Déjà vu Las Palmas: los mismos artilugios, nuevos esbirros
Desde hace 20 años repiten el modus operandi: pretenden abrir sin habilitación, denuncian persecución , aprietan funcionarios y presentan amparos.
El boliche Sens no es más que el reflejo de lo que era Las Palmas a principios de este milenio. La imagen que devuelve el espejo permite observar comportamientos que a lo largo de más de 20 años se repiten. Es decir, estas personas están convencidas de que las cosas se hacen a su manera, y esto es así porque en algún momento les funcionó.
El archivo dicen que no lo resiste nadie, y lo que ocurre hoy con Sens tiene su correlato en los mismos artilugios que instrumentó Las Palmas.
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El dueño del predio de la calle Primeros Pobladores al 2000 sigue siendo el oscuro empresario reginense Pedro Nardanone, lo único que cambió es que hace 20 años, al momento de la desaparición forzada de Ávalos, el 14 de junio de 2003, el esbirro era su yerno, Patricio “Pato” Sesnich.
Ahora, ese lugar lo ocupan Nicolás Vaamonde, ex policía y ex custodio de Jorge Sobisch, gobernador al momento de la desaparición del estudiante. El socio de Vaamonde es Mariano Medel, cabecilla de la banda Los Simuladores que participó de millonarias estafas, motivo por el cual hoy es investigado por la Justicia neuquina y la rionegrina.
A lo largo del informe, vamos a repasar el método.
El método en 2003
Desde que la madrugada del 14 de junio de 2003 desapareció Sergio Ávalos en el interior de Las Palmas, el intendente Horacio “Pechi” Quiroga no podía creer que en su territorio se produjera la desaparición de un joven estudiante en tiempos de democracia.
Por ese motivo, puso a su gabinete a trabajar y estar atento a esa situación. El jueves 3 de julio de 2003, el Municipio le quitó la licencia comercial al boliche, por disposición 006, haciendo hincapié en la falta de un estacionamiento.
Aunque usted no lo crea, el boliche abrió el fin de semana siguiente de la desaparición, luego fue inspeccionado por la Policía y la fiscalía, y siguió abriendo hasta que le retiraron la licencia comercial.
El Municipio se encargó de citar a Sesnich, el encargado, para notificarlo.
La estrategia del Pato fue la de un brabucón. Llevó una horda de empleados del boliche que se pararon ante las oficinas de Comercio del Municipio, que estaban frente al ACA, y desde la calle repudiaron el cierre.
Mientras tanto, en el edificio, Sesnich se reunió con el director de Comercio, Fabricio Torrealday. El encargado de Las Palmas hizo toda una puesta en escena de indignación para finalmente pararse e irse sin firmar la notificación, por lo que se tomó a dos testigos y se confeccionó un acta.
No fue para nada inocente el accionar de Sesnich. Las Palmas tenía previsto un recital y si el encargado se daba por notificado, debía suspender la actividad. De esta manera, le quedaba margen para actuar como lo terminó haciendo.
No obstante, el boliche solicitó un permiso provisorio para ver si zafaban y el jueves 17 de julio la Dirección de Comercio le bajó el pulgar definitivamente por lo que las puertas debían permanecer cerradas, pero para Sesnich esa no era una alternativa.
El viernes 18 de julio, desembarcó en Neuquén Daniel Agostini, el bailantero que había ganado visibilidad con el Grupo Sombras, transformándose a fines de 1990 en uno de los grupos más importantes de la movida tropical.
Esa noche, Las Palmas abrió al público sin habilitación. La decisión fue de Nardanone, y Sesnich la llevó adelante con goce.
El subsecretario de Desarrollo Local, Alejandro Vidal, no tuvo que agudizar demasiado el ingenio para saber lo que ocurría, solo bastaba con sintonizar la radio que tenía el boliche. Las Palmas no hizo nada con discreción, todo fue con la ampulosidad de los que se creen intocables.
Vidal en cuerpo y alma –bueno, no fue tan jugado por cuestiones de seguridad–,comprobó el incumplimiento junto con dos testigos. El funcionario lo hizo a un par de cuadras, parado sobre las vías. Además, lo acompañaban otros inspectores y algunos policías.
En ese entonces se optó, con buen tino, por no suspender el evento ni clausurar el local porque todo podría terminar en una suerte de barbarie.
El acta labrada, la 1488, llegó el lunes a manos del juez municipal Jorge López, al que le sobraban argumentos para clausurar el boliche, cosa que se materializó el 19 de julio.
