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"Del país de la humedad y el agua filtrada": la vida y preocupación de una vecina junto al río en Costa Norte

Alicia vive desde hace 23 años en el barrio Costa Norte de Cipolletti. Su casa, como la de varios vecinos, enfrenta las consecuencias de vivir a la vera del río.

“Soy Alicia, del país de la humedad y del agua filtrada”, dice con una mezcla de resignación y humor. Tiene 62 años y vive con su esposo, de 67, en una vivienda cuya parte trasera da directamente al río. Allí han enfrentado más de una inundación: “Con la última, tuvimos un metro y medio de agua. Ya perdimos dos autos”, cuenta.

En su terreno hay un terraplén que, por ahora, es lo único que impide que el agua avance: “Hace años que está, y por ahora sostiene todo para que no nos inundemos. Pero igual se nos filtra el agua en todo el terreno”.

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Alicia y su esposo son jubilados con la mínima. No tienen acceso a la red de gas, y en plena ola polar sobreviven con una salamandra, una garrafa y una pantalla: “Nos trajeron pocas bolsas de leña. Con estos fríos la pasamos muy mal. Una garrafa de 10 kilos sale 23 mil pesos y dura cinco días cuidándola mucho”.

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La situación se complica aún más cuando se suman los problemas de salud. “Tengo un problema de salud y mi marido me pide que no salga, pero yo necesito salir y ver cómo está mi terreno”, explica. A pocos metros de su casa vive una vecina que está en silla de ruedas.

Además de la precariedad energética y las filtraciones, hay otra dificultad: “Estas casas no tienen escritura, no se preocupan por nosotros”, denuncia.

Alicia dice que no es la única. Lo que vive es compartido por varios vecinos del barrio Costa Norte, una zona postergada y amenazada. En cada temporal o crecida del río, la incertidumbre vuelve a golpear la puerta.

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A dos centímetros del desastre: la amenaza latente sobre Cipolletti

En julio de 2006, Cipolletti estuvo a solo dos centímetros de una tragedia. Así lo recordaron técnicos e ingenieros que participaron de aquella noche en la que la presa Portezuelo Grande, parte del complejo Cerros Colorados sobre el río Neuquén, estuvo al borde del colapso. Fue por una crecida extraordinaria que casi desborda su capacidad recordó +P hace muy poco.

La ciudadana Rosa Cristina Rozniatowsk presentó una demanda judicial para que se ejecutaran obras que redujeran este riesgo. En 2018, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó al Estado Nacional realizar las obras necesarias para garantizar la seguridad de la presa, ampliando su capacidad para resistir crecidas de hasta 14.520 m³/seg. Sin embargo, estudios posteriores de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) indicaron que la crecida máxima probable podría alcanzar los 23.000 m³/seg.

Aunque la Cámara de Diputados declaró de interés nacional la realización de nuevas represas como Chihuido I, La Invernada y Cerro Rayoso, aún no se ha avanzado con esas obras ni con un sistema de alerta temprana efectivo.

Según el ingeniero Sergio Marré, la situación exige estudios técnicos y la ejecución de infraestructura urgente. Advirtió también que la central Planicie Banderita, parte del mismo sistema, no cuenta con un vertedero para evacuar grandes volúmenes de agua y que su capacidad de descarga es limitada: solo 600 m³/seg.

Frente a esta amenaza, Cipolletti —una ciudad de unos 100 mil habitantes— sigue esperando respuestas concretas. Mientras tanto, barrios como Costa Norte ya sufren hoy las consecuencias de vivir al borde del río.

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