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Asociación Museo de Allen recordó a su fundador

Ayer se cumplieron dos años desde que se lograron traer los restos del fundador de Allen, Don Patricio Piñeiro Sorondo, provenientes del cementerio de Recoleta.

Cipolletti.- La Asociación del Museo de Allen recuerda que ayer se cumplieron dos años desde que se lograron traer los restos del fundador de Allen, Don Patricio Piñeiro Sorondo, provenientes del cementerio de Recoleta. A continuación le ofrecemos una reseña realizada por los integrantes de la Asociación del Museo allense.
Fue durante una fría mañana de martes. En aquella oportunidad estuvimos acompañados por un centenar de vecinos, frente a un monumento levantado a su memoria, en la rotonda del ingreso al cementerio local.
Patricio Piñeiro Sorondo falleció en Buenos Aires el 24 de octubre de 1935. Casi 72 años más tarde, volvió a la tierra desde donde imaginó el desarrollo de toda una región.
En homenaje a nuestro fundador, recordamos a continuación algunos pasajes de su vida:
Nació en Baradero el 6 de abril de 1871, hijo del Dr. Luis Piñeiro Martínez y de Eudocia Sorondo Ramos.
Pionero de la Patagonia Argentina, Don Patricio desarrolló una fructífera labor en la zona del valle del Río Negro cuando se empezaba a poblar con colonos.
En 1895 se le encomendó supervisar el tendido de las líneas telegráficas que corrían paralelas a las vías del ferrocarril del Sur, desde Bahía Blanca a Neuquén. En esta oportunidad tuvo el primer contacto con estas tierras australes que serían parte de su vida.
En 1907 Don Patricio abandonó la Capital Federal luego de renunciar al Ministerio de Agricultura. Llegó al Alto Valle para administrar las propiedades de su hermano Miguel. A pesar de encontrarse a más de mil kilómetros, siguió manteniendo relaciones con el ambiente porteño. Ese lazo fue de mucha ayuda para su futuro accionar en pos del progreso de toda la región valletana. Una estrecha amistad lo unió siempre al General Roca y al Dr. Roque Sáenz Peña. La falta de riego fue un serio obstáculo para cambiar la fisonomía de la región. Muchos colonos desistieron y abandonaron las tierras que les habían sido entregadas. Patricio Piñeiro Sorondo trabajó para solucionar el problema. Fue artífice de la movilización para formar la primera Cooperativa de Irrigación, la cual quedó conformada en 1908. Un año más tarde, se inició de la construcción de una gran red de canales para llevar el agua a todos. Pudieron regarse así más de 10 mil hectáreas y fue incentivado el cultivo de alfalfa y frutales. Y al fin llegaron las primeras inversiones fuertes ó a la región en compañía de su esposa, Catalina Brickmann, con quien se hospedó en casa de Benjamín Zorrilla, uno de los principales terratenientes de la zona.
Había que educar al ciudadano. Y por intermedio de las gestiones de Don Patricio se inauguró la primera escuela nacional en Allen. Ocurrió el 28 de marzo de 1910 y funcionó en una casa cedida por él, que estaba ubicada en las tierras donde hoy está asentada la Escuela Especial. Si bien originalmente no llevó la denominación actual, esa es la fecha que se vincula con los inicios de lo que recién en 1931 pasó a llamarse Escuela 23. En 1910 comenzó con el N°37 y su directora fue Restituta Méndez de Torres Ardiles, esposa del primer comisario.
El 25 de mayo de 1910 los colonos, motivados por Don Patricio, se reunieron en el campamento del Ingeniero Quesnel para conmemorar el Centenario de la Revolución de Mayo. Izaron la bandera nacional, cantaron el Himno, escucharon discursos y decidieron fundar de hecho el pueblo. Lo llamaron Allen, igual que la estación del Ferrocarril, considerándose como fundador, a Don Patricio Piñeiro Sorondo. Él fue el responsable de las gestiones a nivel nacional para que el reconocimiento como pueblo sea posible. Y llegó a través de un decreto del 29 de setiembre de 1910, firmado por el presidente Figueroa Alcorta.
Una de las más importantes creaciones de nuestro fundador fue el Fondo de Fomento. Era dinero que pagaban por trámites que Don Patricio hacia en Buenos Aires, hacia donde viajaba constantemente. Allí gestionaba para que los colonos regularizaran la tenencia de la tierra que labraban y para que pudieran obtener sus títulos de propiedad. Ese dinero recaudado se usó para construir las primeras obras públicas allenses. El edificio de Correos, la Comisaría, el cementerio, se abrieron calles y caminos, se construyeron puentes sobre canales y desagües.
Don Patricio, preocupado siempre por el bienestar y progreso de esta comunidad, propuso y organizó el Primer Gobierno Comunal. Así se llevó a cabo la primera elección para constituir el Gobierno Municipal. Fue en 1916 y el pueblo eligió como representante a Don Patricio. Un cargo que desempeñó en varias oportunidades. Algunas veces como Intendente y otras como Comisionado. Pero en todas estas ocasiones desarrolló una ejemplar administración, se preocupó de la construcción y enripiado de calles y caminos, puentes y apoyó la obra de la Comisión Pro Templo, que levantó la primera y la segunda Iglesia de Allen.
El establecimiento Los Viñedos era administrado por Don Patricio. Allí se plantaron en 1908 las primeras cepas de uva Pinot y otras variedades. Más tarde se construyó la Bodega Barón de Río Negro. Vinos que fueron premiados en varias oportunidades, siendo requeridos en el país y en el extranjero por su excelente calidad. Este establecimiento fue un modelo. Allí se aplicaban procedimientos especiales en la fabricación de vinos. Don Patricio trajo a la zona ingenieros agrónomos para que aconsejaran a los colonos y enseñaran las técnicas que les permitieran mejorar sus cultivos y cosechas.
Don Patricio siempre fue un hombre preocupado por el progreso de la región. Fue quien realizó las gestiones para que en Allen se construyera el Hospital Común Regional, el más grande de la Patagonia. Se inauguró en febrero de 1925 con la presencia de autoridades nacionales, provinciales y regionales que fueron acompañadas por numeroso público de distintas localidades. Conocida es la anécdota donde Don Patricio, ni lento ni perezoso, llevó a los responsables de decidir sobre la ubicación del hospital a Neuquén, pero un día de viento. Luego en una jornada espléndida, mostró nuestras tierras.
Murió en Buenos Aires el 24 de octubre de 1935. Conocida la noticia de su muerte se programó para el 24 de noviembre de 1935, en la plaza San Martín, un funeral cívico.

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