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Denunció a su propio hijo por un robo

Cansado de que viva delinquiendo, llevó a la Policía la moto con la que el joven llegó a su casa y allí descubrió que tenía pedido de secuestro.

Un adolescente que roba una y otra vez y un padre que se cansó de verlo involucrado en el mundo del delito provocaron un caso de verdadera justicia por mano propia. El papá lo denunció y hasta llevó la prueba clave para que avance la investigación y la víctima recupere lo que le pertenece.

Todo comenzó cuando el joven -cuyos datos no fueron suministrados por las autoridades- llegó a su casa del Barrio Obrero A con una moto de 110 centímetros cúbicos. Por los antecedentes de robos anteriores y porque dudó de cómo habría podido comprarla, el hombre acorraló a su hijo con preguntas que no obtuvieron respuesta. Convencido de que era robada, el hombre tomó la moto y fue directo a la Comisaría 45ª del barrio Anai Mapu para que los policías confirmaran sus sospechas. Antes de salir, le advirtió a su hijo que lo denunciaría porque está “cansado de que ande robando”, según detallaron los agentes.

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En un rápido chequeo de los números de chasis y motor, los agentes confirmaron la presunción del indignado padre: la moto había sido denunciada como robada pocas horas antes, en jurisdicción de la Comisaría 24ª.

El comisario Rubén Ralinqueo, titular de la unidad policial del Mapu, precisó que el rodado fue secuestrado y se abrió una causa judicial contra el joven.

La primera medida que se ordenó en la investigación fue notificar al sospechoso. Sin embargo, cuando llegaron a la vivienda del Obrero no lo encontraron. Se había escapado al constatar que el enojo de su papá iba mucho más lejos que otras veces y que realmente estaba decidido a denunciarlo.

Ralinqueo detalló que una vez que logren dar con su paradero, lo notificarán de la causa judicial en su contra, que busca precisar si fue quien robó la moto o si se la compró al ladrón. Le cabrían penas diferentes en caso de ser quien la hurtó o quien encubrió la maniobra, pero esa será una tarea de la Justicia. Antes, un vecino tomó la justicia en sus manos, incluso contra su propio hijo.

Antecedentes

Padres hartos y desesperados

Suelen confiar que sus hijos tienen serios problemas de adicciones a las drogas y el alcohol y que ya no respetan ni las reglas del hogar ni las leyes. Los padres que están cansados de ver cómo sus hijos roban una y otra vez son muchos más de lo que puede imaginarse, y en las comisarías cipoleñas los conocen bien. Algunos han llevado de los pelos a los jóvenes al calabozo y la gran mayoría se rehúsa a ir a buscarlos cuando los llama el comisario de turno para avisar que están demorados. Hartos y desesperados, los papás esperan que una noche en el calabozo sirva como lección.

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