Empresario minero de la región fue acusado de matar a un hombre de un escopetazo
La Justicia busca determinar si el empresario mató a la víctima cuando fue a llevarse chapas de la propiedad del productor minero, en la barda norte de Allen.
Es el dueño de cientos de hectáreas ubicadas en el norte de Allen, lleva largos años como productor minero y carga en su mochila de vida con un historial de agresiones contra vecinos a los que los atacó por ingresar a su propiedad. Ahora, el empresario allense Hércules Impiccini, fue acusado del homicidio de Andrés Cumilao, otro vecino de la misma ciudad que fue asesinado de un disparo cuando - aparentemente - robaba chapas de un campamento ladrillero del productor minero.
Cumilao fue asesinado de un escopetazo en la noche del 23 de diciembre. Estuvo desaparecido durante algunas horas hasta que su familia le brindó la información de la policía de que se había ausentado para buscar chapas en el campamento del "gringo", como muchos lo conocen a Impiccini. Cumilao nunca regresó a su casa y lo hallaron muerto en cercanías del lugar.
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En los días posteriores al homicidio, la Justicia allanó las propiedades de Impiccini, inclusive su vivienda familiar de la calle Mariani. Como resultado del procedimiento la policía secuestró distintos elementos, armas y municiones.
Este lunes y en los tribunales de General Roca la fiscal, Julieta Villa, y los abogados querellantes Marcelo Hertzriken Velazco y Joaquín Hertzriken Catena, expusieron la teoría que sostiene la acusación. Que fue el propio Impiccini quien descubrió a Cumilao llevándose las chapas y lo mató de un escopetazo.
Acompañado por su abogado, Impiccini escuchó con atención la formulación de cargos en su contra. La investigación judicial llevó más de nueve meses. Hubo pericias sobre las armas secuestradas a cargo de especialistas que demoraron mucho tiempo en brinda los resultados y análisis técnicos del área de telecomunicaciones de la Justicia se encargó de rastrear las llamadas del celular del acusado.
La Fiscalía y la querella tienen una serie de pruebas que serán presentadas ante el tribunal para intentar demostrar la autoría del crimen en la figura del empresario minero. Una escopeta con un cartucho servido, testimonios y el informe de la ubicación del celular de Impiccini como así también un entrecruzamiento de llamadas, son algunos de los elementos que complicarían al empresario minero.
Un empresario polémico, rodeado de denuncias
Hércules Impiccini tiene en Allen un largo historial de agresiones denunciadas por vecinos y hasta por funcionarios municipales. En más de una oportunidad lo acusaron del delito de abuso de armas, porque corrió a tiros a personas que ingresaban en su propiedad, en la barda norte. Bloqueó caminos con enormes bloques de cemento y escombros para que nadie pase por picadas y hasta algunos ciclistas que realizan Mountain Bike lo han acusado de "sembrar" hierros y miguelitos en senderos de la barda norte para correrlos del lugar. También fue denunciado por obreros de empresas ligadas a los hidrocarburos por amenazas y tuvo problemas con el Aeroclub Allen cuando se realizaba el tendido de cables que llevaría energía a esa institución.
Uno de los episodios más resonantes que lo tuvo a Impiccini como protagonista ocurrió hace más de 15 años cuando le advirtió a Maruca, una reconocida vecina de la barda norte de Allen, que derribaría a fuerza de una pala cargadora, su comedor comunitario. Impiccini aseguraba que esas tierras donde funcionada el comedor le pertenecían y luego de una disputa judicial, el municipio terminó expropiando una parcela de ese sector para salvar el comedor y evitar que la violencia siga creciendo por el conflicto de tierras.
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