"Son un vicio": Almendras saladas, la novedad de una pyme cipoleña libre de Gluten que crece en la chacra
A metros de la Ruta 22, Nogallia acaba de recibir la certificación oficial de producto sin gluten. Y sumó máquinas para reforzar la producción de frutos secos: "Vamos por más".
Se camina, como en un cuentito, entre hojas, cáscaras de nueces y de almendras en medio de un imponente entorno. Se ingresa al “laboratorio” sólo si no se consumió harinas previamente. En Nogallia DisFruto todo está meticulosamente cuidado y ligado a lo saludable y natural.
Es el pujante emprendimiento de frutos secos en una chacra que se ubica escasos metros de la Ruta 22, en cercanías de la Isla Jordán, donde ahora redoblan la apuesta: en estos días recibieron la certificación oficial de producto libre de gluten, acaban también de estrenar máquinas que optimizan la producción, abren sus puertas al turismo rural y, como si fuera poco, siguen las novedades…
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“Esta semana estamos lanzando a la venta las almendras saladas, a la que cariñosamente llamamos 'las saladitas”, las cuáles como dice la cara visible del proyecto, Virginia de Jong (49 años) “son un vicio”. “Hicimos una prueba piloto el año pasado y la respuesta fue muy buena. Fue idea y fórmula de mi papá. Siempre vamos por más…”, destaca la mujer que cambió la oficina por la chacra y, admite, “cada vez estoy más feliz de haber tomado esa decisión de vida”.
El sol radiante le otorga más brillo a un imponente predio donde todo es verde y se respira aire puro. Se percatan de que está lindo afuera Tadeo y Luzmila, el matrimonio venezolano que aquí encontró las oportunidades que se les negaban en su país, sólo porque hay un ventanal a espaldas de donde seleccionan los alimentos.
Es que al igual que su hijo y las otras empleadas, Claudia y Maida, trabajan codo a codo con los dueños “y agradecidos al trato de esta familia, que se han portado maravillosamente”.
Todo transcurre en absoluta paz y armonía. El único sobresalto lo propicia Milo, el perro más juguetón, al pisar sin querer a África, que queda resentida en una pata. Nada grave, desde luego, pues al rato ambos andarán otra vez juntos despidiendo a la visita hasta la callecita inclusive.
Una pyme cipoleña que no para de crecer
“Estamos muy felices con lo de la certificación de producto sin gluten, sin TACC, lo que nos permitirá comercializar frutos con valor agregado. Es totalmente pulcro lo que fabricamos, por eso la gente nos elige”, resalta Virginia, quien atendió al equipo de LMC previo a recibir una distinción en Neuquén donde “administramos la chacra de un amigo en Vista Alegre”.
“Lo de las máquinas también es para celebrar. Una de las que incorporamos es peladora de frutos secos para la producción. También adquirimos máquinas para hacer garrapiñadas, en fin, se abren puertas. Nuestro mercado y público fuerte es de Río Negro y Neuquén. Tenemos la habilitación nacional y apostamos a crecer pero vamos de poco, no podemos abordar mucho más si no damos abasto, es sentido común. Ya hemos pegado lindos saltitos y estamos contentos por eso”, explica relajada desde un típico sillón campestre de madera en la zona de la pileta.
Las reformas denotan crecimiento. La ampliación de la sala de procesamiento y fraccionamiento es un claro ejemplo de ello. “Ya no tercerizamos más, ese es un logro importante”, menciona sobre otra de las conquistas aunque reconoce que “aún está todo por hacerse, el potencial es muy grande y es nuestro gran aliciente. Pero como todo proyecto familiar no nos queremos pasar de rosca”.
