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La historia de Fausto Pianovi, el pibe de Cipolletti que juega en Barracas Central

El joven de 18 años es parte del plantel del Guapo y en el primer semestre del año fue convocado tres veces en la primera división.

El futbol cipoleño tiene varios jugadores en el futbol profesional y Fausto Pianovi es uno de ellos. El delantero forma parte del plantel de Barracas Central en la primera división del futbol argentino.

“Estoy en Barracas desde el 2023 que llegué. Fue todo un proceso para llegar a la primera. Gracias a Dios ahora estoy entrenando con el plantel hace ya casi tres meses. Pasé muchas cosas, fueron años lindos también con mucho aprendizaje también”, dijo el jugador a LMCipolletti.

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El joven llegó hace un año a Barracas, luego de haber pasado un tiempo en las formativas del Arse. “Estaba jugando en Arsenal de Sarandí y no estaba contento, la verdad. Necesitaba y quería otro aire, ir a otro lado. Salió la prueba en Barracas, me vine de Buenos Aires, me preparé todo el verano acá y me fui para la prueba en fines de enero”, contó.

Para aquella prueba Fausto se preparó en la ciudad para regresar de la mejor manera, enfocado en ser parte del Guapo en una prueba de gran competencia. “Éramos muchos chicos, casi 200 que estábamos probando. Creo que hice tres pruebas, que fueron tres partidos, y quedé. Y bueno, ya a partir de 2023 empecé en la sexta de Barracas”, repasó.

Cómo se afianzó en Barracas Central

Con el tiempo, Fausto fue ganándose su lugar y en base a su rendimiento fue subiendo de categoría hasta llegar a la reserva y luego a la primera. “La verdad que el cambio de la reserva a primera es otro ritmo, es un cambio mucho más intenso y se trabaja mucho más, es mucho más físico también”, reconoció.

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En el torneo de reserva, el cipoleño compartió algunos minutos con el exarquero del Albinegro Rafael Ferrario. El "1" pasó por Cipo en 2023 y emigró a Barracas en 2024. “Bajó a jugar unos partidos de reserva y lo conocí. Jugamos en reserva nomás, no compartí plantel con él”, comentó.

Durante el primer semestre, Fausto alcanzó sus primeras convocatorias en la Copa de la Liga Profesional. Ocupó un lugar en el banco ante Unión, Huracán y la última ante River, en el Monumental. “Tuve tres convocatorias, tuve la suerte de estar en el último partido contra River. Fue muy linda la experiencia, no pudimos ganar, pero estar ahí y sumar esa experiencia, la verdad que es muy lindo. Nos quedamos con la ganas de ganar. Fue la tercera situación, y estaba contento, también te motiva y siempre querés ir por más”, aseguró.

Los inicios del cipoleño

El delantero aún es muy joven. Con 18 años y consolidándose en el plantel de Barracas, no se olvida de sus primeros pasos. "Empecé de muy chico, tenía cuatro años cuando quería jugar al fútbol, de chiquito ya me gustaba. A los dos años jugaba, a los cuatro ya quería arrancar y pedía para ir a jugar. También para sacarme las ganas, jugaba todo el día en casa, rompía las cosas y me mandaron a Pillmatun”, recordó.

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Es uno de los tantos chicos que llegó a Pillma de pequeño. "Era una Escuelita en ese tiempo, no me acuerdo en qué calle, entrenábamos cerca de las vías. Ahora hay un 'chino' (supermercado). Siempre me llevaba mi viejo o mi vieja y me quedaba entrenando ahí”, sumó.

Además de tener presente a su primer club, tiene un gran aprecio por uno de sus pilares en la formación, 'Palito' Paredes. “Entrenaba con el profe Palito que me enseñó un montón, sabía mucho y yo de chiquito aprendí un montón de él. Sabía cómo llevar el grupo, me quedaron muchas cosas de ese profe”, reconoció.

Con el tiempo, Fausto quiso dar un paso más. “Pillmatun se hizo San Isidro y no jugaba la Liga Confluencia, y yo quería tener algo más competitivo, porque San Isidro jugaba la Municipal, que no era la más competitiva. Entonces pasé a San Martín, estuve dos años más o menos. Jugué unos partidos ahí, y en un momento, me acuerdo, contra Cipo, que había andado bien, había hecho tres goles, y me llamaron para ir”, recordó.

Su llegada a Cipo

En el Albinegro, también estuvo un puñado de años, hasta que decidió ir a Buenos Aires en 2020. “Arranqué en décima en Cipolletti y estuve más o menos tres años, que también me enseñaron mucho. Tuve buenos muy buenos profes, que hasta el día de hoy tengo contacto. Después ya me fui para Buenos Aires”, dijo.

En Arsenal de Sarandí comenzó a notar la diferencia en las exigencias, el juego y los enfrentamientos con otros equipos. “Es otra competitividad, otro ritmo y se nota la diferencia. Allá todos los equipos compiten”, aseguró.

Desde pequeño le gustó estar en el ataque y no ha variado tanto su posición con el correr del tiempo. “Siempre delantero, siempre me gustó encarar el arco, siempre arriba, mucho gambetear. De chiquito jugué mucho de enganche y si no extremo, por afuera. Hasta el día de hoy que soy extremo y juego arriba”, se describió.

El desafío de estar lejos de casa

Luego de pasar por distintas instituciones en la ciudad, Fausto dejó su hogar y se marchó de muy pequeño pero con gran decisión. “Es difícil estar lejos de la familia, de chiquito cuesta mucho más también. Yo tenía 12, 13 años cuando me fui para allá”, afirmó.

Con tan poca edad es un desafío gigante afrontar una vida en soledad, sin ningún familiar cerca. “Te tenés que armar una vida de cero, no tenés a los amigos, no tenés la familia, y por ahí te toca estar solo. Entonces siempre que puedo, trato de venir y compartir con mi familia y amigos”, comentó.

La fortaleza del pibe es para reconocer. "Mi familia es mi debilidad. Ellos siempre me ayudaron y aparte de todo eso hicieron un esfuerzo muy grande para que yo me pueda ir para allá. Mucho gasto, mucho sacrificio. La verdad me queda agradecerles porque hicieron un esfuerzo enorme y también me siento contento de poder darles esa alegría. Ellos están muy contentos, siempre me dicen que están orgullosos y eso me pone feliz porque gran parte lo hago para ellos. Es un alivio sentir que todo el esfuerzo dio sus frutos”, reconoció.

Otra de las cosas que se extraña es la ciudad, su Cipolletti natal, donde además están todos sus amigos de la infancia. Por eso, cada vez que puede, se escapa al alto valle. “Siempre que se puede, sí. También pasaba mucho por lo económico el no poder venir, siempre tenés ganas de venir y estar con la familia. Obviamente se extraña, a Cipo también, yo tengo muchos amigos también”, contó.

Lo mismo pasa con el Club Cipolletti, donde vivió tres años y conoció mucha gente. “La verdad que con Cipo también tengo un cariño muy grande, me enseñaron mucho. Con los profes, me llevé muy bien con todos y hasta el día de hoy tengo contacto”, dijo.

En su llegada a la ciudad para disfrutar del receso, el Capataz se enfrentó al Deportivo Rincón y Fausto no se perdió esa cita en La Visera de Cemento. “El otro tenía ganas de ir y justo que vine, jugaba contra Rincón y tuve la suerte de estar ahí, fui a verlo. Aparte ganamos 3-0, así que contento, y sí, siempre trato de acercarme, de estar ahí, la verdad que tengo un cariño con el equipo”, concluyó.

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