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Mujer pide desesperada protección para ella y sus hijos: "Tengo miedo"

Gabriela es de Plottier, tiene cuatro hijos de entre 3 y 11 años, y sufre el amedrentamiento constante de su ex pareja desde la separación, en octubre pasado.

Gabriela Calmejane, víctima de violencia de género de Plottier, pensó que su vida y la de sus hijos iba a mejorar al terminar la relación de 17 años que tuvo con su agresor, Cristian. Sin embargo, el terror estaba apenas por comenzar, y hoy, la motiva a pedir ayuda desesperada a todo el que la escuche. "Tengo miedo", aseguró.

En diálogo con LM Neuquén, la mujer reiteró el pedido de protección que a comienzos de febrero subió a la plataforma Youtube, a raíz de los "constantes" perseguimientos de su ex, de quien se separó en octubre pasado. "Fue mi primer novio, mi primer todo. Nos juntamos cuando tenía 17", recordó sobre la larga relación de la que fueron fruto sus cuatro hijos, de 11, 8, 6 y 3 años.

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Según relató, sin embargo, el vínculo fue tornándose más y más violento con el paso de los años, aunque ella al principio no lo supo ver. "Empezó con celos, me decía cómo peinarme, cómo vestirme, me revisaba el celular y me alejó de mi familia y amigos", detalló. Esto último, sumado a la humillación y degradación que la hacían sentirse inferior ("Vos sin mí no sos nada", era una de sus frases), le impidió salir del círculo de violencia por un largo tiempo.

Las actitudes controladoras y manipuladoras de su entonces pareja se extendieron poco a poco a otros planos de su vida, como al económico y al sexual. Con el comienzo de la cuarentena, en marzo de 2020, el sometimiento no hizo más que intensificarse. "Me decía gorda, fea, vaca, que roncaba como un animal, me insultaba delante de mis hijos y me dejaba mal delante de otros", contó.

Sin embargo, ya cada vez más consciente de encontrarse presa junto a sus hijos en una relación con un violento, Gabriela se decidió a terminar el vínculo, y en esos días, una sorpresiva confesión de su marido motivó su exclusión inmediata del hogar. "El 28 de octubre me confesó que estaba teniendo pensamientos y sueños feos, que el diablo lo incitaba a violar niños y matar mujeres", confió la víctima a este medio.

Por este motivo, Gabriela inmediatamente puso a resguardo a sus hijos, radicó la primera denuncia contra Cristian y requirió una prohibición de acercamiento. Allí inició oficialmente su separación, aunque lejos estaba todo de calmarse.

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"No estoy tranquila"

Según lamentó, la ruptura trajo aparejados decenas de episodios que hoy la hacen pedir intervención urgente de la Justicia, principalmente en forma de un botón antipánico, el que le fue prometido pero aún no ha recibido. También requiere de medidas concretas, dado que la restricción de acercamiento nunca se materializó porque fiscalía no ha intervenido, y en su lugar, el Juzgado de Familia dispuso la medida más básica que puede imponer: una prohibición de contacto por cualquier medio.

"Él sigue humillándome, hostigándome, espiándome, avasallándome en redes e intenta manipular a nuestros hijos en mi contra", aseguró e indicó que las actitudes van desde cambiar su contraseña en redes sociales para revisar sus interacciones, hasta hacerse pasar por ella en aplicaciones de citas. Esto último fue descubierto por un primo de Gabriela, quien se topó con su nombre en la red social, estableció contacto para verificar quien estaba del otro lado, y recibió una foto íntima de la mujer.

El hombre también intentó quitarle el techo a ella y a sus hijos al cancelar su contrato de alquiler, denunció a su ex suegra y a su ex cuñada para victimizarse, y contactó a la esposa de un amigo de Gabriela afirmando que ella tenía una relación extramarital con su esposo.

Cada nueva agresión ameritó una nueva denuncia, ya que la mujer está decidida a dejar registrado cada nuevo acto de violencia en caso de que algo le pase, y en un intento por hacer que la Justicia intervenga con medidas concretas. Sin embargo, hasta el momento no han dado su fruto. "No estoy tranquila, siempre está tramando algo, el perseguimiento es constante", sostuvo.

De hecho, relató una situación que deja en evidencia que el hombre, quien pretendía volverse pastor, no se siente cohibido por la presencia policial.

"Él estaba en la Comisaría Séptima haciéndome una denuncia a mi por daños y perjuicios, y nos cruzamos. Me empezó a decir puta, cochina, que por mi culpa perdió el trabajo, puros insultos. Yo nunca le conteste, solo miré para abajo y les dije a los policías, que no hicieron nada, 'Ustedes son testigos de cómo me agrede'. Cuando salí, me quedé en la vereda esperando a mi papá, me miró y me hizo una seña en el cuello como diciendo 'Te voy a matar'".

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Teme por sus hijos

La última de las preocupaciones que debió sumar a su vida Gabriela, es que su hijo más grande, de 11 años, se encuentra actualmente viviendo con su padre. A raíz de la confesión del hombre sobre lastimar niños, la mujer no ha dejado que sus hijos pasen tiempo a solas con su padre. Por esto, la llegada de sus abuelos paternos fue una oportunidad para pasar unas horas con el hombre, bajo supervisión. Sin embargo, el más grande quiso quedarse unos días.

"El sábado pasado tenía que volver conmigo, pero me mandó un audio con palabras que no eran suyas, sonando muy manipulado, diciendo que se quería quedar ahí. Por un lado, digo que no le pasa nada porque están sus abuelos. El tema va a ser cuando ellos se vayan, me da mucha desconfianza que quede solo con su padre", admitió.

Por todo esto es que la mujer tiene miedo por cómo pueda terminar la historia y pide la intervención urgente de la Justicia. Aunque en un principio se dispusieron rondines policiales que pasaran por su casa, esa medida no se sostuvo en el tiempo, y actualmente Gabriela y sus hijos están totalmente desprotegidos. Esto se agrava teniendo en cuenta que su vivienda está a sólo unas cuadras de la de su agresor, y sin ninguna restricción, el hombre "se la pasa merodeando".

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