Tras la clausura, lo primero que hicieron desde el boliche fue ponerse en el lugar de víctimas. De hecho, el abogado de Las Palmas, José Manuel Pérez Pijoan, no solo avanzó apelando la decisión de la Justicia de Faltas sino que denunció persecución del Municipio al boliche.
Luego, Sesnich y sus muchachos utilizaron prácticas oscuras, pero no nos apuremos.
El letrado Pérez Pijoan volvió a la carga y le presentó a la jueza Norma Poza un amparo y una serie de documentos que tenían la finalidad de demostrar la supuesta persecución.
En los primeros días de septiembre de 2003, la Justicia ratificó la clausura municipal y descartó la denuncia de Sesnich hacia los funcionarios municipales a los cuales acusó de abuso de poder, arbitrariedad e ilegalidad.
La jueza Julia Buisson de Baggio no aceptó entrar en el juego de Sesnich, que quería obtener la habilitación a fuerza de acusaciones y otros artilugios más.
Entre coimas y aprietes
Los hechos y declaraciones que paso a reproducir son parte de la investigación periodística publicada el 25 de junio de 2022 en este medio, titulada “La sórdida historia del encargado de Las Palmas”.
El ex funcionario municipal que padeció los hechos que se narran brindó su testimonio bajo reserva. Posteriormente, la querella de Ávalos me contactó y consultó si esa fuente podría brindar su relato a la causa federal por la desaparición forzada, delito de lesa humanidad de ejecución continua, es decir que se está cometiendo.
El ex funcionario aceptó declarar ante el juez federal Gustavo Villanueva, la fiscal federal Mariana Querejeta y los abogados querellantes Sergio Heredia y Leandro Aparicio.
Que quede claro: estos dichos que publicó LMC ahora son parte del expediente Ávalos. Realizada la aclaración del caso, continuamos.
En esos días de julio de 2003 donde Sesnich hacía lo que quería, fue a visitar al ex funcionario que estaba a cargo del área de Comercio.
“Puntualmente, trató de coimearnos, lisa y llanamente. Nunca dio valores ni tampoco abrió el portafolio. Cuando sos funcionario, por más que no te digan nada, si te ponen un portafolio arriba del escritorio y te hacen todas las sugerencias del caso, es muy clara la cosa", explicó el hombre a este medio.
"Sabíamos que el tipo era un pesado. Si bien el director de Comercio lo podría haber echado a la mierda y decirle que era un desubicado, actuó de forma muy protocolar y lo sacó de la oficina”, recordó el ex funcionario, que luego pasó a labrar un acta con testigos respecto de lo ocurrido.
"Este tipo (por Sesnich) venía haciendo muchas trapisondas. Le teníamos que andar cambiando los inspectores con frecuencia porque los untaba con mucha facilidad", reconoció el ex funcionario.
Como a Sesnich no le funcionó el intento de soborno al director de Comercio, apostó a implementar otro método no tan sutil. Directamente fueron a la casa del director de Comercio y lo amenazaron.
"En ese entonces, Torrealday alquilaba una casa en calles Elordi y Jujuy, cerca de Casa de Gobierno. Bajaron dos flacos de un vehículo y se pusieron a hablar con él, que tenía un auto a la venta o algo así. No tenían pinta de matones, pero le pegaban en el palo. Estuvieron charlando unos minutos y luego fueron directo al grano y le dijeron que se estaba metiendo en camisa de once varas, pisando intereses complicados, por lo que se tenía que tranquilizar un poquito”, reveló la fuente.
“Recuerdo que como había buena relación con el jefe de la Policía, se le dio aviso y de inmediato le pusieron custodia en la puerta de la casa”, agregó.
Durante un mes estuvo custodiado, al principio por un móvil oficial y después, para no despertar sospechas, por un móvil no identificable.
Así se manejó Las Palmas por ese entonces y todo figura en la causa federal.
El modelo 2023
Cuando uno observa lo que ocurre en la actualidad con el boliche Sens, es como ver una vieja película: se sabe exactamente lo que va a pasar y qué escena continúa. En este boliche, todo es tan burdo como peligroso, dado que los personajes de esta remake tienen vínculos que no presagian nada bueno.
¿Cómo se inicia Sens? Con un comodato firmado en las sombras entre Pedro Nardanone y la sociedad que armó Mariano Medel, que es el que más se maneja en la noche neuquina, y Nicolás Vaamonde, que trabaja en la aseguradora familiar. Este contrato se firmó el 1° de junio de 2022 y se extiende hasta el 31 de mayo de 2025.
