¿Ya te tomaste la presión?: Cinco respuestas a las dudas más frecuentes sobre la hipertensión arterial
Un tercio de los argentinos es hipertenso y muchos no lo saben. Mirá cuáles son los riesgos más graves.
Un tercio de los adultos argentinos es hipertenso y muchos no lo saben o no lo tratan adecuadamente. Pero esto puede ser un problema grave y afectar el sistema vascular, el corazón, el sistema nervioso central y el riñón. La clave es hacerse chequeos periódicos, para evitar desde un posible infarto hasta un ACV.
Tomarse la presión es un acto simple, que lleva unos pocos minutos y se puede resolver al consultar a un médico, al pasar por una farmacia o en casa si tenemos un equipo adecuado. Sin embargo, pocas veces lo hacemos. El desconocimiento de esos dos números que marcan la mínima y la máxima constituye una oportunidad perdida de detectar a tiempo la hipertensión arterial (HTA), un factor de riesgo que raramente está solo, por la cantidad y variedad de patologías a las que está asociado.
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“Se considera que hay HTA, cuando la presión arterial máxima es mayor o igual a 140 mm Hg o cuando la presión arterial mínima es igual o mayor a 90 mm Hg”, se indicó desde Salud de Río Negro. “La falta de control aumenta el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de diferentes órganos pudiendo provocar infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares (ACV), enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, y enfermedad renal crónica, entre otras”.
La mayoría de las personas con hipertensión no presenta ningún síntoma; por eso es de fundamental importancia asistir a los controles periódicos de salud y conocer los valores de presión arterial que permitirán llegado el caso, realizar un diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno que permitirá controlarla.
En la Argentina se estima que un tercio de la población adulta es hipertensa. Una cifra de por sí preocupante, pero que podría incluso quedarse corta. “La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en las últimas tres ediciones habla de alrededor de un 35% de prevalencia de hipertensión arterial. Eso muestra la respuesta del paciente cuando se le pregunta si es hipertenso o no. Sin embargo, cuando en la última encuesta se le tomó la presión a un grupo de pacientes, no a todos, esa prevalencia aumentó a casi el 50%. Es decir que existe la posibilidad de que en realidad uno de cada dos adultos en Argentina sea hipertenso”, advirtió el cardiólogo Pablo Rodríguez (MN 75816), presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial.
La HTA se caracteriza por la presencia de valores de presión persistentemente mayores a 140 de máxima y/o 90 de mínima (lo que habitualmente conocemos como 14/9). Cuando los registros están por encima de estos niveles la mayor parte del tiempo, se considera al paciente hipertenso independientemente de que los supere por mucho o por poco. La enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, incluso en la infancia, pero la prevalencia aumenta con la edad. A tal punto que a partir de los 65 años llega al 70%.
Un factor de riesgo “multitasking” que muchos ignoran
Las estadísticas de los pacientes con HTA en la Argentina muestran otra situación de gravedad. El hecho de que se trate de una patología sin síntomas específicos, sumado a la falta de controles habituales, lleva a que la mitad de los pacientes no conozcan su condición. Para peor, por la baja adherencia a los tratamientos o la indicación inadecuada o insuficiente de los mismos, apenas el 25% de los hipertensos está debidamente controlado.
¿Por qué la hipertensión arterial es tan riesgosa? En principio se trata de un factor de riesgo “multitasking”, ya que no está asociado a una sola patología sino a múltiples. “La hipertensión es el principal factor de riesgo para accidente cerebrovascular. También uno de los principales para producir un infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca. Junto con la diabetes son las dos principales causas de enfermedad renal crónica e insuficiencia renal. En definitiva, es una enfermedad que genera daño en múltiples órganos, a los que llamamos órganos blancos de la hipertensión. Estos son el sistema vascular y el corazón, el sistema nervioso central, fundamentalmente a nivel cerebral; y el riñón. Y en las arterias en sí mismas", explicó el especialista.
