En Las Grutas realizan excursiones en busca del Santo Grial
Los robustos camiones todo terreno avanzan por el camino arenoso cercano a Las Grutas, hasta que toman por un sendero que los lleva directamente a la costa del mar, que se muestra más azul que nunca. La expedición sigue por una playa virgen donde las olas estallan a los pocos metros, debido a la pleamar. Los vehículos retoman otra vez la huella que serpentea un poco más arriba, hasta que por fin se divisa en todo su esplendor el Fuerte Argentino, la mítica meseta ubicada a unos 45 kilómetros al sur del balneario donde, asegura una versión, hace cientos de años desembarcaron los Caballeros Templarios con el Santo Grial, la copa que usó Jesús en la última cena.
El viaje, por lo sinuoso del camino, demanda casi una hora. Es un lapso en el que es posible apreciar la incomparable belleza natural que muestra esta parte de la región patagónica que permanece, por ahora, inhóspita.
Varias empresas de turismo realizan el paseo diariamente a un costo promedio de 500 pesos, precio en el que se incluye la comida, ya que demanda cerca de doce horas. Salen temprano a la mañana y regresan al anochecer.
Cada una de las cinco firmas se esfuerzan por brindar el mejor servicio, y sus guías se destacan por su poder descriptivo y cordialidad. Una por ejemplo instaló refugios en distintos puntos del itinerario para el descanso de los pasajeros y en puntos estratégicos para que puedan apreciar el trabajo de los recolectores artesanales de pulpos.
Ya en el destino también fijaron campamentos con todas las comodidades necesarias donde almuerzan y comparten el relato de la llegada a la Patagonia de los caballeros que custodiaban el santo grial.
Llegar a la cima
El Fuerte Argentino, es una elevación de 130 metros que desde Las Grutas aparece como un trapezoide que se dibuja en el horizonte. La meseta se encuentra a unos 300 metros de la costa del mar, y en su frente surge una laguna con agua de mar de grandes dimensiones ideal para la práctica de snorkeling, el buceo a poca profundidad sin respiración artificial. No solo se pueden observar las especies marinas como peces, pulpos y estrellas de mar en el lugar, sino también una gran diversidad de aves playeras.
Cuando comienza el atardecer, el convoy de camiones comienza el regreso. En la marcha hacen un alto en el denominado “Cañadón de los ostras petrificadas”, donde se encuentran moluscos fosilizados que tienen millones de años.
Cerca de las 20 las luces de Las Grutas se comienzan a destacar más nítidas. Los turistas están cansados y apenas esbozan una sonrisa ante la broma del guía, pero se muestran aún impactados por el fantástico viaje.
Templarios
La hipótesis de que los Caballeros Templarios desembarcaron en el Fuerte Argentino es sostenida por la fundación Delphos y su director Fluguerto Martí, quien falleció hace un año.
Según aseveraban, un grupo de la orden secreta llegó a estas costas para ocultar el Santo Grial, el cual habría sido trasladado hasta una ciudad situada bajo la meseta de Somuncurá, en la Línea Sur rionegrina, donde aún estarían viviendo los modernos templarios que se han ido incorporando.
Si bien la teoría tiene mucho de misticismo, Martí y sus seguidores insistían en que existían pruebas fácticas. Citaba por caso que en la cima del Fuerte encontró unas “losetas”, especies de tejas, que habían sido parte de la construcción de la fortificación, donde se habían instalado antes de internarse en el continente.
Pero lo más llamativo fue una lápida que hace algunos años apareció en cercanías de la estación ferroviaria de Valcheta. La piedra, de un metro y medio de largo por uno de ancho y unos 25 centímetros de espesor, tenía una cruz simétrica –similar a la cruz templaria- en su parte media. El hallazgo sorprendió a los lugareños, y como conocían el trabajo que realizaba Martí se comunicaron con él para informarle la novedad.
El investigador y la fotografío. Planeó entonces otro viaje posterior para analizarla con mayor profundidad, pero cuando volvió la piedra había desaparecido.







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