Cómo fueron los últimos minutos de Rosana
Las imágenes y los detalles de la causa que complican a su ex pareja, José Fernández.
Rosana Artigas estaba desaparecida desde el pasado jueves 23 de noviembre y después de 48 horas ningún investigador consideraba encontrarla viva. Buscaban un cadáver descartado, pero todo está entreverado porque el principal sospechoso y último contacto fue su ex pareja, José Fernández, detenido por falso testimonio.
Mientras la Policía desplegaba todas las divisiones para la búsqueda de Rosana, los investigadores y fiscales trabajan a destajo tratando de desentrañar la suerte que corrió la mujer.
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Fernández mantuvo una relación de 20 años con Rosana. Ella venía de salir de una relación y él de su segundo matrimonio cuando se conocieron trabajando en el municipio de Plottier.
Ella prácticamente le crió a sus tres hijos y durante la relación tuvieron un hijo en común. Con todo ese contexto de fondo, cualquier persona se vería mínimamente alterada, conmovida y angustiada. Pero Fernández estaba bastante tranquilo, aunque durante la entrevista, realizada el 24 de noviembre, intentaba tapar con la mano izquierda el tatuaje que reza “Rosana”.
En paralelo, brindó un relato que luego resultó ser falaz, tal vez por eso su mirada fue esquiva en todo momento.
Qué pasó el jueves 23
Durante su declaración ante los efectivos de Seguridad Personal, Fernández contó que la última vez que vio a Rosana fue para ir a votar juntos el domingo 19 de noviembre.
El 23, día de la desaparición, dijo que había ido a buscar a su madre a la casa y la llevó a un centro de día para jubilados y de ahí se fue a ver un trabajo de plomería al barrio Venecia, en Plottier, donde estuvo desde las 9:20 hasta las 10:20 que se retiró porque nadie lo atendió.
Después, brindó un derrotero de eventos fácilmente comprobables. Fue a cargar combustible a la YPF de Constituyente y Avenida del Trabajo de Plottier. Pagó 2.500 pesos en efectivo. De ahí pasó a comprar pan y volvió a su casa y a las 12:30 fue a buscar a la madre y la llevó a lo del hermano.
Así se repiten otros eventos, que son coartadas, comprobables. Pero los investigadores descubrieron en base a testimonios, cámaras y geolocalización de celulares que Fernández mentía.
Y la mentira importa y mucho porque busca ocultar algo. En este caso, a Rosana.
Lo que encontraron fue que Fernández había estado en Centenario en el mismo horario en que aseguró estar esperando que lo atendieran en una casa de Plottier por un trabajo de plomería.
A esto se suma que se comprobó que estuvo con Rosana. De hecho, fue la última persona que estuvo con ella. Y Fernández no era cualquier persona, era su ex, había sido denunciado por “darle una cachetada”, según figura en la Justicia de Familia, y tuvo una restricción de acercamiento que no fue renovada.
Recientemente, Fernández se enteró que Rosana estaba saliendo con alguien. Este último dato, en perfilación criminal, se lo conoce como estresor, es decir, un desencadenante.
Hay que saber leer en conjunto la información recolectada.
La secuencia final
La fiscalía de Homicidios y el departamento de Seguridad Personal pudieron reconstruir lo que se denomina “la última secuencia de Rosana”. Eso fue posible gracias a la ayuda de cámaras de seguridad, testimonios, los impactos de los celulares en las antenas de telefonía y las horas de trabajo de campo y análisis que realizaron pesquisas y fiscales.
¿Qué se sabe? Que el 23 de noviembre Rosana le envió un mensaje a Fernández a las 9:20. Las cámaras relevadas confirman que Fernández buscó a Rosana en su casa y luego fueron a la suya.
De hecho, está el testimonio de una vecina que los vio y que luego se replicó en la audiencia de formulación de cargos donde Fernández sonrió con cinismo frente a los fotorreporteros.
Las antenas de telefonía también ubican a ambos en el lugar y a las 10:52 impactan en una antena de Centenario que coincide con la imagen que devuelve las cámaras de seguridad ubicadas a la altura del ex peaje de Centenario.
Justo a esa hora, 10:52, el celular de Rosana se apaga y a la fecha no ha sido localizado, al igual que su dueña.
El vehículo que manejaba Fernández es un Chevrolet Corsa color gris oscuro con vidrios polarizados y portaequipaje.
Las cámaras no solo tomaron al vehículo sino también la patente que se correspondía con el auto de Fernández.
Además, también lo tomaron cuando a las 11:03 vuelve a pasar por el mismo lugar, pero ahora en dirección a Neuquén.
¿Por qué les mintió a los investigadores si dice no tener nada que ver con la desaparición? ¿Es creíble que la última persona que estuvo con Rosana y cuyos celulares impactan en las mismas antenas, no tenga nada que ver con la desaparición? ¿Cómo se hace para seguir sosteniendo su inocencia con estos elementos sobre la mesa?
Retomemos, de Centenario se lo ve regresar solo, pero como los vidrios son polarizados no se supo si fue con Rosana o si simplemente fue a deshacerse del celular de ella.
Es por este motivo que se hace un perfil geográfico, es decir, reunir información de los lugares que frecuentó Fernández y rastrillarlos, tarea en la que estuvo trabajando toda la Policía. Fue a partir de ahí que permitió ubicar el cuerpo durante este viernes por la tarde.
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