Pichetto confiesa ser "un católico que tiene dudas"
En su última alocución en el Senado, el legislador fue muy duro con algunos dignatarios eclesiásticos.
El senador Miguel Pichetto se definió como “un católico que tiene sus dudas, sus contradicciones y no profesa” en lo que es una reafirmación de la postura que expuso durante el debate en el Senado donde brindó un claro apoyo al matrimonio gay, hizo duros cuestionamientos a la Iglesia Católica y a sus principales jerarcas.
El legislador rionegrino y presidente del bloque del Frente para la Victoria en la Cámara Alta había dicho entonces que algunas manifestaciones de la Iglesia fueron “groseras” y habló de posiciones religiosas “retrógradas” y “trogloditas”, opinando que en el tema de la oposición del matrimonio gay “ganó la línea dura del Papa” y que la institución guarda silencio ante “hechos repugnantes”.
Entre las frases extractadas de su discurso en el Senado y que resumen el pensamiento de Pichetto en directa referencia a algunos “dignatarios” de la Iglesia Católica como del actual Papa Benedicto XVI, es cuando opina que “en el debate de la Iglesia Católica ganó la línea dura, la de (Joseph) Ratzinger, la línea del Papa, ganó la línea de la derecha vaticana más dura con una doctrina incomprensible que deja a los fieles sin protección pastoral. Ya habían dejado afuera y casi excomulgado a los divorciados y ahora avanzan sobre quienes tienen una orientación sexual diferente”, dijo el senador.
Agregó que ello “realmente se empequeñece la Iglesia; es increíble este pensamiento retrógrado que viene construyéndose como una doctrina que ha nutrido a todo el Cardenalato Vaticano y al Papa actual”.
"Personaje de las tinieblas"
Al hacer mención al obispo auxiliar de La Plata, Antonio Marino, la definición que hizo Pichetto fue mucho más severa al tildarlo de “personaje de las tinieblas; de la escuela de monseñor Plaza y sigue la línea de monseñor Quarrachino”.
Un párrafo especial le dedicó a monseñor Antonio José Plaza, diciendo que es un “personaje que se las trae desde el punto de vista de su tránsito en la época de la dictadura” y de monseñor Héctor Aguer, lo encuadró también entre quienes “expresan la línea dura de la Iglesia”.
Del cardenal Jorge Bergoglio, expresó que “sinceramente lo creía más inteligente, porque es un hombre con una visión más estratégica del punto de vista de la conducción de la Iglesia y me sorprendió la carta a las monjas recluidas”, en tanto que del cardenal Antonio Quarracino, manifestó que “este obispo afirmó que los homosexuales eran enfermos y que había que ponerlos en un guetto y no lo dijo hace 100 años, sino que lo dijo el 1994. Es algo increíble; un oscurantismo medieval”.
Carta a las Monjas Carmelitas
Acerca de la carta enviada a las monjas Carmelitas de la ciudad de Buenos Aires, dijo el senador que “fue para que la leyeran las monjas recluidas en los momentos de ocio y supieron cuál era el pensamiento. En ella habla del demonio” y en tono irónico dijo: “A ver si el demonio entra al convento. El demonio anda girando por las calles de Buenos Aires y vienen a lesionar a la familia”.
Finalmente aludió a algunos otros sacerdotes como los monseñores Adolfo Tortolo y Miguel Medida de quienes dijo que fueron “personajes que bendecían la represión”, apuntando que “la Iglesia argentina llevo a extremos esta discusión. Como lo hizo antes en otros proyectos como el divorcio. Son discursos construidos queriendo pegar la religión con el Estado, con la patria, que dieron lugar a las peores dictaduras en la Argentina”.
Finalmente, del obispo Edgardo Estorni y del padre Julio Grassi, sentenció Pichetto que “la Iglesia debe hacerse su propia autocrítica, analizar hacia adentro lo que pasa en esa institución; el silencio que han tenido frente a hechos aberrantes, de obispos importantes como el caso de monseñor Estorni que en vez de responder ante la Justicia fue alojado en una casa de ayuno en Córdoba. O como el de Grassi, un caso grave de los de pedofilia que han ocurrido lamentablemente en el país y en el mundo que demandan una actitud y un compromiso de investigar el tema y no aparecer encubriéndolos ni silenciándolos”.
"Hay una degradante campaña", dijo el obispo Cuenca
El titular de la Diócesis del Alto Valle formuló ciertas quejas durante la misa de ayer en la Catedral roquense.
El obispo del Alto Valle, monseñor Marcelo Cuenca, realizó ayer una expresiva crítica a quienes adujeron que “la Iglesia Católica había sido derrotada”, tras la votación la semana pasada en el Senado que convirtió en ley el matrimonio entre homosexuales.
En el mensaje dominical a los fieles reunidos ayer en la Catedral de General Roca, el responsable de la Diócesis valletana no hizo una alusión concreta al desenlace del debate que hubo en el Congreso en la madrugada del pasado jueves, sino que sus expresiones formuladas durante la misa matutina estuvieron principalmente relacionadas con los efectos de lo ocurrido en la Cámara Alta, donde en una sesión tan maratónica como histórica se aprobó el proyecto que avala el matrimonio homosexual, lo que convirtió a la Argentina en el primer país de Latinoamérica en avalar ese tipo de casamiento.
La homilía de Cuenca se extendió apenas por unos cinco minutos y fundamentalmente exhortó a los presentes a “mantener la fe en Dios y que ella permanezca invariable a pesar de algunos cambios que se intentan hacer en la sociedad”.
Puntualmente, el obispo señaló que “en los últimos días y a través de los medios de difusión se ha sostenido que a raíz de los últimos acontecimientos la Iglesia habìa sido derrotada, lo que no es cierto”, calificando a ello “como una campaña degradante” que pretende lesionar la fe que tienen los católicos.







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