Una selfie en el tercer puente

Fue el destape de una arteria para quitarle presión al tránsito, que es el corazón que le da movimiento a la ciudad. Fue la euforia del primer día, de conocer el tercer puente que después de tantos años de construcción y obras paralizadas parecía más un mito que algo real.

Después de la inauguración del viernes, esta nueva vía de comunicación que une Cipolletti con Neuquén se convirtió en un hormiguero de vehículos.

El movimiento impresionante de autos rompió la paz y el paisaje bucólico que componían algunos pescadores que aprovechaban las barandillas del puente, los amantes de las caminatas y los obreros de las chacras que habitualmente hacían trabajos rurales en las inmediaciones. De golpe todo se convirtió en un frenesí de autos, motos y camiones que cambió el entorno de manera dramática y que seguramente se irá incrementando con el correr de los días. Se cree que mañana a partir del lunes, el flujo de vehículos se duplicará.

Ayer fueron muchos los automovilistas que hicieron el viaje sólo por conocer el trayecto y observar un paisaje desconocido. Y como ocurrió con el Tren del Valle, el viaje tuvo carácter turístico. De hecho, muchos estacionaron, lo atravesaron caminando y retrataron el momento con una selfie.

En Vialidad Nacional esperan que en una primera instancia el 30 por ciento del tránsito entre ambas provincias se canalice por el nuevo puente. Hay 60 mil autos diarios que hasta ahora sólo podían cruzar por los que dan a la Ruta 22, lo que generaba demoras muy largas. El tercer puente aliviará esa situación y permitirá que los vecinos ahorren tiempo.

El día después de la inauguración, cientos de automovilistas ya utilizaron el nuevo puente.