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El ejercicio físico después de un infarto: cómo, cuándo y por qué

La actividad física es clave porque trae numerosos beneficios para la salud. Las recomendaciones de una especialista.

Luego de un infarto agudo de miocardio, es importante retomar la actividad física ya que ofrece importantes beneficios en la salud cardiovascular y el bienestar general. Tenemos que tener en cuenta algunos puntos para hacerlo en forma adecuada:

1. ¿Cuándo es seguro comenzar la actividad física después de un infarto?

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En la mayoría de los casos, se puede comenzar a hacer ejercicio tan pronto como el cardiólogo lo indique. Por la evidencia actual, es seguro empezar con ejercicios aeróbicos suaves, como caminar, entre 7 y 14 días después del infarto. La progresión hacia actividades más intensas debe ser gradual y adaptada.

2. ¿Se debe hacer ejercicio bajo supervisión médica?

Durante las primeras fases de la rehabilitación, la supervisión médica es fundamental para asegurar que el ejercicio se realice de manera segura y efectiva. A medida que el paciente avanza y se estabiliza, puede ser posible realizar ejercicio de forma independiente, pero siempre siguiendo las recomendaciones médicas.

3. ¿Qué tipo de ejercicio: aeróbico o de fuerza?

El ejercicio aeróbico, como caminar, nadar o usar la bicicleta fija, es altamente recomendado después de un infarto. Este tipo de ejercicio involucra grandes grupos musculares y mejora la capacidad cardiovascular, la circulación y ayuda a reducir factores de riesgo como la hipertensión, colesterol y ayuda a controlar la diabetes.

Los ejercicios de fuerza, cuando son indicados y supervisados por profesionales de la salud, complementan los aeróbicos y aportan beneficios adicionales, como una mejor recuperación y prevención de futuros eventos cardíacos. Ejemplos incluyen entrenamiento con pesas libres, ejercicios con el peso corporal (sentadillas, flexiones, planchas) y uso de bandas elásticas.

Ejercitar, clave para la salud cardiovascular

4. ¿Qué beneficios aporta realizar actividad física?

La combinación de ejercicio aeróbico y de fuerza ofrece múltiples beneficios para la salud cardiovascular, tales como:

  • Mejora del tono muscular y resistencia: Un sistema musculoesquelético fuerte ayuda a mantener una postura adecuada y reduce el esfuerzo cardíaco.
  • Reducción de factores de riesgo cardiovascular: Mejora la presión arterial, baja el colesterol “malo” y ayuda a controlar la diabetes.
  • Mejora la función de las arterias: Fortalece la capa interna de los vasos sanguíneos, favoreciendo una mejor regulación del flujo sanguíneo y reduciendo la formación de coágulos inapropiados.
  • Control del peso corporal: Eleva el metabolismo basal del organismo y ayuda al descenso de peso.
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5. ¿Qué precauciones hay que tener?

Se debe hacer una evaluación médica previa completa, que incluya pruebas de esfuerzo.

  • Progresión gradual de la intensidad: Evite actividades intensas durante las primeras fases de la recuperación.
  • Monitoreo continuo: Hoy en día se pueden utilizar monitores de ritmo cardíaco o smartwatches para mantener la actividad dentro de las frecuencias cardíacas definidas por el equipo médico.
  • Atención a los síntomas: Dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos o fatiga extrema, requiere detener la actividad física de inmediato y buscar atención médica.

6. ¿Qué hacer si no se puede mantener una rutina de ejercicio constante?

Cualquier cantidad de ejercicio es mejor que nada. La primera dificultad es la constancia, luego habrá tiempo para ajustar la intensidad y la frecuencia del ejercicio según las necesidades individuales.

7. ¿Hay espacio para el yoga o pilates en la recuperación cardiovascular?

Diversos estudios indican que el yoga y el pilates, disciplinas cada vez más difundidas en nuestra población, pueden mejorar la calidad de vida de pacientes post-infarto. Estas prácticas ayudan a controlar el estrés, la ansiedad y mejoran la respiración, lo que contribuye a una recuperación más completa.

Recuerde que cualquier cantidad de actividad física es un paso positivo hacia una recuperación exitosa y que, con las precauciones adecuadas, puede retomar su vida activa con seguridad y confianza.

(*) Escribe Camila Antonini (MPRN 9209 / MPNQN 8461) Médica de la Residencia de Cardiología Clínica de Leben Salud.

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