La hipertensión arterial tiene un gran componente hereditario. El 90% de los pacientes son hipertensos esenciales o primarios, es decir, que no hay una causa médica identificable para su condición. En general estos casos tienen una carga genética muy importante. “Se dice globalmente que si uno tiene un padre hipertenso, tiene 40% de chance de ser hipertenso. Si uno tiene dos padres hipertensos, tiene 70% de chance de serlo. También el hecho de tener padres que hayan tenido enfermedad cardiovascular, sobre todo de forma precoz, aumenta los riesgos”, afirmó el doctor Rodríguez.
“La gran mayoría de los hipertensos además va a necesitar un tratamiento farmacológico. Aproximadamente 7 de cada 10 pacientes debe tomar dos o más fármacos para mantener su presión adecuadamente controlada".
Cinco respuestas a las preguntas más frecuentes
1. ¿Existe la hipertensión “emocional”?
Existe un conjunto de síntomas llamados “gatillos emocionales” que pueden disparar descargas neurohormonales (por ejemplo, sustancias como la adrenalina y el cortisol) y aumentar la presión. Reducir los estresores es fundamental para mantener la presión dentro de límites normales.
El estrés puede provocar temor, enojo, tristeza, cambios en el nivel de energía y concentración y en el apetito, dificultad para dormir, aumento de hábitos perniciosos (como el consumo de tóxicos, alcohol, tabaco), agravamiento de problemas de salud física y emocional preexistentes. Tomarse descansos de las pantallas y las noticias; hacer ejercicios de respiraciones profundas, estiramientos y meditación; comer en forma saludable; estar en contacto con la naturaleza; no aislarse y comunicarse con otras personas; practicar algún ejercicio físico regular; no abusar de sustancias tóxicas (alcohol, tabaco, drogas); dormir bien, es necesario y recomendable.
2. ¿Cuál es la mejor manera de tomar la presión?
Es recomendable tomarse regularmente la presión. La mejor manera de hacerlo es estando sentado haciendo 3 mediciones, con intervalo de un minuto entre tomas y quedarse con el resultado de la última. El mejor momento para tomar la presión es después del desayuno y después de la merienda. Si bien no son síntomas definitorios, un dolor de cabeza de intensidad desconocida y abrupto puede indicar un pico de presión.
3. ¿Hay cambios en la alimentación y forma de vida que puedan ayudar a mejorar los valores de presión?
Las bebidas y alimentos light tienen una alta proporción de sodio, al igual que todos los alimentos procesados, enlatados y también los dulces. Los edulcorantes en general no convienen a las personas hipertensas, por eso es preferible que utilicen azúcar (en lo posible, mascabo o rubia) en lugar de los endulzantes artificiales, que contienen mucho sodio. La sal puede ser reemplazada con distintos tipos de especias y con hierbas.
La actividad física es imprescindible, mejora el trabajo del corazón, que al demandar menos “bombeo” disminuye la presión sobre las arterias. Caminar, trotar, andar en bicicleta, bailar o nadar son actividades que pueden favorecer el control de la presión arterial si se realizan en forma sostenida.
4. ¿La temperatura ambiente puede afectar la presión?
En verano, cuando aumenta la temperatura, los vasos sanguíneos se dilatan y esto puede causar una disminución de la presión. A veces entonces hay que cambiar la medicación, por ejemplo, reducir la toma de diuréticos. En invierno, la ingesta calórica es mayor, se consume más sal, y esto tiende a elevar los valores de presión. Es por eso que la tasa de infartos aumenta entre marzo y noviembre.
5. ¿Debo tomar la medicación de por vida?
Si bien existen algunos casos en que los cambios en la dieta, bajar de peso, hacer ejercicio regular y llevar una vida más relajada pueden hacer retornar los valores de presión arterial a lo normal (80/120 mg), en la gran mayoría de los casos los pacientes hipertensos deben continuar con medicación de por vida y visitar periódicamente a su médico para regular la dosis. Es muy peligroso dejar de tomar los fármacos por cuenta propia, porque eso puede causar eventos agudos y potencialmente mortales, como arritmias, accidentes cerebrovasculares e infartos.
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