La explosión de una bomba causó la muerte de empleado municipal
Un barrendero -José Maciel- se topó con el artefacto, en la puerta de la Escuela de Policía. Desactivaron otro dispositivo, a pocas cuadras. Sospechan de un grupo de izquierda.
El riesgo asumido por los responsables del brutal atentado y el blanco elegido, permite presumir que se trata de terroristas con antecedentes en este tipo de hechos. Un grupo de activistas de extrema izquierda estaría bajo la lupa de los investigadores por los rastros hallados en la escena.
Además, hubo comunicaciones telefónicas "a policías y civiles" -confió una fuente- de personas que se identificaron como activistas de ese grupo y se atribuyeron el episodio. El juez Gustavo Herrera confirmó el hecho y adelantó que investigarán los llamados, aunque precisó que "por ahora no tenemos nada serio" en ese sentido. Otros miembros de la investigación daban gran crédito a esa posibilidad, por sobre muchas otras versiones que trascendieron ayer.
Para Herrera "creemos que no cualquiera puede tener la habilidad de armar una bomba y no cualquiera está dispuesto a dejarla en un lugar donde puede causar la muerte de una persona. Esto hace que sea una situación extraordinaria, porque siembra el terror".
Cerca de las 2.50, personal de guardia de la Brigada de Investigaciones estuvo en la misma vereda donde luego estallaría la bomba, haciendo una inspección de control. Dentro de la Escuela, había aspirantes despiertos, estudiando para exámenes previstos para ayer. Nadie escuchó ni habría visto a las personas que colocaron la bomba frente al nicho de gas del edificio. Minutos después pasó Maciel cumpliendo con su labor y tomó el objeto, que explotó y le causó la muerte inmediatamente. Las causas del deceso no fueron oficializadas, aunque se supo que la explosión fue letal, la víctima perdió extremidades y quedó envuelta en llamas por la acción del gas.
La onda expansiva dañó el nicho de gas, pero el sistema no explotó. Hubo rotura de vidrios y elementos que cayeron a varios metros del lugar, como la garrafa -que cruzó la calle-.
Héctor Cheuquepan, director de la escuela de Policía, fue el primer agente en tomar conocimiento del hecho y dar aviso al comando. Sin embargo, pasaron unos 30 minutos hasta que se comprobó que se trataba de un atentado y no de un accidente. En principio, en medio del shock y la confusión, se presumía en una explosión por algún percance en la red de gas. Sin embargo, personal de Camuzzi verificó que no había inconvenientes.
Una desactivada, otra falsa
Cerca de las 6 de ayer, cuando en el lugar del hecho ya trabajaba la Policía rionegrina y de Neuquén y Herrera, se halló un segundo artefacto, sobre Miguel Muñoz, en la vereda de la sede de Telefónica. La bomba fue desactivada y peritada. Además, sirvió para comprobar la hipótesis en torno a la que explotó. Tenía un reloj (que provocaría la ignición) y una batería de 9 voltios. Las bombas eran "inestables", por lo que se estima que cuando Maciel la tomó se produjo la explosión. Se habría confirmado, además del mecanismo, el explosivo utilizado.
No se descarta que la bomba haya sido abandonada al explotar la primera. Quienes sostenían esa versión aseguraban que el blanco elegido podría haber sido otra sede policial.
Más tarde, un llamado telefónico alertó de la presencia de una tercera bomba en las 400 Viviendas. Hubo un enorme dispositivo policial para hallarla antes de otra posible explosión, pero se concluyó que el alerta era falso. Herrera advirtió sobre la peligrosidad de esas comunicaciones "que nos hacen perder tiempo" y clamó por la cordura de los vecinos. Tienen que entender que "hay una ciudad que está asustada".
Oriundo de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes, la víctima del crimen residía –según información proporcionada por funcionarios municipales- en el sector rural de El 30, al noreste de la ciudad. La fecha de su nacimiento fue un 2 de febrero de 1950. Estaba casado y uno de sus cinco hijos también trabajaba para la comuna. Con sus años a cuesta, se dedicaba al barrido de calles para el área de Sanidad Ambiental. Pese al frío y a la intemperie, cumplía con sus obligaciones en forma diaria. Revistaba en la planta de contratados.
Hubo tensión y temor en la ciudad
El estruendo de la explosión, seguido por la caída de elementos en el techo de una casa cercana o la evacuación de viviendas fueron algunos de los hechos posteriores al fatal atentado. Los vecinos comenzaron a anoticiarse rápidamente de lo sucedido, en plena madrugada del martes y cuando amaneció, eran miles los que conocían el brutal ataque.
Esas primeras situaciones fueron seguidas por un enorme despliegue policial en una zona ampliamente poblada: las 400 Viviendas y los barrios que la rodean. Una advertencia por la presencia de una bomba generó el despliegue de efectivos y temor entre los vecinos. Se recorrieron los rincones del barrio en busca de explosivos, que finalmente no habían sido colocados en el lugar.
Con el correr de las horas, la ciudad fue adquiriendo el ritmo habitual de un día laborable. Los bancos recibieron su caudal habitual de clientes, igual que los supermercados, por citar dos ejemplos. Sin embargo, hasta un visitante hubiese notado que algo había sucedido. Si bien no se vieron escenas de pánico, los cipoleños se consultaban sobre lo ocurrido y sus rostros y andar evidenciaban a una ciudad de luto, incrédula por un episodio con reminescencias a la época más oscura de la historia argentina. Algo difícil de creer aún para quienes estuvieron en el lugar del hecho y fueron testigos del terror.
