Diana de Maíz, la maestra del pueblo que marcó a varias generaciones
En un nuevo Día del Maestro, repasó su trayectoria y recordó anécdotas imperdibles rodeada de ex alumnos de la 33. El saludo especial de un campeón de la Davis...
“Salgo a regar las plantitas a la mañana y pasa una hora y no hago nada ya que no paro de saludar gente. Ex alumnos, padres que se me acercan, me piden fotos”, confiesa Diana García de Maíz en una demostración de lo querida que es y de su grado de popularidad.
Siempre coqueta, prolijamente vestida y con una lucidez admirable. Se entusiasma con la charla y exhibe la misma locuacidad que cuando enseñaba a leer y escribir a miles de niños que al día de hoy guardan el mejor recuerdo de ella.
Te puede interesar...
La emblemática e icónica seño lamenta, eso sí, no disponer de ningún guardapolvo para las fotos de LMC, ya que con ese espíritu solidario que la caracteriza “los regalé a gente pobre que los necesitaba”.
Los piojos y sus desastrozos cortes...
“Trabajé con todos los niveles sociales. Apenas me recibí estuve en el 30, con nenes humildes, llenos de piojos. Yo llevaba torta, shampú, les lavada la cabeza y les cortaba el pelo pero el problema es que los dejaba hecho un mamarracho…”, admite con sinceridad y dos ex alumnos que hicieron de nexo para la nota le festejan sus dichos a carcajada limpia.
La tele está puesta en el debut mundialista de Los Pumas, “porque me gusta mucho el deporte”. En la histórica casa del barrio San Pablo reina la nostalgia y abundan los recuerdos.
Se inició con 22 años en la profesión y se jubiló varias décadas después por razones de fuerza mayor. En todo ese tiempo honró la docencia y dio mucho más de lo que recibió, que no fue poco. “No me quedó otra que retirarme por la muerte de mi marido”, explica mientras recorre en el asiento trasero del auto de Roxy -a quien antes le tomaba lección y pruebas-, las pocas cuadras que separan su casa de la Escuela 33, donde representa una institución dentro de otra ("ingresé como titular el 6 de agosto de 1962", aporta el dato clave).
“Mi mamá me sugería que siguiera otra carrera pero yo siempre quise ser maestra”, asegura con la misma convicción de entonces y reconoce que “la vida dejé en los colegios”.
Y es verdad. Miles de cipoleños y cipoleñas aprendieron de todo con ella. De lengua, matemáticas pero también de la vida. Crecieron de su mano. Y, entre tantas anécdotas risueñas, repasa dos casos antagónicos. Uno que termino trágicamente y otro lleno de éxito. La vida misma.
“Mis colegas me decían, 'vos tenés paciencia', así que me mandaban a todos los bravos. Vino un nene de otra escuela con antecedentes fuleros, los compañeritos advertían ‘es malo’ y yo ponía paños fríos. ‘No ven la cara de bueno que tiene’, les decía pero en el fondo sabía que era un demonio. Lamentablemente me enteré que murió a los 33 años, lo mataron en las 1200, me dio una lástima grande”, revela acongojada.
“Después tuve a Marianito Hood, que ganó la Copa Davis con Argentina. Era muy inteligente, no quería perder. Y vivo para los negocios ya de chico... Capaz que cambiaba una figurita por una golosina y luego reclamaba lo que le había dado al otro chico jajaja”, evoca esta referente de las aulas con una sonrisa en el living de su cálida vivienda.
Fue "consejera de muchos padres” y compinche de sus pequeños de sala a pesar de su extrema exigencia y disciplina. “Conmigo no se podían machetear, vigilaba como un policía”, evoca quien nació en Santa Cruz, con una memoria y vitalidad elogiable.
“Voy a ir pero no como carne…”
En otro de los momentos simpáticos de la charla, la seño acepta la invitación de los ex alumnos que se reencontraron en el chat Diga 33 y ya planean nuevo evento, pero advierte por las dudas: “miren que no como carne ni me gusta dejar la casa sola”.
Sus “chicos”, aquellos a los que tiza y pizarrón mediante les inculcó la importancia de la palabra y los valores, prometieron contemplar esos innegociables requisitos.
“Me pone contenta que se junten a brindar, que disfruten como en los recreos de esa época”, celebra esta mamá, abuela y al mismo tiempo bisabuela: “Mi hijo se llama René, mis nietos Iván y Juan Pablo y las bisnietas son Celina, Graciano y Melody”.
Diana De Maiz, un ejemplo de vocación, servicio y amor por la docencia. Una señorita emblemática, de la 33 y de todo Cipolletti. ¡Una maestra!
La opinión de ex alumna
“Me marcó por la calidez de persona, mujer de barrio, querible. Gran persona, una estampa única, tan 'chula' siempre. Yo era media vaga, faltaba seguido y ella me salvó la estima. ‘Vos sos inteligente’ me dijo’ y me convenció. Una genia”, la reconoce Roxy.
Mariano Hood, campeón de la Davis: "La amo”
“La mejor maestra que tuve en mi vida, era adorable como persona. La amo. Cuando vuelva a Argentina la voy a llamar. Imaginate los años que pasaron, unos 40 desde que fue mi maestra".
"Recuerdo que uno iba a su clase feliz, contento de tenerla como profe, su cariño, era lo que uno espera de una maestra. La recuerdo como si fuera ayer, parece mentira. ¡Feliz día Diana!”.
Leé más
Día del Amigo: El imperdible festejo de famosa peña local, desde adentro
El jardinero de las cabalgatas y la equinoterapia para chicos especiales
La decisión de Pardo tras sufrir un robo a poco de instalarse en Cipolletti
-
TAGS
- maestra
- Día del Maestro
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario