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Una de las voces de la radio: Adela Bausela

Fue locutora de LU5 y LU19 y tiene una larga trayectoria de militancia.

Cuando comenzamos a analizar las historias de vida que dejaron sus huellas en las emisoras pioneras LU5 y LU19, fuimos conscientes de que iban a darnos elementos que nos permitirían reconstruir su trayectoria en el Alto Valle y el país. Es el valor de la historia oral: nos impulsa a abordar el pasado reciente.

Adela Haydee Bausela nació en General Madariaga, provincia de Buenos Aires, el 12 de diciembre de 1954. Transcurrió su infancia y adolescencia en esa ciudad, donde cursó los estudios primarios y secundarios, hasta que en los primeros años de la década del 70 se trasladó a Mar del Plata, donde estudió hasta tercer año de la Licenciatura en Ciencias Turísticas.

Como fiel representante de una juventud apasionada y luchadora, Adela, militante peronista, fue la fundadora de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) en Madariaga y de la JUP (Juventud Universitaria Peronista) en Mar del Plata.

Los primeros pasos como locutora los hizo en Madariaga ya que fue corresponsal de un programa de LU9 de Mar del Plata que conducía Eduardo Zanolli. Su trabajo consistía en enviar comentarios de la juventud de la época y el lugar, a través del teléfono, al programa Sonido 72 (el número cambiaba de acuerdo con el año en que se transmitía), y estudiantinas. Cuando fue a estudiar a Mar del Plata comenzó a trabajar en “vivo”.

“Mi gran sueño era irme a estudiar a Buenos Aires al ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica)” enfatizó Adela.

Su arribo al Valle

Adela conoció a Carlos Galán un verano en Madariaga, se casaron y vinieron a la región. Carlos era de Ayacucho, también provincia de Buenos Aires, y trabajaba en la costa, en Pinamar, como decorador, aunque más tarde incursionó en la política.

Inmediatamente después se vinieron a Zapala porque su esposo tenía trabajo en una empresa, pero impresionados por el viento, el frío y la nieve, él rechazó la oferta y se asentaron en la capital neuquina, en Belgrano al 3000.

“Se abrió un concurso para locutores en la emisora de Cipolletti, LU19, pues no había locutores con título. Me presenté, Edgardo Linares estaba en la emisora, hacía un programa llamado A solas con mis tangos, gané el concurso y comencé a trabajar allí. Aunque estuve solamente tres meses pues era muy difícil por el traslado, iba en el colectivo Alto Valle. Fue así que el destino quiso que una locutora de la noche llamada Hilda López, que hacía el programa La luna en la almohada (programa que también se emitió en LU5), escuchara mi voz, un día que se cortó la luz, y me dijo: ‘Nena, qué pedazo de vos tenés. ¿Por qué no te vas a LU 5? Tengo un amigo’. Tomó un papelito y escribió ´Osvaldo Arabarco´, que era jefe de locutores”.

Al otro día lo fue a ver, la probaron y la tomaron, en tiempos de la intervención de la radio a cargo de Jacinto Parodi.

Es así que, en 1976, cuando apenas tenía 21 años, comenzó a trabajar en la radio, en el turno mañana, con Agustín Orejas, Magda Byrne y Ana María Lambert. Carlos Galán también trabajó como operador en LU 5.

“Eran grandes maestros”, nos contó: todos los días ensayaban el lenguaje, el vocabulario y el tono de voz en un cuarto en la emisora. Practicaban continuamente. A partir de este momento, fueron 21 años continuados trabajando en la radio, hasta 1997. “Hice de todo, hasta locución en partidos de básquet y carreras de automovilismo, pues reemplacé al locutor que debía hacerlo”.

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Adela en la emisora.

Adela en la emisora.

Programas inolvidables

Uno de sus grandes programas fue Los inmortales que había iniciado Arabarco, y que continuó ella. El libro de este prestigioso programa era de don Miguel Ángel Pailelleo; transmitía música clásica, arte, pintura, literatura. Ganaron el premio OTI de Radiodifusión en la década del ‘80. Recordó que trabajó con el locutor Hugo Díaz en el programa Mañanísima para llevarla luego a Canal 7 en el programa Con Ustedes, en el que hacía reportajes a los artistas.

“Trabajé con Raúl Valladares en su programa Damas y caballeros, que hacía junto con Pepe Ramos Paz. Estuve al aire con Veinte Navidades y Veinte Fines de Años: iba con mi familia a recibir el año y a brindar.

