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El delfín más amenazado de la Argentina sobrevive en la costa del Golfo San Matías

Un pequeño grupo de delfines nariz de botella lucha por sostener su lugar en el mar argentino. Investigadores de la Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar a una de las especies más vulnerables del país.

En las costas norte del Golfo San Matías, en el llamado “corredor de los cinco grandes”, el delfín nariz de botella de Lahille sobrevive en grupos cada vez más pequeños. Se trata de la subespecie de delfín más amenazada de la Argentina, que habita exclusivamente las costas de Brasil, Uruguay y Argentina, y que hoy está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como “en peligro”.

“Estamos trabajando por la especie de delfín más amenazada de la Argentina”, cuenta la bióloga Eliana Zuazquita, investigadora asociada de la Fundación Cethus. El delfín nariz de botella de Lahille (Tursiops truncatus gephyreus) se diferencia de otras subespecies por su morfología y genética. Tiene una coloración gris que va de oscuro a claro y una nariz relativamente corta. Es netamente costero y su distribución es muy restringida. Esa condición de habitante costero lo hace especialmente vulnerable", detalla.

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"Y es que su hogar coincide con los espacios donde las actividades humanas se intensifican. “La captura accidental, la contaminación y la sobreexplotación de sus presas son las principales amenazas conocidas para la subespecie”, expresó Zuaquita.

3. Foto de Eliana Zuazquita_Fundacion Cethus (1)
Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

En la costa norte del Golfo San Matías, entre las localidades de El Cóndor y San Antonio Este, se está desarrollando el proyecto “Corredor de los 5 grandes”. Se trata de una iniciativa que busca posicionar estos más de 150 kilómetros de costa como un punto estratégico para el turismo y la conservación de cinco especies emblemáticas del mar argentino: La ballena franca austral, los lobos marinos, los tiburones, orcas y los mencionados delfines nariz de botella de Lahille. En este contexto el fortalecimiento de las áreas naturales protegidas y la creación de nuevas zonas de resguardo, son dos herramientas indispensables para reducir las amenazas y ofrecer espacios seguros para la recuperación de la población.

Según la investigadora, existen pruebas de que la población ha disminuido, “al menos en parte de su área de distribución debido a las capturas accidentales en la pesca, particularmente en Brasil”. Los datos poblacionales son escasos, pero las estimaciones disponibles muestran una realidad alarmante, porque la población total no superaría los 600 individuos en todo su rango de distribución. En Argentina, hasta la década del 90, estos delfines eran tan abundantes, que dieron el nombre al pueblo de Las Toninas, y podían verse desde la costa norte de Buenos Aires hasta Chubut. Hoy, sus grupos se concentran apenas en unas pocas zonas del litoral; Bahía Blanca, Bahía San Blas, desembocadura del río Negro y la costa norte del Golfo San Matías. En total, no se estiman más de 260 individuos en el país.

2. Foto de Eliana Zuazquita_Fundacion Cethus (1)
Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

Según detalla la bióloga Eliana Zuazquita, los delfines nariz de botella “se enfrentan a amenazas como la degradación del hábitat por sobrepesca, y la contaminación química y sonora”. Y aunque todavía no se sabe con certeza qué factores explican la disminución, el riesgo es evidente, ya que son “pequeñas comunidades aisladas que dependen de un equilibrio cada vez más frágil”.

Ciencia al servicio de la conservación

Actualmente, dos proyectos concentran los estudios sobre esta subespecie en el país. Uno se desarrolla en el estuario de Bahía Blanca y Bahía San Blas, a cargo de la Fundación Cethus; el otro, en el Golfo San Matías, bajo la dirección de la Universidad Nacional del Comahue y el CIMAS (Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos Almirante Storni), con la colaboración de Fundación Cethus y Por el Mar.

“Estos trabajos incluyen el estudio del uso del hábitat -comportamiento y distribución-, la fotoidentificación y la genética, para entender cuál es la dinámica de las poblaciones que quedan en Argentina”, explica Zuazquita. En el noreste del golfo, el equipo de Cethus y de Por el Mar suma registros visuales y acústicos para complementar la información obtenida desde el ámbito académico.

Esta información será clave para orientar políticas públicas y diseñar estrategias de conservación que integren la gestión pesquera y la planificación costera. En este contexto, identificar las áreas de cría, alimentación o desplazamiento, y garantizar que permanezcan libres de presiones humanas, es clave para revertir la tendencia de disminución. “Es primordial su estudio de manera exhaustiva y a largo plazo, en colaboración también con los investigadores de países vecinos como Uruguay y Brasil”, agrega.

5. Foto de Miguel Iniguez_Fundacion Cethus
Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

Fundación Cethus, la Universidad Nacional del Comahue y Fundación Por el Mar estudian cómo conservar al delfín nariz de botella.

El valor de estos delfines va mucho más allá de su carisma o de su cercanía a la costa. “Como depredadores costeros, cumplen roles importantes, ya que regulan poblaciones de peces, participan en la dinámica trófica costera y actúan como indicadores de la salud del ambiente marino”, señala la bióloga. “Es importante identificar y proteger áreas como zonas de cría y corredores biológicos mediante medidas de manejo local y nacional, fomentar la conciencia pública y el trabajo con las comunidades en programas de divulgación y ciencia ciudadana”. Desde su experiencia en el campo, y con todo el trabajo que viene realizando, Eliana espera que “la gente entienda que estos delfines son únicos, adaptados a nuestras aguas y forman parte de la identidad natural del país. Protegerlos no es solo conservar una especie; es cuidar el equilibrio del ecosistema costero y nuestra conexión con el mar”.

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