La ciencia dice que los semáforos necesitan un cuarto color
Investigadores proponen una luz blanca que permita a los vehículos eléctricos aprovechar por completo su capacidad de conexión en red.
En un semáforo, el rojo significa "parar" y el verde "seguir". Todos lo sabemos. Pero los ingenieros de transporte de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Estados Unidos, proponen ahora una "luz blanca", que permitiría a los vehículos autónomos ayudar a controlar el flujo del tránsito e informar a los conductores de lo que está ocurriendo. En simulaciones, el nuevo escenario mejora significativamente el tiempo de paso por las intersecciones y reduce el consumo de combustible.
El semáforo electrónico tricolor existe desde 1914 y se utiliza en todo el mundo. El concepto de luz blanca se basa en la posibilidad de que los vehículos se comuniquen de forma inalámbrica entre sí y con la computadora que controla el semáforo. Cuando un número suficiente de vehículos se aproxima a la intersección, se activa la luz blanca, una señal de que los vehículos están coordinando sus movimientos para facilitar el paso por la intersección de forma más eficiente.
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Los vehículos no automatizados, es decir los normales conducidos por una persona, simplemente tendrían que seguir al vehículo que les precede: si el coche que les precede se detiene, ellos se detienen; si el coche que les precede atraviesa la intersección, ellos atraviesan la intersección.
Los investigadores introdujeron por primera vez el concepto de intersección de tráfico de "fase blanca" en 2020. Sin embargo, ese concepto inicial se basaba en un enfoque informático centralizado, en el que una computadora que controlaba el semáforo era responsable de recibir la información de todos los vehículos que se acercaban, realizar los cálculos necesarios y, a continuación, indicar a los vehículos cómo debían proceder en la intersección.
Para probar el rendimiento del concepto de fase blanca de computación distribuida, los investigadores utilizaron simuladores de tránsito microscópicos. Estos simuladores son modelos computacionales complejos diseñados para reproducir el tránsito real hasta el comportamiento de cada vehículo. Gracias a estos simuladores, los investigadores pudieron comparar el comportamiento de los coches en las intersecciones con y sin fase blanca, así como la influencia del número de vehículos en ese comportamiento.
Mientras que sólo el 10-30% del tránsito en una intersección con luz blanca estaba compuesto por vehículos eléctricos, las simulaciones revelaron mejoras relativamente pequeñas en la fluidez de los coches. Pero a medida que aumentaba el porcentaje de vehículos automáticos en las intersecciones con luz blanca, también lo hacían los beneficios. Resta entonces ver cómo se aplica esta medida en la realidad.
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