Se emocionó y detalló que sus oyentes le recordaban que pasó muchas Navidades en casa de ellos.

“Por eso éramos tan conocidos, porque la radio llegaba a todos los hogares”.

Trabajó con Aníbal Forcada, con Silvia Salgado en un programa producido por Abraham Thomé. Además, estuvo haciendo durante ocho años un programa a la mañana con José Luis D’Atri.

Cocondujo con Arabarco y Enrique Pinti, durante dos horas, en 1993: “Fue un lujo, nada de malas palabras”.

En la década del ’90 dictó talleres de locución, y durante diez años trabajó como Locutora Nacional.

Realizó otros recordados programas con Tito del Vó y con Marcelo Pérez Lizaso, con Mario Cippitelli. Cuando llegó a la provincia don Osvaldo Malbrán y Clelia Valmer, también transmitió en su compañía. “Nos hicimos muy amigas con Clelia” recordó. Fue jefa de locutores por siete años.

El título de locutora

Su pasión fue siempre la radio. Por ello tuvo la oportunidad en el año 1982 de rendir, como alumna externa, en el ISER junto con grandes compañeros como Arabarco y Carmen San Martín. Obtuvieron la matrícula y el carnet de locutores.

Así cumplió su gran sueño, y al rendir en Buenos Aires, con los compañeros nombrados, hicieron un brillante papel.

Franco Bagnato visitó en una oportunidad a la zona, y trabajó en LU19 mucho tiempo: Bagnato había dicho que “su sueño era tener a Adela y a Clelia como locutoras”. “Hacíamos todas las transmisiones en vivo” evoca Adela.

Diario La Mañana del Sur

Así se llamaba el diario cuando Adela trabajó en el Servicio Fono Sur, que “era un 0600 en el que salía mi voz grabada con títulos del diario, el estado del tiempo, el horóscopo, desarrollo de noticias, números de la quiniela que podían consultar los usuarios”. Grabó esto durante cuatro años por la noche.

Cuando se abrió Canal 10 en General Roca trabajó en la agencia Orión, de Daniel Barsotelli, para hacer los noticieros: los grababa en Neuquén.

Cuando a fines de la década del ‘90 Adela consideró que su etapa en LU5 estaba cumplida, se retiró. Pasaron unos meses y surgió la posibilidad de hacer un programa con Ricardo di Luca, en LU19, con el que había trabajado en LU5.

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Lindolfo Inostroza, Peteco Carabajal y Adela Bausela.

Lindolfo Inostroza, Peteco Carabajal y Adela Bausela.

Delegada del Comfer

Entre 2001 y 2002 ejerció un cargo nacional: fue Delegada del Comité Federal de Radiodifusión, nombrada por Decreto del Presidente de la Nación.

Otra tarea ejercida fue en el Departamento de Prensa de Plottier, en la Municipalidad con el Dr. Gallia.

Recuerda que fue compañera de Lindolfo Inostroza en la animación de fiestas provinciales.

Además de todo lo mencionado, Adela tenía en LU19 un programa llamado Aquí estoy, que se transmitía los sábados de 16 a 18 hs, y era de interés general.

Dio clases en el Instituto Séneca, donde dictó taller integral de radio (en locución) y en el primer año de Periodismo, donde dictó taller de radio. También trabajó en el departamento de prensa de la Legislatura Provincial, en un bloque político.

Sus hijos son Carlos Javier y Carlos Matías, que le dieron ocho nietos, además de uno en camino. A pesar de haber heredado su buena voz, ellos no se dedicaron a la locución. Adela enviudó en 2007.

“La radio es mi pasión…dejo mis problemas y me entrego con cuerpo y alma a la gente” dice Adela.

Para terminar esta historia, nuestra protagonista evoca una anécdota ocurrida en un consultorio médico, donde una señora al enterarse quién era, se arrodilló y le dijo: ‘A usted le debo la vida de mi hija’, ya que en una campaña solidaria consiguieron el dinero para comprarle la válvula para el corazón de la nena”.

Actualmente Adela tiene 66 años, hace cuatro años que se jubiló como locutora y docente: “He reincidido en el matrimonio; en 2018 me casé con un rionegrino, Raúl Finessi, con el que compartimos ahora la vida”.

Esta fue y continúa siendo, la labor de la radio: la hermandad y solidaridad con los oyentes que día a día se identifican con quienes transmiten y comparten con ellos, largas horas de sus vidas.

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