Investigan el caso de un joven que fue atendido en el Hospital y murió de peritonitis
La fiscalía investiga el caso de un joven cipoleño que murió de peritonitis en la vivienda que habitaba solo. Cuestionan al Hospital de Allen por lo sucedido.
La fiscalía a cargo de Martín Pezzetta inició una investigación de oficio por el deceso del cipoleño Maximiliano Espinoza, de 33 años, quien fue hallado muerto días atrás en la vivienda que habitaba solo. La autopsia determinó que el joven murió de peritonitis aguda. Amigos del difunto cuestionan al Hospital de Allen por presunto “abandono de persona”.
El caso lo hizo público Evangelina Lucantoni, a quien Maximiliano consideraba su “madre del corazón”. El joven no tenía familia y era muy amigo, desde hace varios años, de los hijos de Lucantoni.
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En un texto hecho público por la mujer, con el título de “denuncia al Hospital de Allen”, se puntualiza que el muchacho falleció el pasado 29 de abril y la causa de su muerte se pudo determinar a través de una autopsia.
En el escrito, se realiza un recuento de las circunstancias que habrían conducido a tan triste desenlace. Así, se indica que el 12 de abril Maximiliano “ingresa por guardia en el Hospital Cipolletti por fuertes dolores abdominales, lo atienden y piden que se le practique” el 14 de abril “una ecografía, análisis y radiografía que dan como resultado apendicitis. Esa misma noche es derivado al Hospital de Allen en ambulancia, para ser intervenido quirúrgicamente”.
De acuerdo con el relato, el 15 de abril “con estudios en mano le dicen que tiene el apéndice pegado al colon e intestino delgado por lo cual no puede ser intervenido”. Por tal motivo, “él siempre estuvo con medicación intravenosa”.
Se destaca que “desde el primero al séptimo día solo le dieron agua, el octavo pudo comer y el noveno día tuvo un retroceso, volviendo a la dieta líquida otra vez; el día décimo le dan el alta y lo envían a su casa”.
La denuncia al hospital
Tras indicarse que eran “todos testigos de la desmejoría" del joven, se indica que el 28 de abril “va a control en Allen y el médico asegura que su dolencia “estaba ‘sana’ sin hacer ningún examen ni control, solo a simple vista, le dice que lo que tiene ahora es inflamación estomacal por los antibióticos, que directamente se remitiera al Hospital Cipolletti porque ellos no podían hacer más”.
Así las cosas, “Maxi ingresa al Hospital Cipolletti por guardia, le pasan suero y le dicen que si se sentía mal que el martes se hiciera una endoscopía y que volviera. El día 29 encontraron a Maxi muerto, obviamente no alcanzó a hacerse el estudio”.
El escrito prosigue, refiriendo que “la atención en cuanto a lo edilicio durante su internación en el Hospital de Allen, fue excelente, estaba en una habitación con todas las comodidades, lo que nos traía tranquilidad, todo parecía marchar bien, pero uno no es médico y confía en los profesionales, solo una trabajadora se preocupó por el estado de Maxi y le pidió al médico que lo volviera a revisar, que básicamente lo atendieran”.
Amaba la vida
Sin embargo, “el médico incurrió en lo que conocemos como ‘abandono de persona’ porque aún no entendemos cómo sin estudios él podía aseverar” que la dolencia “estaba sana, que estaba curado. ¿Cómo le dieron el alta sin estar seguros del estado clínico? Obviamente, con el diario del lunes sabemos que eso no era verdad; Maxi murió solo en su casa, sin atención, sin la posibilidad de que quienes deben garantizar la salud lo hagan, sentimos mucho dolor, nada nos va a devolver a nuestro amigo, pero queremos que se sepa lo que pasó para que tomen conciencia que le truncaron la vida a un pibe de 33 años que amaba la vida”.
En diálogo con LMCipolletti, Lucantoni indicó que fue ella misma quien encontró muerto a Maximiliano. Además, informó que el fiscal Pezzetta abrió la investigación de oficio y “mandó a secuestrar la historia clínica”.
Expresó que el joven trabajaba en una despensa de la calle Esquiú “y la única familia éramos nosotros”. Enfatizó que Maximiliano “tenía una vida tranquila” y se había hecho un tiempo antes “unos estudios porque quería empezar el gimnasio y le había dado todo bien. Después empezó con dolores de bajo vientre y se complicó con esto”.
Los dos hospitales
La mujer considera que en el caso podría existir “abandono de persona y negligencia médica, las dos cosas”. Por eso, “lo que más lamento es que esto se podría haber evitado”.
“Los dos hospitales se lavaron las manos”, manifestó y especificó que la autopsia determinó que la muerte se produjo por “hemorragia digestiva y peritonitis”.
Maximiliano “no era que se había dejado, porque a veces uno suele ir al médico ya al último, pero él hacía veinte días que iba al médico y hacía como quince días que sabían que era el apéndice”.
La familia de Lucantoni vive en calle Don Juan de Dios Sepúlveda, en un sector del barrio Las Calandrias, cerca del viejo barrio CGT. Muy cerca residía el joven fallecido.
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