La historia de Henry, el popular animador, cantante y taxista cipoleño que sufrió el golpe más duro
Querible y conocido, la lucha en su doble rol. Hace poco perdió a una hija de 14 años: “Agradezco a la gente que me apoya cada día, en los eventos, el taxi o el fútbol”.
Pone, en modo disc-jockeys, un tema romántico y se va mesa por mesa a cantar junto a los invitados. “¿Y cómo dice..?”, arenga mientras unas chicas de 40 tararean la letra: “que mi corazón está colgando en tus manos” (una de Carlos Baute y Marta Sánchez).
Maneja los tiempos del evento, en este caso un cumple de 50, con cancha y experiencia. Interactúa de manera divertida con los protagonistas de la noche, ya sea una quinceañera o los recién casados. Sin excederse ni pecar de cargoso, con intervenciones oportunas y simpáticas.
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“Lo de la música lo traigo conmigo desde muy pibe, de la primaria. Todo este tema de la animación, en cambio, lo empecé a los 17 ó 18 años, con la conducción de fiestas. Al principio lo hacía como hobby, luego me fuí soltando y animando. Mi pareja Lea me acompañó mucho, es un pilar para mí. Nos fuimos armando un lindo emprendimiento con sonido propio, luces, máquinas de humo y todos los chiches”, explica el gran Henry, de él se trata.
Popular en ese rubro, muchos también lo conocen “por el taxi”, su otra faceta laboral. Es que durante la semana este querido personaje de la ciudad se gana el mango como chofer.
“Lo del taxi lo empecé después que nacieran mis hijas. Me incliné por esa opción para sumar unos pesos porque me dejaba tiempo libre para ir a los actos de la escuela, al jardín. Soy muy familiero, me gustaba ir a todos los actos de mis niñas, participar, acompañarlas en todas las etapas”, cuenta tras regresar a casa tras un extenso recorrido matinal.
El golpazo de la vida y el recuerdo de su hija Lourdes
Su vida cambió a fines de 2024, en un dramático viaje a Chile. “Nosotros viajamos un 23 de diciembre al país en el que yo nací y el 24 mi hija Lourdes tuvo un paro cardiorespiratorio y falleció allá con apenas 14 años. Llegamos el 25 a la noche de regreso a la región, imaginate cómo estabámos”, repasa la fatalidad que lo marcó para siempre.
Cada noche, cada día se pregunta por qué. Y no encuentra respuestas. “Siempre estuvimos bien dentro de todo, peleándola en este país tan generoso, la sacamos adelante y seguimos. Todo lo que hacemos es para nuestras hijas, ahora nos falta Lourdes y es lo que te golpea cuando te levantás o te vas a dormir y pensas…”, expone su infinito dolor y revela esas inevitables luchas internas.
“Ella era muy querida. Iba a ser una profesional, le gustaba cantar y cantaba muy bien…”, la recuerda con admiración y suspira hondo. Es que, como dicen, nadie está preparado para despedir a un hijo. Y con esa angustia convive Henry aunque igual intenta hacerse fuerte por Brenda -23 años-, su otro gran amor.
“Ella es la mayor, hace artística, es muy apegada y amorosa con nosotros. Muy emprendedora, uno se preocupa para que no le falte nada”, comenta este padre ejemplar.
“Con mis hijas y mi señora siempre me gusto cantar, en especial cuando uno hace una fiesta en su casa y se junta con amigos. Dejamos todo y nos ponemos a cantar. Pero si no, no es que voy cantando en el tacho, salvo que algún cliente me reconozca y me lo pida -risas”, lanza este multifácetico vecino, quien se encarga de mantenerse actualizado en su oficio “porque puede tocarte un 15 y es una música y un cumple de 60 que es otra”.
“Es muy variado el repertorio. Si tengo que interpretar a José Luis Perales o a Dyango lo hago y si hay que hacer bailar a la gente le mando cumbia y cuarteto. Por ejemplo en el cumple de 50 de Valeria (por la Tana Lo Cacciato) el sábado en el Casino hicimos algunos lentos y rock nacional. También latino movido, de todo le mandé”, agrega el “rey de la noche”, que suele ser requerido en toda la zona pero en especial “en Cipolletti y Neuquén. En verdad trabajo mucho en los Casinos, también en Zapala, Las Grutas, Catriel, Cutral Co".
Su fiel compañera empuja a la par y juntos van para adelante. Por eso la elogia y valora tanto: “En pandemia no había nada. Ni eventos, ni fiestas, ni gente en la calle para tomar un taxi. Así que nos la tuvimos que rebuscar por todos lados. Y Lea se puso la 10 haciendo pastas, al día de hoy continúa vendiendo así que ya lo saben”.
No jugó en Boca ni en Cipo. Sin embargo, a Henry también muchos lo reconocen por su gran pasión, el fútbol. “Todos los fines de semana estoy en la cancha, jugamos el Don Pedro con el Mineiro, que es mi cable a tierra. Tengo casi 47 y juego con los de 40, de delantero. En el equipo nos ayudaron para no caer con la desgracia que sufrimos. Te ven y te saludan, son unos capos”, destaca el apoyo que tan bien le hace.
El hombre que llegó de Chile a los 10 años a vivir con sus abuelos porque “mis padres no se llevaban bien en ese momento” no se olvida de sus nonos Rosa y Segundo ni de su tío Hugo, que se ocupó de él cuando los viejitos partieron.
El fútbol y la polémica "Taxi vs Uber"
Hablando de muerte, sabe como nadie aquello de que “hoy estamos y mañana, no”. “Mirá, vos me preguntabas de anécdotas, te cuento algo: hay gente que hizo el cumpleaños y a las dos semanas falleció. Al final todos terminamos igual, por eso hay que disfrutar y vivir a pleno e intensamente cada momento”, reflexiona con sabiduría.
Volviendo al fútbol, saca chapa: “Pintaba para llegar lejos pero no tuve continuidad, además te tienen que acompañar, dar un empujón y eso me faltó también. Jugué mucho tiempo en el Círculo Italiano, ahí donde estaba Miguelito Parra”.
Políticamente correcto y buen tipo, no se mete en la polémica taxi-uber: “El sol sale para todos. Argentina siempre va a ser un país grandioso, la gente es increíble y en la región ni te cuento. Yo no tengo problemas con nadie, respeto a todos”.
Al repasar las experiencias vividas en tantos años de rica trayectoria, recuerda: “Hemos ido a pasar música a la terraza de edificios, hemos estado en situaciones muy lindas, muy top y también muy populares. Todos momentos hermosos, no recuerdo fiesta que se hayan aburrido. Alguna rara vez la gente copetea un poquito de más y se desconoce, pero son muchos más los gratos momentos. Viernes, sábados, domingos y lunes feriados, meta fiesta y restos de los días me mando con el taxi”.
Y en el final agradece el respaldo histórico del público y de los vecinos de Cipolletti: “Sin la gente no seríamos nada, después que haces un trabajo seguís viendo a esas personas en la calle y el cariño, el aprecio te lo hacen notar y es una caricia al alma. Con mi señora andamos por todos lados y son esas cosas que te quedan, lo que te brinda el público. Agradecido de la vida, a Dios por todo lo que nos ha dado. Nos tocó que nos quitaran mucho también pero no estamos enojados sino con ganas de salir adelante. Hay mucha gente que en pandemia capaz la pasó mal, personas que no vi más… Bueno, por acá desearles lo mejor a todos, que se encuentren bien”, culmina con evidente emoción.
Henry, el animador-taxista, el que la lucha de día y de noche. El que, a pesar de todo, es un canto a la vida.
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