De la política al campo: La ex vicegobernadora patagónica que cultiva un mar de lavandas
Le ex vicegobernadora de la provincia de Neuquén, se dedica desde el 2019 al cultivo de aromáticas. En esta nota conocemos su historia y nos adentramos en el fascinante mundo de las lavandas.
Ana Pechén es ante todo una persona apacible, que explica las cosas con claridad y pasión por lo que hace. En esta nueva etapa de su vida -ya alejada de los cargos en el gobierno provincial, fue vicegobernadora en dos períodos, además de rectora en la Universidad Nacional del Comahue-, se dedica a cultivar lavandas y romeros en una finca de la localidad de Senillosa.
Como doctora en Bioquímica, aun relacionada a la universidad como profesora consulta e investigadora, comenzó esta actividad junto a su marido, que es ingeniero de profesión. En diálogo con +P Ana asegura que puso en el cultivo de aromáticas todos los conocimientos que reunió durante sus 40 años de trayectoria profesional, y que su idea siempre fue producir en forma agroecológica sin uso de plaguicidas.
Te puede interesar...
Su ilusión era la de tener una “linda plantación de lavandas” y que en un futuro se empiecen a reemplazar los plaguicidas tóxicos, por los productos naturales que representan menos riesgo para la salud.
Producir en la estepa patagónica
Ana asegura que en plena ola polar las plantas no se vieron tan afectadas por el frío y que los vientos “le hacen muy bien” a los cultivos. En un video publicado en las redes sociales del emprendimiento, Aromas del Neuquén, la bioquímica asegura que los vientos favorecen a las aromáticas en la creación de los aceites esenciales, cuando reciben este tipo de estrés.
La chacra, que se encuentra en Senillosa, en la Colonia San José, tiene actualmente una hectárea en producción, de las 15 que tiene en total. Ana nos cuenta que el aumento en cantidad de plantas se da “de a poco”, comenzaron con 100 lavandas un año antes de la pandemia y hoy tienen cerca del 5 mil. Este crecimiento lento también se debe a la intención de cuidar el monte nativo.
Las lavandas que cultivan son de dos variedades, la angustifolia y el lavandín. La primera suele darse mejor en alturas desde los 600 metros, cuando en la zona hay 300. Por este motivo, el cultivo de la angustifolia tiene que ser adaptado constantemente a la zona. Nos explica que el que mejor se adapta a estos suelos es el lavandín argentino, “que es un clon que hizo el INTA y rinde 10 veces más que la lavanda angustifolia”.
“El lavandín es un híbrido, que no se reproduce por semillas, sino que se reproduce solamente por esquejes. En cambio, la lavanda que se llama verdadera o vera, se reproduce por semilla y por esqueje también”. Para trabajar esta última, Ana segura que hacen una buena tarea de poda, de riego por goteo y buena nutrición.
Un mundo de aromas y color
Estos tipos de lavandas que se cultivan en Aromas del Neuquén se utilizan para uso gastronómico y cosmético. Son diferentes a los usos que puede tener la lavanda ornamental que “tiene mucho alcanfor” explica la ex vicegobernadora.
Desde el emprendimiento se les da a las plantas el valor agregado con la producción de aceites esenciales, cremas e hidrolatos, entre otros. Esta variedad de productos la comercializan a través de la web. “En las cremas y en todo lo que es cosmética natural son fantásticas, porque son antioxidantes y tienen una serie de componentes que mejoran muchísimo la humedad y la característica de la piel”, agrega.
Las lavandas se cosechan una vez por año a mano con la hoz. En el mes de diciembre o fines de noviembre empieza la angustifolia y después a mediados de diciembre aparece el lavandín, hasta mediados de enero. Un festival de aromas y colores violáceos en la chacra, claramente el mejor momento para realizar una visita por los cultivos.
Nos cuenta que, si bien el emprendimiento no es turístico, hay gente que los viene a visitar porque le interesa lo que hacen. “Es lindo ver las lavandas en flor, es hermoso, es como un mar azul muy bonito”, dice sobre la belleza del paisaje en la época veraniega.
“En la última cosecha nosotros tuvimos 2000 plantas, al tercer año entran en la mayor producción, el primer año te dan algunas flores, el segundo año un poquito más, pero el régimen de producción entre el tercer y el séptimo u octavo año es cuando están al máximo”, asegura y afirma que eso se traduce en flor fresca, en unos 700 kilos de lavanda aproximadamente.
La magia de las lavandas
Para Ana las lavandas significan mucho más que sus propiedades cosméticas o para aromaterapia, sino que para ella también implica compartir el cultivo con su familia, desde su esposo a su hija, hasta su madre de 101 años que hace los ramos.
“Una de mis hijas es ingeniera de sistemas y es la que maneja las redes. Mi marido, que es ingeniero, maneja todo lo que es la parte de sistematización del riego, las máquinas de despalillado, secado y destilación y yo me encargo del control en terreno de las plantas que las cuido individualmente” amplía sobre el manejo del emprendimiento familiar.
“Las lavandas tienen una magia especial”, asegura Ana. “Para mí es algo ancestral… Que viene desde Cleopatra… desde los griegos”. “Sus propiedades desde entonces hasta ahora, son realmente muy valoradas y especialmente la farmacopea está empezando a incorporar la lavanda en tratamientos de ansiedad”.
Ana explica que todo eso la acercó a las lavandas y que para ella “fue volver a la naturaleza”, una vida más en contacto con la tierra y sus bondades, que hoy la lleva a ocuparse casi al 100% de este emprendimiento. La idea era poder demostrar que Neuquén “no es solamente gas y petróleo y que en realidad hay oportunidades para desarrollar pequeños emprendimientos que puedan ser sustentables”, finaliza.
Leé más
¿Qué es la "experiencia inmersiva" en un gran campo de lavandas de la Patagonia?
La Isla 132 sumará nuevos foodtrucks: la reforma y los cambios que se esperan
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario