Tiene más años que los que cumple Fernández Oro y le envía un emotivo mensaje al pueblo
La "abuela Villegas", historia viviente de esa ciudad. Un festejo a pura tortas fritas hechas por ella. Toma un solo medicamento y no para de callejear.
General Fernández Oro, la ciudad que la cobijó en 1965 y donde echó raíces, celebra su aniversario 94. Ella, una de las habitantes más longevas del pago, tiene 2 más: 96 y “estoy cerca de cumplir otro añito más, nací el 22 de octubre de 1928”.
Es la historia viviente del pueblo. Vio pasar numerosos gobiernos, vecinos que llegaban o se marchaban y fue testigo de la transformación de una de las dos ciudades rionegrinas que más creció según el último censo.
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Hortencia Villanueva o simplemente “la abuela Villegas” (apellido de su marido) reconoce estar “emocionada” por esta fecha tan especial y le envía un sentido mensaje a su querido Oro y a toda la población vía LM Cipolletti.
“Que siga creciendo, que mejoren las cosas y que todos puedan vivir bien”, señala la mujer que pese a su edad conserva una lucidez y vitalidad admirable.
También expone un deseo: “Se que se están haciendo obras, me gustaría que se arreglen las calles y las rutas así no hay accidentes”.
La historia de Hortencia
Su hija más chica, Yolanda, su fiel compañera es la que repasa un poco la historia de su madre, un ícono orense.
“Somos 5 hermanos, 4 varones y yo soy la más chica, la hija mujer. Mis hermanos son grandes, el mayor, Fernando Villegas tiene 76 y fue él quien nos trajo a Fernández Oro, el promotor de que salgamos de Andacollo, Neuquén, de donde somos oriundos. Nos instalamos en la chacra de don Julio Croceri y trabajamos allí hasta que luego nos tocó una casita en Oro y nos mudamos”, explica para contextualizar.
“Mi mamá es la única que queda vida de todas sus hermanas. Tiene sobrinas en Roca, en Cordero, en San Luis hay también un sobrino. Varios nietos, bisnietos, tartaranietos, es muy querida por todos mi mamita”, destaca y su esposo, Jorgito le apunta con una sonrisa: “no te olvides del que la lleva a pasear…” y se señala a sí mismo.
Hecha la introducción, cuenta increíbles particulares y gustos de su progenitora y cómo son sus días. “Hoy fui a las 9 a su casa (por este sábado) y estaba haciendo tortas fritas -risas-. Le gusta salir, ver a la gente, visitar a enfermos, dialogar, que la saquen a pasear. No se queda nunca, no para. Hace poco tuvo fractura de costilla pero sigue y anda con ganas de seguir bailando”, señala sobre las travesuras de Doña Hortencia.
Super sociable, la señora “siempre recibe visitas, de amigas, vecinas, nunca está sola. Es muy solicitada, también quedó vinculada a gente de los viajes que hizo. El padre Pancho, por ejemplo suele acompañarla mucho y ella es muy creyente”.
Cuando tiene que darse un gusto con la comida lo hace y casi que no toma medicamentos: “Es sana por naturaleza, toma solo una pastilla para la presión”.
“Va 3 días a la semana al CAM y luego dos días a la colonia. Uno de sus hijos -hermano mío- también es jubilado y van juntos. A la tarde la acompaña una chica en su casa y a la noche otra aunque le gusta vivir sola pero ya no puede, por ahí se cae, se quema. Solo tiene problemas de huesos”, agrega Yolanda, una hija orgullosa.
Lo único que le preocupa es que “no la pudimos jubilar nunca, no tiene pensión, solamente una ayuda como adulto mayor de 226 mil pesos y los 70 mil adicionales que otorgaron. Con eso paga la luz, el gas, trata de comer. No le gusta ver ninguna boleta, es muy responsable, apenas llega una me manda a mí a pagarla. Con la ayuda de sus hijos se las rebusca la viejita”.
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