La iniciativa escolar que busca transformar un refugio y salvar más vidas en Cipolletti
Once estudiantes del CET 15 diseñarán un plan integral para mejorar el refugio de FUNPABIA en Cipolletti, optimizando espacios y condiciones para los animales rescatados.
En Cipolletti, un grupo de estudiantes del último año del CET N°15, con orientación Maestro Mayor de Obras, decidió poner sus conocimientos al servicio de una causa que los movilizó: mejorar las condiciones del refugio de perros de la Fundación Patagónica para el Bienestar Animal (FUNPABIA), donde a diario llegan animales rescatados de situaciones de abandono y maltrato.
El proyecto nació a partir de la necesidad urgente de optimizar el espacio físico del refugio, que hoy presenta deficiencias edilicias que afectan tanto la calidad de vida de los animales como el trabajo de los voluntarios. El lugar, construido con esfuerzo y donaciones, requiere mejoras estructurales y funcionales para garantizar un entorno más seguro, cómodo y eficiente.
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Sofía Martínez, una de las coordinadoras de la iniciativa, explicó a LM Cipolletti que son 11 los estudiantes involucrados en el desarrollo del proyecto. “El objetivo es elaborar la documentación técnica de una propuesta de mejora integral para el refugio, con soluciones estructurales, funcionales y sustentables. Queremos que los chicos puedan aplicar lo aprendido en una situación real, reforzando el compromiso social y reconociendo las funciones específicas de su formación como Maestro Mayor de Obras”, señaló.
Aprendizaje técnico y responsabilidad comunitaria
Los estudiantes trabajarán durante tres meses en un plan integral que incluya diagnóstico, diseño arquitectónico, planificación de espacios y documentación constructiva. La idea es que el resultado sea un proyecto ejecutable que, con apoyo de la comunidad y posibles gestiones municipales, permita concretar las mejoras.
Entre los lineamientos principales, se busca optimizar la distribución del espacio para que los caniles y patios sean más funcionales, incorporar materiales duraderos y seguros, y aplicar criterios de eficiencia energética y sustentabilidad. Esto podría incluir sistemas de ventilación natural, zonas de sombra y almacenamiento eficiente de recursos como agua y alimentos.
El trabajo de la fundación en la comunidad
La dimensión social del proyecto es clave. FUNPABIA rescata cada año más de un centenar de animales de la calle o de chacras abandonadas, muchos en estado crítico. Los voluntarios, además de brindar alimento, atención veterinaria y afecto, gestionan adopciones responsables y mantienen el refugio en funcionamiento, casi siempre al límite de su capacidad.
Para los estudiantes, la primera visita al lugar fue reveladora. La misma se llevó adelante en la jornada del viernes, algunos conocían a la fundación solo por redes sociales, pero recorrer el refugio les permitió ver de cerca las condiciones en las que viven los animales y las necesidades reales del espacio. “Están muy entusiasmados. Esta experiencia les permitirá trasladar sus saberes a un contexto real, con un impacto directo en la comunidad”, destacó Martínez.
El proyecto también prevé que el diseño contemple la seguridad de los voluntarios, con mejoras en accesos, almacenamiento de insumos y áreas de trabajo. La intención es que cada detalle técnico responda a una necesidad concreta, para que el refugio no solo mejore en lo estético, sino también en su operatividad diaria.
Una oportunidad para FUNPABIA
Desde FUNPABIA valoraron la propuesta como una oportunidad única para avanzar en obras que, de otra manera, serían difíciles de concretar por falta de recursos. La fundación ha manifestado en varias ocasiones su intención de ampliar la capacidad del refugio y sumar más caniles, pero la construcción demanda materiales, mano de obra y planificación técnica.
Una vez finalizado el diseño, quedará el desafío de conseguir el financiamiento y la colaboración necesaria para llevarlo a cabo. La esperanza es que la difusión del proyecto motive a empresas, instituciones y vecinos a sumarse, ya sea con donaciones de materiales, aportes económicos o mano de obra voluntaria.
Junto a Sofía Martínez, también integran este trabajo con los alumnos, los profesores Ingrid Wahler y Julián Martínez, quienes se encuentran acompañando y orientando a los estudiantes en este proceso.
El trabajo avanza con la motivación de saber que cada plano, cada medición y cada propuesta arquitectónica no son solo un ejercicio académico, sino un paso real hacia un refugio más digno, funcional y seguro para los animales que esperan una segunda oportunidad.
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