Represores piden piedad por estar enfermos
Los policías rionegrinos condenados por torturas durante la última dictadura pidieron justicia y detallaron sus problemas de salud para que la pena sea más leve.
Cobertura especial Pablo Montanaro
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Explicando las enfermedades que padecen, la situación actual familiar y sosteniendo su inocencia ante los jueces del Tribunal Oral Federal de Neuquén, cuatro acusados de delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura asistieron ayer a una audiencia "de visu" (conocimiento) para modificar las penas que recibieron en el segundo juicio oral de 2012, según lo ordenado en marzo pasado por la Cámara Nacional de Casación Penal.
Luego del juicio, la fiscalía y las querellas apelaron la sentencia por lo que Casación ordenó revocar las absoluciones y penas fijadas por el tribunal neuquino conformado por los jueces Orlando Coscia, Eugenio Krom y Mariano Lozano, quienes habían condenado a 13 represores con penas desde los 4 a 12 años de prisión y absolvieron a 8, la mayoría policías de la provincia de Río Negro.
El ex jefe de la comisaría Cuarta de Cipolletti, Antonio Camarelli, quien en 2012 recibió una pena de 10 años de prisión, dijo a los jueces que cuenta con atención psiquiatrica "por problemas depresivos" en la U9.
Desde la ciudad de San Luis, Enrique Charles Casagrande, suboficial del Destacamento de Inteligencia del ejército de Neuquén, que en 2012 recibió una pena de 8 años de prisión, relató vía videoconferencia el grave estado de salud de su mujer.
El ex oficial de Inteligencia de la Policía de Río Negro, Miguel Ángel Quiñones, aseguró que tiene cáncer y que está con tratamiento psiquiátrico.
El ex suboficial de Inteligencia Militar 182 de Neuquén, Francisco Oviedo, condenado a 4 años, confesó tener alzeheimer, pero sus abogados defensores confirmaron que padece de parkinson.
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