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"Me obligan a comprarme un arma para defenderme"

Un vecino del Piedrabuena vivió una pesadilla durante un asalto.

Los asaltos y robos se suceden en Cipolletti y los vecinos, ante la ausencia de respuestas de autoridades judiciales y policiales, buscan protegerse de distintas maneras. Ayer, una familia del barrio Piedrabuena vivió una pesadilla a primera hora de la mañana cuando tres delincuentes irrumpieron en su casa tras patear la puerta. De manera fortuita, dos jóvenes que se encontraban acostados reaccionaron rápidamente y consiguieron ponerlos en fuga. La situación fue traumática y el dueño de la vivienda, Ramón, muy angustiado, reveló a LM Cipolletti: “Esto me lleva a comprar un arma y al que entra lo tendré que limpiar”.

Todo sucedió pasadas las 7:30, cuando el grupo familiar que vive en calle Pastor Bowdler, casi Bolivia, se disponía a enviar a dos niñas a la escuela. De manera sorpresiva, la esposa de Ramón sintió que golpeaban la puerta y miró por una ventana; tras observar a tres hombres, no lo dudó y salió corriendo hacia la parte superior de la vivienda. La demora generó el nerviosismo de los delincuentes, que no anduvieron con vueltas y “arrancaron la puerta a patadas”, precisó Ramón.

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Es la primera vez que Ramón y su familia viven un hecho violento. De igual modo, en el barrio hay vecinos que fueron asaltados en varias oportunidades.

Una vez en el interior, empezaron a amenazar a la familia a los gritos diciendo: “Al que se mueva lo mato”. Pero en la planta baja se encontraban dos jóvenes durmiendo y sólo uno de ellos fue sorprendido por un asaltante, que intentó maniatarlo. Lo particular del hecho es que la víctima lo confundió con el hermano y le contestó entredormido: “Dejá de molestarme”. Después, aferró los precintos y los tiró al piso.

Desorientado, el ladrón no supo qué hacer y de repente se encontró con el otro joven a escasa distancia que lo espantó a las piñas. En pocos minutos, comentó Ramón, sus hijos salieron al encuentro de la banda delictiva, que previó un atraco sin inconvenientes y terminó huyendo.

Los gritos y ruidos alertaron a los vecinos, que alcanzaron a ver la huida de los asaltantes. Según lo que comentaron algunos testigos, la banda estaba integrada por otra persona que los esperó en un auto Fiat 147 de color blanco. Las víctimas no alcanzaron a observar armas de fuego, aunque uno de los delincuentes hizo un ademán como para extraer una de la cintura.

Una impunidad que genera mucha inquietud

Ramón presume que la banda de asaltantes buscaba dinero en efectivo porque no hacía mucho había vendido un autoelevador. “Yo tengo un camión, trabajo siempre, pero no tengo plata en mi casa”, explicó.

Sin ocultar su bronca por la impunidad delictiva, lamentó lo sucedido por el momento que vivieron su esposa y sus hijas más chicas, de 8 y 12 años. También explicó que, desesperado por hacer algo, se cortó una pierna.

Los delincuentes dejaron tirada una mochila y varios precintos y se alejaron en dirección al barrio Anai Mapu. Ramón destacó que la Policía llegó en forma rápida y que, durante la mañana, efectuó la denuncia en la sede de la Comisaría 24ª.

Más allá de que se trata de la primera vez, el vecino que sufrió el intento de asalto se mostró muy preocupado por la ola creciente de inseguridad y aseguró: “A mí me obligan a comprar un arma y, si entran, yo les voy a sacudir”.

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