Quien conoce a Nardanone sabe que no se desprendería de esa propiedad ni loco, pero tampoco quería aparecer en la sociedad del boliche, por eso se hizo girar la rueda de que había vendido.
Lo cierto es que ya ha quedado claro que el dueño es don Pedro y los nuevos encargados del boliche, Medel y Vaamonde, lugar que supo ocupar Sesnich. Todos los esbirros de Nardanone gozan de las mismas cualidades que él: son soberbios, arrogantes, manipuladores, ambiciosos y pesados.
Con la nueva conformación, vemos que Nardanone se mantiene en las sombras, a sabiendas de que está siendo investigado por la Justicia Federal por la desaparición forzada de Sergio Ávalos.
Con don Pedro detrás de bambalinas, Medel y Vaamonde perfilaban bien para el rol de encargados, pero hubo un contratiempo. Medel cayó en el marco de una investigación por estafas realizada por la Policía neuquina y la fiscalía de Delitos Económicos de Neuquén. Es más, está sindicado como cabecilla de la banda Los Simuladores junto con Ulises Borquez. Ambos cayeron a principios de año por cuatro estafas que rondan el millón de dólares. La Policía hasta recuperó un grupo electrógeno en el interior de Sens.
Asimismo, recientemente, la Justicia rionegrina allanó un predio de Medel y secuestró una máquina en el marco de una investigación por estafa que ronda los 35 millones de pesos.
Ante este contratiempo, Vaamonde terminó siendo el único de los mosqueteros de Sens que podía poner la cara. Tampoco es que Vaamonde brille. Es un ex policía y ex custodio de Jorge Sobisch, gobernador de la provincia al momento de la desaparición de Ávalos, que devino en vendedor de seguros en la empresa familiar de la cual fueron víctimas varios policías.
Pero lo que terminó de definir a Vaamonde fue el anunciar la inauguración del boliche la misma semana en que se cumplían 20 años de la desaparición de Ávalos. Cero tacto social.
Se los dije, sus conductas conllevan comportamientos y eso los define.
Incumplimientos
La inauguración estaba prevista para el 8 de julio y ya habían arrancado con la preventa de entradas vía web. Este periodista ¬–perdón la intromisión–, se encargó de averiguar si en verdad estaba todo en regla para que Sens abriera sus puertas. De hecho, don Asunción Ávalos me preguntó mientras marchaba reclamando justicia a 20 años de la desaparición de su hijo: “¿Es verdad eso que dicen que van a abrir?”
La respuesta no tardó en llegar. El Municipio dejó claro que Sens no contaba con la habilitación y que incluso nunca solicitó los permisos de obra para realizar las refacciones.
Ante esta noticia, Vaamonde salió a dar garantías de que el boliche abriría.
En paralelo, el Ejecutivo remitió al Deliberante el proyecto 8201 que rezaba: “Resulta necesario restringir el uso (en determinada zona o corredores) condicionando algunas actividades comerciales en el corredor delimitado por la calle Primeros Pobladores al norte desde la rotonda de acceso a la ciudad hasta la calle Intendente Linares”.
Si dicho proyecto se aprueba, sobre esa arteria no puede funcionar ningún boliche.
Al cruce de tamaña propuesta, a la sesión del Concejo Deliberante del 29 de junio fue Vaamonde con un nutrido grupo de personas, algunas con vínculos con la actividad narco.
No solo hablaron con los concejales sino que ejercieron presión, como en los viejos tiempos hacía el Pato Sesnich. ¡Vio cómo se parecen!
Lo cierto es que el proyecto pasó a comisiones. No obstante, el boliche seguía sin habilitación comercial y difundiendo la inauguración con el DJ Fer Palacios.
Nardanone y sus esbirros estaban dispuestos a abrir las puertas a la vieja usanza.
Ante este escenario conocido, el Municipio ratificó que Sens no tenía los permisos y “por tal motivo no puede desarrollar ninguna actividad ni evento".
Además, al igual que en el 2003, los notificaron, pero la maniobra de apertura seguía firme.
Ante esta situación, el jueves 6 de julio, la jueza Romina Doglioli, titular del Juzgado de Faltas 2, resolvió clausurar el local y advirtió: "En el caso de llevar a cabo el evento previsto para el día 8 de julio, se informa que la Dirección de Comercio se encuentra facultada a realizar la intervención y clausura, con asistencia de la fuerza pública y áreas municipales correspondientes".
