El ladrón que amenazó a menores y robó un auto va un año y medio preso
Se había apoderado de un Toyota que su dueña estacionó en Moreno y San Luis, cuando bajó a comprar a una verdulería. El delincuente admitió su culpa en un juicio abreviado. Le sumaron un robo de bicicletas.
El delincuente que robó un auto tras amenazar y hacer bajar a tres menores que estaban en su interior fue condenado a un año y medio de prisión de cumplimiento obligatorio.
La pena surgió en un juicio abreviado en el que Pablo David Figueroa -de 23 años- aceptó su culpabilidad, como también la unificación de otra causa iniciada por apoderarse de dos bicicletas en Cinco Saltos y una tercera impuesta por la Justicia neuquina a un año y medio de cárcel en suspenso por un intento de robo simple.
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El caso del auto tuvo ribetes dramáticos. Se registró el 24 de abril de este año en inmediaciones de la esquina de Mariano Moreno y San Luis de Cipolletti, donde una mujer estacionó su Toyota Corolla y bajó a comprar a un puesto de verduras que funciona en ese sector.
En el interior del rodado, que quedó con las llaves puestas, habían quedado su hijo de 13 años en el asiento del acompañante y en el de atrás su otro hijo de 16 junto a su novia de la misma edad.
Pero en ese momento apareció Figueroa, quien abrió la puerta del lado del volante y se subió al auto, “intimidando a los tres menores” para que se bajaran y escapó a toda velocidad, aunque fue atrapado pocos minutos después por policías de distintas unidades tras una persecución en Saavedra y San Luis.
En la maniobra uno de los chicos fue arrastrado unos metros y sufrió un golpe en una mano con la puerta del rodado.
Figueroa fue imputado por los delitos de “hurto de vehículo dejado en la vía pública en concurso real con robo”, y quedó en prisión preventiva.
Acuerdo de juicio abreviado
Iba a juicio y en la audiencia de control de acusación, previo al debate, realizada semanas atrás, la Fiscalía representada por Diego Vázquez y el defensor Oficial Sebastián Nolivo comunicaron que habían llegado a un acuerdo para cerrar la causa en un proceso abreviado con la unificación de penas.
El acusado aceptó todo, lo que dejó en claro que asumía su culpa. Pidió, a través de su abogado, cumplir el castigo en el Establecimiento de Ejecución Penal (EEP) 5 de Cipolletti, “por razones de acercamiento familiar”.
Los damnificados, tanto la dueña del auto como el de las bicicletas, también avalaron la resolución.
El juez Guillermo Merlo aprobó el acuerdo y dictó el fallo en los términos consensuados por las partes. Sostuvo que además de la confesión de Figueroa, contaban con elementos de prueba que lo incriminaban en ambos casos, como el testimonio de los damnificados y los efectivos policiales que participaron en los operativos de detención.
En cuanto al pedido de quedar en el EEP 5, el magistrado señaló en el fallo que lo deberá definir el Servicio Penitenciario Provincial, aunque envió una nota en el que plantea que, en caso de ser posible, se acceda al requerimiento del condenado.
Una persecución de película
El robo del auto generó un impresionante despliegue policial para dar con el delincuente. Ni bien lo advirtió, la damnificada alertó el hecho al número de emergencias (911), por lo que de inmediato la fuerza de seguridad montó un operativo cerrojo con la participación de distintas unidades para recuperar el rodado y atrapar al autor.
Para esto tenían una descripción de la ropa que vestía y también las características físicas más notables del bandido: flaco y de barba.
Minutos después efectivos de la Comisaría 32 vieron pasar al rodado a toda velocidad por la calle Mengelle, por lo que salieron en su búsqueda, generando una persecución por calles del barrio Del Trabajo y del Filipuzzi.
Con varios patrulleros detrás, el conductor tomó nuevamente por Moreno en dirección a la Ruta Nacional 151, pero llegar a las vías y notar que estaba cercado, se metió por el terraplén hacia la derecha, donde se bajó del auto y escapó corriendo hasta perderse en la oscuridad.
Pero no fue muy lejos, porque lo siguieron buscando por todo el sector, hasta que un móvil del Cuerpo de Seguridad Vial que se había sumado al procedimiento detectó a un sujeto que caminaba en forma rauda por la calle San Luis, y lo interceptaron para identificarlo.
No solo coincidía la indumentaria, como también la barba su cuerpo delgado, sino que también notaron que se encontraba agitado y transpirado, como si hubiese corrido. Como si fuera poco, entre sus pertenencias encontraron dos teléfonos celulares: uno era de la víctima.
Fuentes policiales informaron en ese entonces que Figueroa, de 23 años, se domicilia en el barrio Alma Fuerte II de Neuquén capital.
Vecinos de la zona donde ocurrió el robo habían asegurado que era uno de los “trapitos” que suele limpiar los parabrisas de los autos que se tienen que detener en el semáforo de Moreno y San Luis.
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