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En Santa Elena luchan por salir adelante, pero cuesta

A dos semanas del gran temporal, el panorama sigue siendo desolador.

Transcurridas ya dos semanas del gran temporal y los enormes incendios que el viento provocó en la ciudad, la comunidad del barrio rural de Santa Elena aún sufre las consecuencias del fenómeno y los más perjudicados todavía tendrán que esperar, no menos de seis meses, por una nueva vivienda. Además, persisten otras necesidades insatisfechas.

El vendaval del 22 de agosto pasará a la historia como uno de los de máxima intensidad en el devenir de la región. En Cipolletti, el desastre se focalizó en Ferri y, más aún, en Santa Elena, donde se quemaron totalmente nueve casas y muchas familias perdieron todo o gran parte de lo que habían logrado a fuerza de mucho sacrificio.

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Carlos, un reciclador del basural que reside en la zona afectada, manifestó que actualmente lo que más se requieren son elementos mínimos de mobiliario, como mesas, sillas y utensilios domésticos, ya que la provisión de alimentos y prendas de vestir ha sido resuelta prácticamente en su totalidad. Indicó que también falta que se repongan los animales de granja que perdieron algunas familias, como cerdos, ovejas, corderos y gallinas, ya que la mortandad fue elevada debido a los incontrolados siniestros.

A partir de la instalación de tráileres, las necesidades de vivienda para los pobladores que se quedaron sin casa han sido paliadas, pero los problemas para calefaccionarse y cocinar les complican las cosas. Además, si bien tienen colchones, no cuentan con camas y deben dormir en el suelo. Desde el Municipio, en tanto, indicaron que están en plena actividad en el sector las secretarías de Obras y de Servicios Publicas, y de Desarrollo Humano, siguiendo de cerca la evolución de pedidos de la comunidad damnificada.

Una pobladora de la zona indicó que los fuegos siguen siendo una constante en el basural que queda en las cercanías, por lo que, de darse otro temporal fuerte, el riesgo de propagación del las llamas podría verse acrecentado. Como en toda sociedad, las diferencias internas también existen entre los pobladores de Santa Elena, donde se menciona a un vecino que se tomaría más atribuciones que las debidas.

Tras los grandes incendios, la ayuda se focalizó en alimentos, ropa y artículos de primera necesidad. Pero faltan muebles y los animales de granja que se perdieron.

Todavía hay mucho por solucionar

Las soluciones marchan lento en la zona de Santa Elena. Olaya, una residente muy conocida y activa en la lucha por su comunidad, contó ayer que el desastre fue tan grande que costará mucho recuperarse. Los tráileres les han dado un techo a ocho de nueve familias. Pero para los beneficiados tampoco han sido la respuesta a todas sus necesidades. Hay grupos familiares numerosos que deben apiñarse para poder pasar la noche. A los pobladores afectados también les faltan cocinas adaptadas a garrafas, el agua potable casi no llega y se necesita recuperar los animales muertos por el fuego.

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