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El hijo de un desaparecido recuperó el apellido de su padre

La Justicia de Río Negro reconoció que Lucas Asenjo es hijo de Jorge Alberto, secuestrado en junio de 1976 en Cinco Saltos por las fuerzas represivas y desde entonces desaparecido.

A los 25 años, Lucas Sebastián López supo que era hijo de un desaparecido por la última dictadura militar y tuvo que esperar 13 años para que se le reconozca su filiación y llevar a partir de ahora el apellido de su padre. La semana pasada, el hijo de Jorge Alberto Asenjo, periodista y militante del Partido Revolucionario de los Trabaajdores (PRT), que fue secuestrado el 12 de junio de 1976 en su domicilio de Cinco Saltos, provincia de Río Negro, logró recuperar el apellido paterno tras un largo proceso en la justicia rionegrina. Es el segundo caso de recuperación de filiación que se dicta en la región del Alto Valle.

Desde ahora, Lucas Sebastián podrá usar el apellido de su padre, quien cuando fue secuestrado en un operativo llevado a cabo por fuerzas del Ejército y de la Policía de Río Negro, se desempeñaba como corresponsal del diario El Mundo en Neuquén, fue trasladado a la Unidad Penal 9 de esta ciudad y luego llevado al aeropuerto donde partió junto a otros detenidos en un avión hacia el centro clandestino de detención "La Escuelita", ubicado en el V Cuerpo de Ejército de Bahía Blanca, lugar donde se lo vio con vida por última vez. Cuando fue secuestrado, Asenjo se encontraba en pareja con Nilda Valente, quien estaba embarazada de cuatro meses de Lucas.

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Lucas comentó a LMCipolletti que la historia de su padre, como así también la suya “fue una lucha muy difícil de reconstruir porque fueron trece años de un proceso judicial“, y agradeció al abogado Marcelo Medrano, quien lo acompañó en la presentación judicial.

Aclaró que como tenía el apellido de otra pareja de su madre (López), “se tuvo que hacer un juicio en dos partes, primero de impugnación de paternidad, y luego de filiación, con muchas cuestiones que lo fueron complicando”.

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Lucas se enteró a los 25 años de manera fortuita que era hijo de un desaparecido durante la dictadura militar. Supo que era hijo de un desaparecido cuando quiso donarle un riñón a su hermano mayor y fue rechazado. Dijo que su hermana tenía sospechas pero fue su abuela quien se lo confirmó y luego su madre le contó la situación. Señaló que “fue un alivio, entendí muchas cosas de mi niñez, de cómo crecí, de cómo me trataban y empezó a cerrarse un circulo”.

Su hermana fue quien lo impulsó a comenzar a reconstruir su historia. Recordó que un día estaba en una plaza intercambiando discos “mi hermana me fue a buscar y me dijo ‘vamos a Lanús’ y me encontré golpeando la puerta de donde era la casa de mi viejo, donde estaba mi tío”. Desde ese momento empezó a averiguar y un día leyendo una entrevista a Nora Rivera, también secuestrada, descubrió que su padre había estado en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Bahía Blanca. Se contactó con Rivera con quien se encontró unos años después en un acto en Cipolletti donde plantaron árboles por los desaparecidos de la región. “Yo planté un árbol por mi viejo”, dijo Lucas.

Lucas se enteró a los 25 años de manera fortuita que era hijo de un desaparecido durante la dictadura militar. Supo que era hijo de un desaparecido cuando quiso donarle un riñón a su hermano mayor y fue rechazado. Dijo que su hermana tenía sospechas pero fue su abuela quien se lo confirmó y luego su madre le contó la situación. Señaló que “fue un alivio, entendí muchas cosas de mi niñez, de cómo crecí, de cómo me trataban y empezó a cerrarse un circulo”.

