aparecen nuevos gustos, tendencias y también productos para mezclar.
Su objetivo, para el futuro, es abrirse camino también en Buenos Aires. Para los bartenders, llegar a los locales gastronómicos porteños es el equivalente a jugar en las grandes ligas. La hazaña exige una gran dosis de preparación, pero es también una oportunidad para introducir sabores e ingredientes neuquinos para un público más masivo.
"Buscamos nuevos desafíos que nos ayuden a operar en ambas ciudades y poder llevar no sólo nuestro trabajo si no también el de muchos productores locales, a lo más alto de la coctelería", afirmó.
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