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Morir solo: lo encontraron sin vida en su casa de Caleta Olivia y ningún familiar quiso recibir el cuerpo

Pese a los esfuerzos de la Justicia de Santa Cruz, sus parientes rechazaron hacerse cargo del fallecido, de 63 años, y de los trámites de defunción.

Un vecino de Caleta Olivia vivió sus últimas horas en absoluta soledad y, tras su muerte, quedó expuesto el desamparo en el que se encontraba: ninguno de sus familiares quiso hacerse cargo de su cuerpo, pose a los esfuerzos de las autoridades.

El hallazgo ocurrió la noche del martes 11 de noviembre, minutos antes de las 23, en una vivienda de la calle España, en el barrio Gobernador Gregores de la ciudad del noreste de Santa Cruz, al borde del límite .

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La víctima fue identificada como Jorge Alberto Amengual, de 63 años, quien habría muerto a causa de un paro cardiorrespiratorio.

El episodio se desencadenó cuando un conocido suyo, un vecino de 45 años, intentó contactarlo durante varias horas sin obtener respuesta. La inquietud lo llevó hasta la casa del hombre, donde descubrió un indicio alarmante: la llave estaba colocada del lado de adentro de la puerta. Y allí tampoco había respuesta.

Un celular sonando sin respuesta

Ante esa circunstancia, el preocupado vecino decidió alertar a la Policía de Santa Cruz. Los uniformados llegaron al lugar e intentaron comunicarse telefónicamente con Amengual. Desde el exterior pudieron oír el timbre del celular sonando en el interior de la vivienda, pero nadie atendió. La ausencia de respuesta y de movimiento en la casa motivó el pedido de asistencia a Bomberos, quienes terminaron forzando la entrada.

Al ingresar a la propiedad, los efectivos encontraron a Amengual tendido boca abajo en su cama, ya sin vida. La médica policial que asistió al operativo constató el deceso y estableció de forma preliminar que la causa fue un paro cardiorrespiratorio, sin hallar señales de violencia ni participación de otras personas.

El barrio Gregores, en Caleta Olivia, Santa Cruz
El barrio Gregores, en Caleta Olivia.

El barrio Gregores, en Caleta Olivia.

Después del procedimiento, la Justicia ordenó tomar declaración al hombre que había dado aviso y dispuso una custodia policial en el inmueble mientras se intentaba localizar a los parientes del difunto. Pero lo que siguió sorprendió a todos: durante la madrugada y las horas posteriores, se establecieron diversos contactos con familiares, aunque ninguno aceptó asumir la responsabilidad de retirar el cuerpo, el DNI o el certificado de defunción, ante la perplejidad de las autoridades que los oficiales de justiciua que los contactaban.

Según informó La Opinión Austral, ante esta situación las autoridades prosiguieron con las gestiones necesarias para resolver el destino del cadáver, en el contexto legal que prevé estas situaciones excepcionales, aunque raramente se manifiestan con semejante crudeza y generalmente se dan con personas que no tienen a nadie, no en casos como éste.

Muerte trágica en otra casa de Caleta Olivia

El caso se conoce semanas después de otra tragedia en una vivienda de Caleta Olivia, descubierta en circunstancias similares, por el aviso de una amiga de la víctima que no recibía respuesta a sus mensajes. En este caso, el posterior hallazgo fue hororoso: una joven madre de 35 años y su beba de apenas dos meses yacían sin vida.

El trágico descubrimiento fue realizado por una amiga de la mujer que decidió acercarse al domicilio de la calle Francia, en el barrio René Favaloro, ante la falta de respuestas a los mensajes que había estado enviándole desde el sábado a Wanda Haro, la mamá fallecida.

Según informó la policía, al llegar al inmueble y tras varios minutos de esperar que le abran, la preocupada allegada de la víctima debió romper un vidrio para poder ingresar. Fue entonces cuando se encontró con la trágica escena.

Inmediatamente después, dio aviso a la policía. Al arribar al lugar, efectivos de la División Quinta confirmaron la existencia de dos personas sin signos vitales: una mujer adulta y una beba de pocos meses. El médico de guardia del Hospital Zonal de Caleta Olivia certificó ambos decesos.

Posteriormente, la autopsia determinó que Wanda Haro falleció por insuficiencia cardíaca con paro cardiorrespiratorio, mientras que la pequeña Catalina murió por asfixia accidental, al haber quedado bajo el cuerpo de su madre mientras ambas dormían.

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