“Charlando con algunos de los que pasaron por el mismo lugar me fui enterando que a mi papá lo habían visto en Bahía Blanca. Nora Rivera me contó de los vuelos que creían que iban a Tucumán, pero lo que no sé es qué pasó después". "Qué pasó después es lo que vengo a preguntar yo acá”, dijo en marzo de 2021 dirigiéndose a los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de Neuquén cuando declaró en el séptimo juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la región durante la última dictadura militar en la que se condenó a 14 ex militares y policías provinciales y nacionales, diez de ellos con prisión perpetua y el resto con penas entre 12 y 5 años. La pregunta la expresó exhibiendo una foto de su padre. “Este era mi papá, si ustedes saben dónde está díganme”, le reclamó a los acusados por delitos de lesa humanidad quienes seguían la audiencia por Zoom, algunos desde las unidades de detención y otros en sus domicilios.

"Ser hijo de un desaparecido me pone en un lugar de víctima sin hacerme mejor ni peor persona, me pone en un lugar de responsabilidad histórica, como último enlace entre las víctimas del terrorismo de Estado y los que vienen después, para que los jóvenes se lleven el relato en primera persona. Los hijos tenemos una responsabilidad que llevo con orgullo y mucha militancia", expresó en una entrevista con este diario luego de su declaración en el juicio a represores. En este juicio declararon los hijos e hijas de desaparecidos de la región, algunos de ellos eran muy pequeños cuando sus padres fueron secuestrados y desaparecidos, y otros no los conocieron.

Aseguró que nunca le guardó rencor a su madre que no le dijo que su padre era uno de los 30 mil desaparecidos. “Mi mamá hizo lo que pudo. Siempre habló de la situación política. Ella era una mujer sola con tres hijos, dos de un matrimonio, y otro de otro, y un marido desaparecido”, precisó.

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Lucas Sebastián Asenjo durante su declaración en el séptimo juicio por delitos de lesa humanidad realizado en 2021 en Neuquén. Lucas declaró por la desaparición de su padre Jorge Alberto Asenjo, desaparecido en junio de 1976. “Espero que esto sirva de ejemplo o motivación para otros hijos e hijas que tienen dudas sobre su identidad

Lucas Sebastián Asenjo durante su declaración en el séptimo juicio por delitos de lesa humanidad realizado en 2021 en Neuquén. Lucas declaró por la desaparición de su padre Jorge Alberto Asenjo, desaparecido en junio de 1976. “Espero que esto sirva de ejemplo o motivación para otros hijos e hijas que tienen dudas sobre su identidad", expresó.

Lucas resaltó que más allá de esta resolución judicial "que me toca en lo personal, espero que sirva esta historia sirva de motivación para otros hijos e hijas que tienen dudas sobre su identidad". "Si bien esta historia es personal, las víctimas del terrorismo de Estado fue toda la sociedad, creo que lo importante es transformar en colectivo esta experiencia que en este caso es personal, como hacer ese viaje desde lo particular a lo colectivo”, agregó.

El primer caso de recuperación de apellido

En la región existe otro antecedente de recuperación de apellido. Es el caso de Carina Lara, hija de Felipe Lara, secuestrado el 26 de diciembre de 1977 en Chos Malal. Carina tenía 3 años cuando su padre fue secuestrado ilegalmente por Gendarmería en la esquina de 4 de Agosto y General Paz, de Chos Malal, y trasladado a Neuquén donde no se supo más de él. A los pocos días de nacer Carina, sus tíos se hicieron cargo de ella ya que eran tiempos de persecuciones y su madre, Margarita Gómez, sufría constantes allanamientos en su vivienda por parte de las fuerzas represivas. Sus tíos, Elda Lara y Manuel Retamal, la anotaron como propia para resguardarla y vivió con ellos en Tricao Malal y luego en Neuquén.

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A pesar de saberse perseguido, su padre visitaba a su hija en la casa donde vivía con sus tíos. "A pesar de correr el riesgo de ser atrapado, venía a visitarme siempre de noche". En una de esas visitas, Felipe Lara le dejó una carta donde le contaba la situación por la que estaba transitando. Sus tíos mantuvieron guardadas esa carta hasta que Carina cumplió 15 años. Desde los 20 años decidió que era el momento de recuperar el apellido de su padre biológico. El abogado Marcelo Medrano, quien se desempeñó como querellante de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación en los juicios por delitos de lesa humanidad en Neuquén, llevó adelante el juicio por filiación que finalmente en diciembre de 2017, el juez de Familia de Neuquén, Ignacio Noacco, dictó sentencia, convirtiéndose en la primera para una hija de desaparecidos.

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