El turismo rural, otra de las opciones
Los fines de semana Nogallia se viste de gala para el turismo rural y los eventos. “Desde Turismo supo armarse algo piola y las puertas están abiertas para aquellos que quieran venir a conocer. Hay distintas actividades, clases de yoga, eventos, también una chica de alimentación keto (bajo en carbohidratos, alto en grasas y moderado en proteínas) suele venir. Están invitados, insisto, aquellos que tengan la inquietud, les armamos un recorrido”, reitera esta buena anfitriona al tiempo que contesta un mensaje a su pareja Juan Pablo, el carpintero que es “mi compañero, mi amigo, mi aliado, el encargado de la logística. Un capo”.
De un lado, entre callejones y surcos, aparece la plantación de Guara y del otro se aprecian las Marinada; las distintas especies de almendros del sitio.
“Los árboles se plantan o en espaldera o a una distancia mayor porque los dejás que crezcan en copas. A los cinco ó seis años se empareja la producción, porque el árbol de Marinada adquiere mayor follaje, son cuatro ramas mientras que el de espaldera tiene un eje central y solamente alguna rama a los costados. Es otra densidad de plantación”, explica la experta.
El galpón, en tanto, asoma imponente en el horizonte. Allí almacenan la producción y van a parar los 10 mil kilos de almendras con cáscara que generan por temporada en la pequeña pyme cipoleña.
“La gente busca precios y calidad y al llegar al productor, ver de dónde sale lo que ingieren les brinda un plus, una tranquilidad. Ahí tenemos la ventaja”, reflexiona la emprendedora local.
Por ahora no tienen local propio y las ventas se realizan “vía redes sociales” (“llevamos a domicilio y hacemos reparto en Neuquén y Cipolletti”, aclara).
Cada vez más convencida del cambio de rubro y de rumbo
Lejos está de arrepentirse de haber cambiado de vida. Virginia renunció a su trabajo en OSDE Neuquén “donde tenía cierto confort y un buen ingreso, pero esto de contar con más tiempo libre no lo cambio por nada, es el mayor capital de una persona”, reflexiona.
Virginia contó las raíces del proyecto: “Todo esto lo iniciaron mis padres. Acá vivimos tres familias: ellos, también mi hermana Carolina con su pareja y nosotros: mi marido y nuestra hija Carmela. Juan Ignacio y Valentina son mis otros hijos, todas y todos en algún u otro momento hicieron su aporte. Es un proyecto familiar, fíjate que por ejemplo mi hermana es la dueña de árboles en copa”.
“Plantamos nogales primero, muchos se murieron y luego por sugerencia de mi papá, quien siguió los consejos de Alejandro Bobadilla, plantamos almendros. Cubrimos 2 hectáreas de un total de 4 disponibles. La producción nacional hoy no alcanza a satisfacer la demanda. Producimos almendras y nueces y también vendemos mix de frutos secos a partir del vínculo con una familia de Mendoza que exportan pasas de uvas”, agrega.
Seguidamente desmenuza el delicado y esmerado proceso: “El fruto crece con un pelón externo, el cuál cuando se seca está en condiciones de cosecharse. Luego se saca de las plantas (‘se ponen mantos en el piso, se recogen y colocan en tachos’), se pone a despelonar, a secar al sol, se embolsa, acopia y finalmente pela”.
“Hay mucha gente naturista, vegana, las almendras son una fuente de energía clave, muchos que no toleran la lactosa y consumen leche de almendra”, indica en relación a los nuevos hábitos y cómo el fruto que producen fue incorporado definitivamente en las dietas de los argentinos.
Trabajan, en ocasiones, de sol a sol. “Es muy lindo hacerlo en familia, todo lo hacemos con amor, con mucha entrega y siguiendo el legado de mis padres Jorge y Kity, que vinieron desde Entre Ríos y se embarcaron en el proyecto en 2002 aunque recién en 2012 pudieron disponer de frutos”.
Allí donde lo que no se inventa se recicla, adelanta que aquellas cáscaras de nueves y almendras que forman parte del pintoresco caminito “a futuro se convertirán en palets para prender fuego”.
Por lo pronto, la llama de Nogallia se enciende cada vez con mayor fuerza.
Redes: @Nogallia
Próximamente www.disfrutanogallia.com.
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