Convocaron a una marcha para acompañar el sepelio de la víctima
Se decretó duelo municipal durante toda esta jornada. Habrá también taxis para llevar gente hasta el lugar de velatorio.
Los restos de José Domingo Maciel, víctima del criminal atentado de ayer en Cipolletti, eran velados anoche en la sala de la empresa Diniello, en Teniente Ibáñez entre Libertad y Córdoba, y serán inhumados hoy, a las 10.
Las autoridades de la Municipalidad han invitado a toda la comunidad a participar de las exequias y a acompañar el sepelio del trabajador municipal, en lo que se espera se convierta en una marcha de repudio al terrible hecho.
Ayer, pasadas las 20, comenzó el velatorio del infortunado trabajador. Mucha gente empezó a acercarse desde primera hora de la tarde hasta la casa funeraria para participar de las exequias, pero el velatorio se retrasó por demoras en la morgue de General Roca, adonde había sido trasladado el cuerpo mutilado del barrendero para los estudios pertinentes.
La convocatoria a participar del sepelio fue lanzada por el Concejo Deliberante (CD), cuyo titular, Abel Baratti, era en la víspera la máxima autoridad local ya que el intendente Alberto Weretilneck no se encontraba en Cipolletti a raíz de haber viajado a Misiones con su familia para unos días de descanso. Según se informó desde la comuna, el regreso del jefe comunal se espera para hoy a última hora o bien para mañana.
Dos días de duelo
Entre las medidas anunciadas ayer por la comuna figuró también la declaración de dos días de duelo municipal y asueto con suspensión de actividades hasta mañana, como expresión de dolor por el trágico deceso de Maciel. El asueto empezó a regir ayer a las 11 para el personal de calle, excepto los agentes de Tránsito, y a las 12 para el resto de los empleados de la comuna.
“Esperamos contar con el apoyo de todas y todos, quienes anhelamos continuar construyendo un Cipolletti digno, lleno de vida y posibilidades, sin miedos a la inseguridad”, se indicó en forma oficial.
Se había hablado en horas tempranas acerca de la posibilidad de que la Cámara de Industria y Comercio se adhiriera también al luto con un cierre de locales pero por la tarde se desechó tal alternativa.
Ayer, en horas de la tarde, una comitiva municipal integrada por los funcionarios Alfredo Muruaga y Claudio Di Tella, además de personal de Protección Civil, se acercó a llevar su pesar y solidaridad a la familia del fallecido. Di Tella, titular del Servicios Públicos, área para la que cumplía servicios el trabajador, indicó que Maciel “era un excelente empleado, responsable y buen compañero, igual que su hijo”.
Adhesión de taxistas
Anoche, desde la Asociación de Propietarios de Taxis de la ciudad, Liliana Villegas anunció que durante la mañana de hoy habrá servicio gratuito de algunos móviles para aquellos vecinos que necesiten trasladarse hasta el lugar desde donde partirá el cortejo que acompañará los restos del fallecido trabajador hasta el Cementerio de esta ciudad.
De esta manera, la entidad adhirió al duelo y dijo Villegas que "condenan el bárbaro episodio".
Opinión
Una profunda indignación
No hay palabras para calificar el bárbaro suceso ocurrido ayer que ha conmovido a toda la comunidad, no sólo de Cipolletti, sino de ciudades vecinas.
El brutal y condenable atentado que se enmarca en una maniobra propia de un vil terrorismo acabó con la muerte de un inocente; de un modesto servidor público que ocasionalmente pasaba por el lugar cuando desempeñaba las tareas de limpieza de la vía pública. Pudo haber sido cualquier otra persona la víctima; también tan inocente como este trabajador municipal cuya muerte tiene evidentes características de un asesinato y que no sólo llora su familia, sino toda la sociedad.
Cipolletti ha sido nuevamente sacudida por la barbarie. No es nuevo que sucedan acá hechos terribles. El dolor conmueve a todos, por el método y las circunstancias en que ha sucedido, como ya pasó en oportunidades anteriores con los recordados crímenes, algunos todavía sin estar debida y totalmente esclarecidos cuando ya han transcurrido varios años.
Cipolletti llora la muerte de otra persona inocente. Esta vez, víctima de un episodio al que no caben otros calificativos que no sean los de una más absoluta condena.
Esto no puede quedar impune.
Las autoridades, tanto políticas, como policiales y judiciales, deben esclarecer este hecho con la prontitud que se reclama y que los responsables –también los ideológicos si los hubiere- reciban el severo castigo que merecen.
No se puede seguir viviendo en medio de tanta inseguridad.
¿Hasta cuando seguirá esta ola de delitos? Es el interrogante y reflexión que todos se formulan sin encontrar ningún tipo de respuesta satisfactoria de parte de los organismos encargados de velar por la tranquilidad y garantías de la población. Deben investigar, frenar y acabar con estos crímenes.
Ha sucedido otro hecho terrible.
Es hora de decir basta, porque la indignación de la gente superó todos los límites.







Dejá tu comentario