Cuestión de palabra hasta el final

Lorenzo Frutos lo anticipó después de los partidos perdidos como local en Allen contra Defensores de Belgrano y Douglas Haig de Pergamino que el momento de analizar su continuidad llegaría a fin de año.
Implícitamente, el técnico y Juan José Chelía firmaron un pacto de continuidad hasta diciembre que la goleada del domingo en Villa Ramallo sentenció.
Es cierto que una hipotética victoria ante Defensores no aportaría soluciones mágicas a la cuestión financiera, pero habría mejorado la deportiva que a esta altura se encuentra muy comprometida.
Dentro del mismo cuerpo técnico también había posturas personales adoptadas más allá de este final de 2011.
La comunión entre los responsables del equipo y la subcomisión fue siempre de respeto. En este sentido, Chelía fue claro con su consideración personal sobre el ex enganche albinegro: “Un caballero del fútbol, de los mejores que he conocido”, dijo.
Pero a lo largo de la temporada, cuando La Visera permanecía cerrada, el grupo de trabajo que acompañó a Frutos tuvo que hacer mucho más de lo imaginado.
Hasta una práctica de fútbol tuvo que suspenderse por la falta de coordinación entre los encargados de la logística semanal y el plantel profesional.
Desde lo deportivo, hubo una mala lectura de la Copa Argentina, sobre todo porque arrancó con el clásico ante Deportivo Roca, y rendimientos individuales por debajo de lo esperado que en más de un partido preocuparon.
A partir de los malos resultados, se produjeron algunos cortocircuitos. Hubo jugadores con continuidad permanente más allá de flojas actuaciones y otros que rotaron con mayor facilidad ante una irregularidad bien marcada.