El insólito episodio que generó angustia y estrés en la plaza del arroba: ¿Qué pasó?

La plaza del arroba es uno de los espacios verdes más concurridos de la ciudad, en especial los fines de semana. Este sábado a pleno sol y con temperatura agradable, al menos hasta que empezó a oscurecer, se prestaba para tomar unos mates con amigos, lanzar unos tiros al aro de básquet o caminar alrededor del tradicional sitio.

Todo transcurría en absoluta calma hasta que de repente ocurrió lo insólito e impensado. Una familia partió en su auto sin percatarse de que se estaban olvidando a la mascota, una simpática perrita que vivió una experiencia tan estresante como traumática.

“Nosotras nos dimos cuenta, notamos que la perrita se había quedado sola, desorientada y triste y no dudamos en contenerla y nos quedamos con ella”, cuentan a LM Cipolletti tres jóvenes que advirtieron la increíble situación y "se pusieron la 10".

Plaza del arroba 1 cipolletti.png

La plaza del arroba, escenario de un hecho insólito.

“Era un Gol rojo y habrán tardado unos cuarenta minutos en regresar. Nosotras, ese tiempo, apelamos a las redes y los medios para tratar de avisarle a los dueños”, ampliaron las chicas, que protagonizaron el gesto del día.

Final feliz en la plaza del arroba

“Por suerte al rato volvieron a buscarla, ya se empezaba a complicar porque nosotras a la vez estábamos con cuatro perros nuestros -risas-. Nos aseguramos que la perrita, una hermosa caniche, responda a su nombre (Lilo), que fueran realmente sus dueños. Y sí, cuando la llamaron fue rápido al reencuentro, estaba emocionada, había que verla cómo movía la colita de un lado para el otro”, ampliaron las chicas reconfortadas con el favorable desenlace tras momentos de angustia y tensión.

“La mujer nos explico que tiene una nena chiquita y se ocupo tanto de ella y de cargar todas las cosas que se olvidó de la perrita”, culminaron.

Final feliz para un olvido insólito, si bien en este mundo en el que vivimos a las corridas puede pasar. La perrita volvió contenta a casa. Y tres chicas cipoleñas demostraron, justamente, que no todo está perdido…