Efecto Uber: hay taxistas que no quieren que suba la tarifa

Apurados por el descenso del número de personas transportadas y por la competencia que está representando el servicio no autorizado de Uber, sectores de los taxistas no quieren que el Municipio concrete el aumento de tarifas que les correspondería en mayo. La normativa vigente prevé dos incrementos anuales fijos, el primero en mayo y el segundo en noviembre.

Entre los tacheros existe una gran inquietud por el difícil momento que está atravesando su actividad. Los ingresos por la prestación vienen reduciéndose notablemente por la crisis económica imperante, que ha provocado que la gente acuda cada vez menos al taxi para moverse por la ciudad.

En Cipolletti, hay alrededor de 400 taxis prestando servicios, una cantidad que se considera relativamente alta en relación a la cantidad de habitantes. El número atañe a las licencias otorgadas por el Municipio en mejores tiempos, cuando el negocio resultaba más rentable para todos, tanto para los titulares de licencias como para los peones de taxis, es decir, las personas que trabajan como choferes.

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Algunos sectores de los taxistas no ven aconsejable que se aplique el aumento de tarifa de mayo. La demanda del servicio ha caído mucho, en especial, en el horario nocturno, además que la aplicación Uber, aunque sin autorización, está planteando una polémica competencia.

Se conoció en estos días que existiría la intención de algunos sectores de la actividad de presentar a las autoridades de la comuna un pedido para postergar por un tiempo, que podría ser un mes o más, el aumento fijo de mayo que está estipulado por ordenanza.

El incremento debería haberse aplicado a partir del primer día del mes, pero el feriado largo por el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, abrió un oportuno paréntesis para la reflexión. Porque la realidad está complicada. A tal punto que se habrían registrado intentos para comunicarse con el intendente Rodrigo Buteler para comunicarle lo que está pasando.

Ocurre que en la actualidad hay jornadas en las que algunos choferes o titulares de licencia que manejan sus propias unidades no hacen más de 10.000, 20.000 ó 30.000 pesos en doce o más horas de trabajo, lo que resulta una suma muy acotada por la inflación y el alto costo de la vida y por los elevados gastos que insume mantener la actividad. Combustibles, insumos, repuestos, seguros y canon municipal figuran entre los gastos permanentes del rubro.

Taxistas en tensión por Uber

Para complicar el panorama, la aparición del trasporte Uber en la ciudad tiene muy irritados y tensos a los tacheros. En esto hay coincidencia prácticamente unánime por cuanto la competencia no autorizada está captando, a fuer de una tarifa mucho menor, una porción cada vez mayor de la demanda. Y así no se puede y las quejas de los taxistas se siguen acumulando en el Municipio.

En particular, porque se quiere que las autoridades de la comuna impulsen con más ahínco y efectividad la detección de los vehículos de Uber y la aplicación de las sanciones correspondientes, que deberían incluir la multa a los conductores y el secuestro de sus rodados.

El riesgo de perder más demanda

Así las cosas, los sectores más preocupados por la situación querrían que se postergue el aumento de la tarifa de mayo, que en otras circunstancias aceptarían con gusto. Es que los componentes del esquema tarifario marcan que, por la inflación, sería necesario actualizar los montos que se cobran. Pero el riesgo de perder más demanda y reducir más aún los ingresos resultaría muy riesgoso.

A esta altura, incluso, se teme que se vuela a repetir la crisis sectorial de fines de los ’90 y comienzos de los 2000, cuando se llegó al desastre de una competencia desaforada por cobrar menos, cundiendo el sistema de “solo dos pesos” y hasta “solo un peso” por cualquier viaje. El equilibrio de la ecuación económica de los taxis es hoy muy finito.