Cocinan y reparten en viandas para personas en situación de calle en medio del frío extremo
En bici o en auto. Mía (18 años), su mamá Cecilia y su amiga Luz, un ejemplo en Cipolletti: “El abrazo de los chicos y sus miradas nos llenan el alma”.
“Lo hacemos de corazón, venimos desde abajo y lo poco que tenemos lo compartimos”, resumen poco antes de salir a repartir más viandas a personas en situación de calle en medio de la ola polar.
Y adelantan el menú: “Seguramente llevaremos polenta con tuco calentita, el primer día fueron fideos con salsa y la idea es ir rotando”.
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Mía, 18 años, la impulsora de la idea, su mamá Cecilia, la cocinera y Luz, que justamente le puso brillo y más amor a esta solidaria iniciativa aportando su auto para el reparto son las caras visibles de la conmovedora movida.
Se viene la cuarta noche consecutiva repartiendo viandas
“Es que al principio lo hicimos en bici mamá y yo, recorrimos todo Cipolletti y nos viene bien contar con un vehículo como alternativa”, reconocen madre e hija, dos queridas vecinas del Barrio Del Trabajo.
Este miércoles será la cuarta noche consecutiva en la que entregarán comida a aquellos que la están pasando mal por el frío y la mala alimentación.
Una complicación de salud de Mía, sus principios de vida y su enorme fe le hicieron replantearse muchas cosas y embarcarse en esta admirable campaña que, como aseguran, les “llena el alma”.
“Yo estaba viviendo en Choele Choel, estudiando veterinaria y por problemas de salud me tuve que volver y la verdad me sentí desorientada. Había perdido todo lo que había soñado en algún momento y así y todo siempre me faltaba algo que era esto de ayudar, servir y estar para el otro. Mientras pasaba por mí recuperación me acerque mucho a Dios y me dio toda la fuerza que necesitaba para poder hacer esto que tanto amo”, resalta la joven de 18 años que predica con el ejemplo.
“Por algo se llama Mía que significa Amada de Dios. Verle su carita de felicidad tras ayudar a la gente es lo que tanto me reconforta, aparte de tenderle una mano a estas personas”, explica Cecilia con orgullo y emoción.
“Por ahí es difícil ubicarlos, de hecho queríamos empezar antes esta acción pero nos dimos unas vueltas y no los encontramos. Ya los conocemos hace un tiempo porque trabajamos en la Parroquia Don Bosco en la parte social. Los chicos del semáforo de la Mariano Moreno o de las plazas van y vienen. Mi marido el domingo nos avisó, camino al trabajo, ‘están ahí los chicos’ y listo, nos pusimos a cocinar”, repasan y transmiten alegría.
El conmovedor gesto de Mía con un hombre en la calle
El gesto se agiganta por una decisión llena de amor y generosidad que tomó Mía sobre la marcha y ante la necesidad ajena.
“Agarramos las bici y salimos con 7 viandas, las repartimos todas y en la última nos encontramos con un señor que buscaba abrigo para su esposa, así que me saqué una de mis camperas y se la di. También le compramos leche y galletitas para su nena y estaba muy agradecido”, revela el conmovedor momento.
No esperan nada a cambio pero de todos modos la recompensa para ellas no es menor. “El abrazo y el agradecimiento de la gente es algo hermoso. Ayer estuvimos con uno de los chicos que está durmiendo en una plaza, en la Colombia y España. Tiene 25 años, es más chico que uno de mis hijos. El Municipio ofrece casa de refugio pero a veces prefieren no ir, incluso porque confían en salir adelante y por algo relacionado a la dignidad humana o el orgullo”, asegura Ceci con los ojos humedecidos…
“Mi marido me esperaba con algo calentito y al llegar a casa me dijo ‘la cara de felicidad que traes”, señala, por su parte, Luz, la responsable de un merendero (“Cadena de valores”) en la Isla Jordán.
“Lo mínimo que puedes hacer es escucharlos, regalarle 5 minutos que para ellos ya es mucho. Capaz estás en el confort de tu casa, haciendo otra cosa y no te das cuenta de esto”, reflexionan estas tres mujeres heroínas.
Para ellas no es nada nuevo lo de ayudar. Son expertas en esa materia (“siempre estamos haciendo cosas, juntando ropa o en el caso de Luz, en el merendero”). Por suerte no están solas. Y la movida se agranda.
Cómo ayudarlas con las donaciones
“Empezamos con 7 viandas, luego seguimos con 12 y continuamos creciendo. Estamos recibiendo donaciones. Se necesitan paquetes de fideos, arroz, caldos, sal, condimentos, verduras, té, mate cocido, café, azúcar, mantas, camperas, zapatillas, medias, abrigo, platos, vasos, cubiertos descartables…”, enumeran.
“Por más que empezó el domingo, sabemos que tenemos un gran camino por delante. Esta semana de frío la vamos a hacer de punta a punta. Salir con este frio no es un sacrificio, es paz y amor cuando recibís tanto agradecimiento por sentir que no están solos”, reivindican su noble idea.
Piden, eso sí, que no las juzguen por contar o compartir con la comunidad lo que hacen. “No tenemos ningún interés, pero a veces está piola que también trasciendan las buenas noticias y aparte quizá la difusión nos ayude a recibir más colaboraciones para la gente”, concluyen.
Así como Cristo multiplicó, según la biblia, los pancitos, ellas también hacen milagros para conseguir alimentos y repartirlos entre esos vecinos cipoleños que tantos lo necesitan. En medio del frío, un poco de amor y calor humano. ¡Felicitaciones chicas!
Teléfonos: 299-4203119 (Mía) y 2974774783 (Luz).
Alias: desde.el.corazón07
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