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Ordenan nuevo juicio por causa de abuso infantil

Un hombre fue condenado a 11 años de prisión por la violación de su hijastra menor de edad. Pero el Tribunal de Impugnación resolvió anular la sentencia y convocar a un nuevo debate. Los jueces argumentaron que no contó con la defensa adecuada.

El Tribunal de Impugnación provincial anuló una sentencia de 11 años de prisión que recibió un hombre de Cipolletti acusado de haber violado a una niña, hija de su ex pareja, con quien tiene otros chicos en común,

Los jueces María Custet Llambí, Carlos Mussi y Adrián Zimmermann, ordenaron por unanimidad la realización de un nuevo juicio. Determinaron que el imputado –cuya identidad se preservará en resguardo de la menor-, no contó con una defensa adecuada “lo que impide la confirmación de la condena”. De hecho, consta que fue asistido por cuatro abogados a lo largo de las distintas instancias del proceso.

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Federico Batagelj, el último defensor que impugnó el fallo dictado en diciembre del año pasado, pidió la absolución o un nuevo debate, al sostener que se vulneró el “principio de inocencia” y resaltó que no se consideraron pericias de relevancia que podrían desbaratar la hipótesis acusatoria.

Puntualmente se refirió a una serie de mensajes telefónicos que mantuvo la madre de su defendido con la mamá de la chiquita, hoy de 14 años.

El reclamo destaca que esa prueba no fue incorporada en el juicio porque el defensor que lo precedió no entregó los teléfonos para sumarlo como material probatorio.

Batajelg afirmó que “tiene que ver con el aspecto temporal del hecho que se endilga”, pues resaltó que las fechas en que supuestamente cometió los ataques no estuvo en contacto con la niña debido a que tenía una prohibición de acercamiento por una denuncia por violencia de género que había presentado su ex, luego de que se separaran.

En los mensajes telefónicos surge que la madre de su defendido cuidaba a la nena en su propia casa, dado que su mamá trabajaba de mesera hasta las 2 de la madrugada.

Y las agresiones supuestamente habían ocurrido en la vivienda que había compartido la familia, cuando se quedaba solo con la criatura.

El abogado destacó que en esas comunicaciones queda en evidencia que el hombre “nunca tuvo la guarda de la menor y que no ingresó a ese domicilio a ver a sus hijos”.

La acusación

Dos fueron los hechos atribuidos según las constancias judiciales. El primero entre octubre y noviembre de 2018 en un asentamiento barrial, cuando la nena tenía 11 años y él estaba a su cargo. La acusación indica que la manoseó en un número indeterminado de veces. Mientras que, en el segundo episodio, en el mismo período, la habría accedido carnalmente.

El imputado desmintió los cargos, y alegó que la mujer lo acusó luego que él la denunciara por maltratar y golpear a la jovencita y pidiera la intervención de una asistencia social.

La fiscalía, representada por Santiago Márquez Gauna pidió rechazar la prueba solicitada y recordó que el anterior defensor la había presentado, pero que acreditaron que el hombre “tenía contacto con los niños”. De ese modo afirmaban que “era posible la presencia física del acusado al momento de los hechos”.

No obstante, los magistrados destacaron en el nuevo dictamen que existieron “contradicciones señaladas con respecto al tiempo en que los hechos habrían ocurrido” y que existió “estado de indefensión”.

Además, ponderaron el relato del imputado, del que surge que no tuvo una “defensa adecuada”, por lo que coincidieron anular la condena de 11 años de cárcel y ordenar un nuevo juicio.

La discrepancia por las fechas

El acusado habló frente al tribunal y aclaró que le habían ofrecido que confiese su culpabilidad para recibir una pena más leve, pero enfatizó que “no se va a declarar culpable por algo que no cometió”.

Resaltó que con la nena vivieron bajo el mismo techo y que tenían “muy buena relación”.

Destacó incluso que luego de que separara de la madre continuó manteniendo contacto telefónico con la niña, y que en una oportunidad ella le escribió contándole que la maltrataba.

Precisamente la ruptura de la pareja aparece como dato clave, pues la chiquita contó en cámara Gesell que los abusos habían sucedido antes de esa de esa fecha, mientras que la madre y del padre aseveraron que los ataques fueron con posterioridad. Los mensajes telefónicos que piden incorporar como prueba podrían clarificarlo.

El hombre también subrayó que, en otro tramo de la declaración, la niña describió que la llevaba a una habitación de la casa y que cerraba la puerta para que sus hermanitos no escucharan. Pero él aclaró que “en esa pieza no hay puerta”.

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