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¡Grande Pa! Bombero héroe no se jubila por el sueño de trabajar con su hija

Ariel Ancan, un emblema del Cuartel cipoleño que a la vez se gana la vida como tachero. Hechos escalofriantes en los que intervino y la historia de este ejemplo de vocación, dedicación y generosidad. Y el gran anhelo que lo moviliza.

“Lo hacemos de corazón, por eso somos tan poco”, reflexiona Ariel Ancan -46 años- en medio de los saludos y agradecimientos recibidos por el Día del Bombero Voluntario.

Se trata de un histórico del Cuartel cipoleño que vivió las más fuertes y escalofriantes experiencias, que arriesga todo por la comunidad, que es un ejemplo de dedicación, generosidad y vocación de servicio, que duerme escasas horas pues el mango a la vez se lo gana manejando un taxi…

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El padre de 4 mujeres que hoy podría estar más relajado ya que posee los años suficientes para jubilarse pero que sin embargo continúa en funciones porque le gusta “ayudar al otro” y la incomparable adrenalina de manejar el autobomba, aunque es un gran sueño el que lo moviliza y motiva a seguir con ese fuego sagrado a esta altura del partido...

“Al salir de casa no sabés si volvés. Invertimos mucho tiempo y esfuerzo acá, otros prefieren estar con su familia, un buen descanso… Nosotros venimos, nos capacitarnos, le ponemos el cuerpo a los incendios, hacemos guardia nocturnas”, comenta este cipoleño héroe que se incorporó a la entidad en 1996 de la mano de su hermano, ya retirado.

Dia del bombero voluntario cipolletti.mp4

El también podría gozar de la merecida jubilación tras 25 años ininterrumpidos de servicio -los cumplió en 2021-, pero continúa allí firme porque “sueño con trabajar junto a mi hija Milagros, de 13 años, que está cursando en Cadetes, la voy a esperar a mi futura colega para salir juntos cuando la ciudad nos necesite”.

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Consultado si como padre no le genera temores teniendo en cuenta los altos riesgos del oficio, admite: “Da miedo, seguro. Pero también es un orgullo. Me deja más tranquilo el tema de la formación, el estudio, la preparación que le damos en la institución. Cuando se abrió la inscripción yo no le quise preguntar para que no se sienta obligada ni presionada, le consultó su madre y ella decidió entrar. Le gusta, le encanta, deja un montón de cosas de lado para aprender”. María Victoria -26-, Alma -10- y Valentina -5- son sus otros soles.

Las experiencias más duras y traumáticas

“Fueron varias.Cuando recién entré me tocó ir a un accidente y vi una persona decapitada. Después, justo a poco de ser papá, tuve que ir a buscar un feto a un canal, en la compuerta. Me tuve que meter al agua de noche, lamentablemente lo habían tirado allí”, confiesa en un estremecedor relato.

Y por supuesto que combatiendo a las llamas también padeció. “Recuerdo que atrás del Mapú hubo un incendio en una vivienda y mientras removíamos los pedazos de una casa de madera, encontramos a 3 personas calcinadas”, lamenta.

Sobre jornadas arduas, pone bien arriba en el ranking el “incendio del Rosauer, 36 horas corrida trabajando. Y más reciente, el de la papelera, estuve trabajando 17 horas. También, el año que nevó, aplacamos el fuego de un departamento en la calle Villegas. Cuando falta personal, más allá de manejar, me meto a apagar el fuego sin dramas”, repasa este laburante de mil batallas.

Su trabajo de taxista

“No nos alcanzan las horas del día a nosotros. Como acá no cobramos nada, trabajo también de chofer de taxi (En Radio Taxi Cipolletti). Y a la vez hay que cumplir con la familia, nos perdemos muchas cosas, hay cumpleaños que pasamos por alto y en las fiestas a veces traemos a nuestros seres queridos al Cuartel para que brindemos un rato y luego se vuelven y uno queda acá al servicio de la comunidad. Si no tenés vocación, no podés trabajar acá”, explica acerca del enorme esfuerzo.

El estrés y los peligros de manejar el autobomba

Cuando conduce el vehículo de los bomberos, lo hace en medio de una urgencia ó emergencia. En segundos pueden salvar vidas y evitar destrucciones de viviendas. Son minutos de suma tensión y adrenalina. A pura velocidad, también debe convivir con los riesgos y la falta de empatía de muchos automovilistas que tornan más complicado el tránsito.

“Por ahí tenés que frenar y con el peso que carga no podés clavar los frenos… Me ha tocado ir a un incendio de vivienda por calle 9 de julio, casi 25 e mayo, manejando un camión cisterna de 13000 litros y pasó una camioneta Ranger despacio, no escuchó la sirena. Lo tuve que esquivar, no fue tragedia de milagro, hay gente -no todos- que maneja muy distraída”, se queja con razón.

Y si bien en una fecha como hoy llueven los elogios, en otros momentos reciben críticas que considera injustas.

“Dicen que llegamos siempre tarde pero no entienden que también trabajamos para vivir o subsistir en otro lado, no estamos en el cuartel siempre, a la noche sí porque hacemos guardia. Pero en el día somos personas normales, si bien estamos al pie del cañón para cuando nos necesiten”, argumenta.

También asumen riesgos por las reiteradas quemas del Basural. “Nos complica, no sabemos qué se quema, es humo tóxico y hay de todo allí. Mucho riesgo en la fase respiratoria”, agrega.

Por último, resume qué representa para él ser Bombero. “Es una pasión que no se puede explicar, estás molido del cansancio, pero tocan la sirena y salís, no te importa si comiste, si tomaste agua, vos salís lo más rápido posible y con todas las ganas de ayudar al vecino”.

Ariel Ancan, el bombero héroe, el hombre de los Milagros… ¡Grande Pa!

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