
Se jubiló, se separó y ahora recorre el país con amigas en un Motorhome
La hermosa historia de Cecilia Rodríguez, una destacada ex docente que tras jubilarse y separarse no pierde el tiempo. “Amo la libertad”, asegura esta vecina audaz. Pase y lea…
“Me encanta la libertad de rodar todo el tiempo sin horarios. Una, en estos viajes, duerme cuando tiene sueño, come cuando tiene hambre y sale cuando tiene ganas”. Con esa filosofía de vida Cecilia Beatríz Rodríguez encara la ruta y se da el gusto de recorrer el país con su Motorhome, al que apoda La Osa, donde es feliz de verdad.
Ya bastante trabajó y honró la profesión de docente. Pero aquella maestra de escuela rural que desarrolló una excelente trayectoria alcanzando inclusive el cargo de supervisora de nivel primario hoy, a los 66 años, disfruta de las apasionantes e inigualables escapadas con amigas.
Nada detiene su espíritu aventurero, sus ganas de conocer nuevos lugares, bellos paisajes y gente agradable. Ni siquiera una separación le puso freno a su gran hobby.
“Siempre me gustó viajar, en la medida de lo posible salí, anduve en todas las rutas. Nos separamos con mi marido y me quedó la Sprinter para armarla como Motorhome. Me encanta viajar, la empecé a acondicionar y encima otra amiga armó la suya. Y lo más lindo es que surgió como una idea buscar otras mujeres rodanteras y aparecieron un montón, hasta varias de la zona”, celebra en su charla con LM Cipolletti.
Sus dos perritas reclaman su atención como si supieran que en cualquier momento puede volver a partir. Es que las andanzas ruteras ya forman parte de su rutina “y no puedo llevarlas a mis mascotas adoradas porque en muchos parques no las aceptan y además no están acostumbradas a que las saquen de su ritmo”.
Sin ir más lejos, el fin de semana anterior “fuimos a Trevelin, Chubut con un familiar y una amiga. Hicimos Bariloche, El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo, Esquel. Y en Septiembre estuvimos en un encuentro de rodanteros en Daurex, al lado de Bahía Blanca”, describe su más reciente y atrapante experiencia.
Suele conducir ella aunque larga el volante “en alta montaña porque ahí no me animo”.
Acepta que “no es lo mismo viajar en pareja o viajar con amigos, en grupos. Se fueron sumando de acá de la zona y la pasamos genial”. Y también admite que “esto no es para cualquiera”.
“A todas les gusta viajar solas”
“Es que los espacios son reducidos, las comodidades relativas. Y en mi caso dentro de todo es amplia pero muchas compañeras van en casillas más chicas… Todas tienen esta cuestión de que quizás por destino, por algo que les pasó o por placer, les gusta viajar solas”, revela. Y, en ese sentido, menciona a su inseparable Silvia Mónica Ortega.
“En Semana Santa anduvimos por todo Aluminé con ella y otras más. Y en Enero por La Carretera Austral de Chile, por Chaitén”, recuerda el extenso camino transitado la oriunda de Choele Choel.
Aclara que como va equipada y tiene cama, “no necesito el camping”. Esa independencia a la hora de dormir le permite “ver un lugar lindo y parar a pasar la noche allí. Es algo mágico”.
Consciente de los peligros, toman los recaudos previos. “Siempre y cuando, claro, ese lugar nos parezca medianamente seguro”. Y si no, la que no falla es la de pernoctar “en las estaciones de servicio”.
La comida es lo que “menos me preocupa. Llevás alimentos no perecederos, de a paquetes, una ollita con una estufita y ningún problema..”.
Los contratiempos, no obstante, siempre están. Por caso, cuenta que la vez pasada “tuve un susto bastante grande en Villa Pehuenia. De repente la camioneta empezó a hacer un ruido importante. Miro y se había saltado la manguera, tirando el agua así que nos quedamos en medio de la nada”.
Destaca que en esas circunstancias es cuando surge en toda su dimensión la solidaridad del ambiente en el que se mueven. “En 20 minutos ya nos habían asistido rodanteros que pasaron por allí. Y en otras emergencias recurrimos a SOS”, señala esta vecina radicada en Oro mientras La Osa justamente se encuentra en reparación después de tanto trajín.
La parte mecánica es todo un tema: “Por un lado yo no entiendo tanto y por otro, con la Sprinter te quedás tirada en la ruta y no es fácil ni barato conseguir repuestos”.
Amante de los viajes y la naturaleza desde chica, conoció Europa y buena parte de Sudamérica. Palabra autorizada, entonces, para resaltar las bondades de nuestro país. “Las Cataratas, el Glaciar Perito Moreno, mamita… Estuve en Europa, tiene su encanto pero no hay mucho que envidiarle”, afirma convencida quien tiene una hija “muy abocada a su profesión”.
"Anduve por Purmamarca, Termas de Cacheuta, Copahue, Cuesta de Miranda, Aconcagua, Parque Ischigualasto, Talampaya, Saltos del Moconá, Iberá", amplía sobre el largo camino recorrido.
Si bien aún no cuenta con un destino definido para la próxima travesía, deja en claro que su fantasía es “recorrer más América, llegar al menos hasta Perú o Colombia”.
Y por último, expone su gran sueño “No me quisiera morir sin ver una aurora polar en vivo y en directo. Viajar es un placer, me proyecta, es encontrarme con otras personas, historias, lugares. Disfruto todo”, culmina Cecilia.
¡Buena ruta, buena vida!
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