¿Qué se buscó evitar desde el Municipio? Quedar parados en las vías viendo cómo estos personajes se salían con la suya.
Tras colocar las fajas de clausura, minutos después llegó personal de CALF y retiró el medidor, porque la sospecha era clara. “Van a quitar las fajas y van a abrir igual”, confió una fuente.
Clausurado y sin luz, no había chance de que abriera al público, pero de todas formas violaron las fajas y entraron para seguir trabajando. A todos los atributos que reúnen se les puede agregar el ser necios y pesados.
De manual
Del manual 2003 sacaron el siguiente paso a seguir ante la encerrona municipal: salir a protestar y hacerse notar. Y la mejor forma que encontraron de hacerlo fue llevando a los empleados al puente carretero y cortarlo.
El caos vehicular obligó a que la Policía actuara y se les advirtió que si continuaban con la medida, podrían terminar con una causa judicial por el delito que estaban cometiendo (aclaro: siempre es delito cortar las rutas, no solo en este caso).
Después de un rato, se normalizó la circulación entre Neuquén y Cipolletti.
Al ver a estos personajes instigar a estas acciones, solo quedaba a la vista que nada parece haber cambiado en estos 20 años.
“Denuncie persecución y amenace con un amparo”, reza la instrucción siguiente en dicho manual. ¿Y qué hicieron? Presentaron un amparo en la Justicia en el que denunciaron persecución y solicitaron que se obligue al Municipio a habilitar el local.
El amparo fue un acto patoteril, alejado de todo sentido jurídico que tiene dicha acción.
Lo cierto es que la Justicia lo declaró inadmisible y rechazó las absurdas medidas cautelares solicitadas por los abogados de Vaamonde y compañía.
Pero los socios del espanto siguieron operando su manual de prácticas non sanctas y apelaron el amparo.
El absurdo del absurdo cobró forma; tal vez revisando la jurisprudencia argentina no encontremos ni un caso parecido a este.
Lo obvio terminó pasando y les rechazaron la apelación.
En el fallo, los jueces le explicaron a Vaamonde, que es el único mosquetero de Sens que anda poniendo la cara: “De los hechos y de la documental agregada por las partes, no se puede concluir que el accionar del Municipio resulte irrazonable en los términos planteados por la parte actora, no pudiendo vislumbrarse con la claridad propia del proceso de amparo un obrar arbitrario o ilegal. Interpreto que, por el contrario, existen actos, informes, dictámenes y notas en el expediente administrativo, con la intervención de múltiples reparticiones de la Administración que sustentan lo que a la postre fuera la disposición N° 007 que rechazó el pedido”.
Además, le dijeron que no había justificado ni uno de los puntos del amparo, por lo que se generan algunas dudas respecto de la calidad del asesoramiento legal que recibe Sens.
Al final de la resolución, con mucha altura, los jueces le dejaron claro a Vaamonde que él estaba jugando sucio: “Aun antes de obtener la habilitación comercial, comenzó a realizar actos de carácter patrimonial, con la expectativa de que el Municipio le brinde la licencia comercial, asumiendo un riesgo sin tener certeza sobre el cumplimiento de los recaudos exigidos para obtener la concesión de la mentada licencia comercial. Finalmente, juzgó incumplido el brindar argumentos sólidos en relación con la premura que lo motiva a accionar por el carril excepcional elegido", destacaron.
A partir de ahí, los mosqueteros de Sens fueron a la siguiente página del manual y decía: “Hagan las cosas bien”. Esto los enfureció y arrojaron el manual a las vías.
Condenados
Para concluir, esta semana, la Justicia de Faltas dictó sentencia y condenó a Vaamonde y Nardanone por violar la clausura del local. A eso se sumó la carencia de los permisos de obra y la actualización de los planos. La multa que se les impuso es de 2,5 millones de pesos.
Ahora, es de esperar que sigan el normal desarrollo de cualquier emprendimiento y cumplimenten los requisitos que establece la normativa para lograr la habilitación municipal.
A la vista queda que Las Palmas y Sens son parte de un mismo modelo cuyo maestro en las sombras es don Pedro, que supo en un momento negar que Ávalos haya entrado a su local y ahora hasta tuvo el tupé de asegurar que Ávalos no salió de la UNCo. ¡Lo que hace la impunidad!
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