Después, en el 2015, se produjo un segundo hecho en las instalaciones de Zanellato mediante el método boquetero y la Policía volvió a poner los ojos sobre Forno. A partir de ahí arrancó el seguimiento con escuchas telefónicas y los investigadores pudieron establecer un supuesto nexo entre Forno y el resto de los integrantes de la banda.
Otro atraco que movilizó y generó distintas hipótesis de trabajo fue el asalto a la familia Zanellato, en el barrio Capellán, el 21 de octubre de 2015. En este caso, los delincuentes se habían disfrazado de carteros, un modus operandi que se había utilizado en un viejo hecho.
Más allá de los testimonios de los efectivos policiales, será fundamental el aporte de los peritos y el análisis de las escuchas telefónicas donde se señala que Forno daba órdenes y ajustaba los detalles de los atracos en casas de particulares y empresas.
El año pasado, la fiscalía buscó concretar pericias tendientes a probar que el presunto cabecilla es quien habla en las grabaciones tomadas con equipos tecnológicos policiales, pero se encontraron con una rotunda negativa de Forno a que le tomen registros de su voz.
El proceso oral se reanudará hoy con la participación de más testigos.
Las partes, con dientes apretados
Al igual que en instancias anteriores, hubo un chisporroteo entre los defensores y los representantes del Ministerio Público Fiscal debido a la exhibición de un material de Power Point. Esta metodología no es nueva y les sirve a los acusadores para simplificar sus exposiciones; sin embargo, los abogados de los acusados se encargaron de advertir que no se puede incorporar como prueba.
El juicio oral que se está llevando a cabo en los tribunales cipoleños contempla múltiples audiencias, que se extenderán hasta diciembre. La semana que viene fueron programados tres encuentros.