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La historia de amor de los jubilados desaparecidos en Chubut: "A ella se la veía ilusionada, feliz"

Una amiga de Juana reveló cómo nació el romance con Pedro y contó que ambos ya habían ido juntos a tomar mate al lugar donde se les perdió el rastro.

A casi un mes de la desaparición de la pareja de jubilados en Chubut, y mientras su búsqueda continúa ya prácticamente con nulas esperanzas de hallarlos con vida, una amiga muy cercana de Juana Morales contó con dolor que la joven relación que mantenía con y Pedro Krieger la tenía “muy feliz, ilusionada”.

A diferencia de las hijas de Juana, que no habían conocido al compañero de su madre, Lydia Estebao siguió todo de muy cerca desde el primer momento.

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Todo comenzó en un baile de jubilados a principios de agosto, en Chubut. Juana y Lydia Estevao habían llevado pizza y torta, como tantas otras veces. Pero ese día fue diferente.

Pedro se acercó con un termo para compartir mate. Era amable, conocido por todos en el lugar y siempre saludado por varias jubiladas. Pero esa tarde se dedicó casi exclusivamente a charlar con Juana. Bailaron hasta el cansancio, según contó la testigo privilegiada de aquel primer encuentro en declaraciones a ADNSUR.

"Cuando volvíamos, le pregunté: '¿Y qué te pareció?' y ella, feliz, me dijo: 'Estoy re contenta'", recordó Lydia. Esa fue la primera vez que su amiga le habló de Pedro.

Desde ese momento, los encuentros de la pareja se multiplicaron. Un día fueron a tomar helado, otro día Juana lo invitó a comer a su casa. Después llegó la noticia que sorprendió a Lydia: habían ido juntos a Rocas Coloradas a tomar mate.

"Yo le dije: '¿Qué? ¿Con él sola?' Pero estaba encantada, me decía: 'Es amoroso, me gusta mucho'. Estaba ilusionada", contó la amiga íntima de la docente jubilada.

También reveló que Juana lo llamaba en broma "mi candidato" cada vez que se lo mencionaba. Y no eran pocas. Para Lydia, él era un hombre respetuoso, tranquilo, que le devolvió la alegría a una mujer generosa y solidaria.

"Juana no desconfiaba de nadie. Para ella, todos eran buenos. Siempre tenía una palabra amable", la definió.

Por eso, a veces Juana no le contaba todo. "Sabía que yo le iba a decir: 'Juanita, tené cuidado'", reconoció Lydia.

Una maestra admirada

Juana, o "Juanita" como todos la llamaban, había dedicado su vida a la docencia. Enseñaba a chicos de primero a tercer grado con una metodología que maravillaba a sus colegas.

"Pasabas por su aula y los chicos que no sabían ni leer ni escribir, a la semana ya estaban leyendo. Y cuando le preguntabas cómo hacía, te decía: 'Ah, son secretos'", relató Lydia con ternura.

Juana Morales y su amiga Lydia, también docente jubilada.
Juana Morales y su amiga Lydia Estevao, también docente jubilada.

Juana Morales y su amiga Lydia Estevao, también docente jubilada.

La amistad entre ambas se había fortalecido especialmente en los últimos dos o tres años, tras la jubilación. Los fines de semana eran sagrados: iban al cine o Juana se quedaba los viernes en la casa de Lydia.

"Comíamos una pizza, tomábamos una cervecita sin alcohol, charlábamos de la vida", recordó.

Despedida impensada

El último viernes antes de la desaparición, Juana se fue apurada cerca de las siete de la tarde. Lydia seguía con alumnos particulares y su amiga le dijo: "Después hablamos". Nunca más volvió a saber de ella.

El lunes siguiente, intentó comunicarse varias veces. "Le mandé mensajes: 'Juanita, me estás dejando colgada con los chicos', porque tenía alumnos que esperaban sus clases. Pero no respondió", relató.

Pensó que quizás estaba con su mamá, que era mayor y requería cuidado. Pero la preocupación se transformó en angustia el martes.

Aldana, la hija de Juana, llegó a la casa de Lydia cerca de las dos de la tarde. "Me dijo: 'No encontramos a mi mamá'. Me quedé helada. Le pregunté si estaba en casa, con la abuela. Me dijo que no, que la había visto el jueves al mediodía y después no supo más", recordó Lydia.

Le insistió que hiciera la denuncia de inmediato. "Le dije: 'Hacé la denuncia ya, que la busquen'. No podíamos creerlo", afirmó.

La búsqueda de los jubilados, sin respuestas

Juana y Pedro fueron vistos por última vez el 11 de octubre, cuando se dirigían rumbo a Camarones. Nunca llegaron a destino. Y a casi un mes de su desaparición, la investigación continúa sin resultados concretos, pese al importante despliegue que se extendió durante varias semanas.

La camioneta empantanada de Pedro Kreder y Juana Morales, los jubilados desaparecidos de Comodoro Rivadavia
La camioneta empantanada de Pedro Kreder y Juana Morales, en Punta Colorada: los jubilados ya habían ido anteriormente a tomar mate juntos a ese lugar.

La camioneta empantanada de Pedro Kreder y Juana Morales, en Punta Colorada: los jubilados ya habían ido anteriormente a tomar mate juntos a ese lugar.

Lydia contó que los alumnos particulares de Juana y sus madres siguen preguntando por ella. "Los chicos me dicen: '¿Cuándo vuelve la seño Juana?'. No sabemos qué contestar. Les decimos que estamos esperando que aparezca. Todos la extrañan muchísimo", contó.

El vacío también se siente en lo cotidiano. "Venía a mi casa a tomar un mate, a buscar un vaso de agua o a charlar un ratito. Era parte de nuestra rutina", señaló.

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