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Carrió lo hizo de nuevo: habló y reavivó la interna de Juntos por el Cambio

El terremoto que desató la fundadora de la Coalición Cívica dentro de JxC tiene sus antecedentes. Su virulencia sorprendió y forma parte de una ofensiva que desató sospechas cruzadas entre los malheridos. El pacto inestable con Macri y las intrigas por Rodríguez Larreta.

Hasta la semana pasada en Juntos por el Cambio habían cumplido lo pactado: guardar silencio ante el degaste del Gobierno y mostrar la mayor unidad posible en medio de la zozobra que se profundizó a partir del 3 de julio, cuando Martín Guzmán utilizó su cuenta de twitter para renunciar al Ministerio de Economía. Elisa Carrió rompió desde este lunes ese acuerdo con una embestida que repartió en distintas entrevistas televisivas y radiales para cuestionar y denunciar presuntos vínculos espurios entre distintos dirigentes del PRO y la UCR y el flamante ministro de Economía, Sergio Massa.

En 72 horas la fundadora de la Coalición Cívica apuntó contra el diputado y extitular de la Cámara Baja, Emilio Monzó. También cuestionó a los legisladores Cristian Ritondo (PRO), Rogelio Frigerio (PRO) y Facundo Manes (UCR) y no se privó de castigar al gobernador jujeño Gerardo Morales. A los dos últimos los acusó de tener vínculos con Massa a través del Banco Macro, que fue propiedad de su amigo Jorge Brito hasta que falleció un accidente aéreo. El mandatario norteño, que también preside el Comité Nacional del radicalismo, salió a contestarle. Fue uno de los primeros repudios para una cadena de rechazos contra "Lilita" que fueron casi unánimes en JxC. La respuesta más dura fue lanzada por Patricia Bullrich que buscó pararle el carro a quien fuera su compañera en el recinto de la Cámara Baja. "Como presidenta del PRO no puedo ver con buenos ojos el espectáculo degradante de Carrió, al golpear a dirigentes de JxC objetando sus conductas éticas. Y esto sin mirar la propia y la de sus aliados. Basta, Carrió", escribió la exministra de Seguridad para diferenciarse con un nivel de virulencia inédito entre ambas.

En la coalición opositora aseguran que la chaqueña disparó a todos sin pruebas. Pero algunos de sus cuestionamientos encierran mensajes cifrados o advertencias para el futuro. A Massa le endilgó, junto a Ritondo y el entonces ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, un vínculo con los fiscales de San Isidro Julio Novo y Claudio Scapolán, que fueron investigados por vínculos con el narcotráfico. Un tiro por elevación a la exgobernadora María Eugenia Vidal y otro embate contra Ritondo, titular del bloque del PRO en Diputados y candidato a gobernador bonaerense con el respaldo de Mauricio Macri.

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A Monzó le adjudicó negociaciones con Massa entre 2015 y 2019, cuando Cambiemos no tenía cuórum propio y pudo aprobar leyes clave para Macri con los votos del Frente Renovador y el peronismo que abominaba del kirchnerismo. El extitular del cuerpo prefirió mantener silencio de radio. No sucede lo mismo en el interbloque de JxC. Algunos de sus integrantes más experimentados recuerdan que si hubo algun pacto para obtener votos fue con el aval de Carrió. "Nada se hizo sin su autorización", recordó una legisladora que no olvida cómo entonces diputada se iba a dormir en el Salón de Honor de la Cámara Baja en plena sesión. Desde allí, insisten los que no la quieren, respondía a las consultas que le hacían sus socios antes de cerrar un acuerdo con Massa.

Sobre Frigerio dijo que la candidata Johana Piscetti, a quien le impugnaron la posibilidad de asumir como diputada por denuncias en su contra, "era su testaferro" en AySA, la empresa que distribuye agua potable en el Área Metropolitana. Sin aportar pruebas insistió sobre un vínculo sentimental. Se adjudicó que la Cámara no le aceptara la designación y apuntó a la firma estatal, que actualmente es dirigida por Malena Galmarini de Massa.

La crisis está en pleno desarrollo, porque la exdiputada está en contra de los acuerdos provinciales que el PRO busca sellar con partidos de ultraderecha que se identifican con el diputado Javier Milei.

El reparto de sospechas estuvo dirigido a los contactos de Massa en JxC, pero interpretados como los sectores más porosos de la coalición opositora con el panperonismo. La dureza de las acusaciones multiplicó las desconfianzas, especialmente hacia aquellos que no fueron cuestionados por Lilita o que no la criticaron por desatar la tormenta interna. A Macri no lo nombró y el expresidente no dijo una palabra, aunque después sus voceros negaron cualquier vinculación con las críticas de Carrió.

A Horacio Rodríguez Larreta lo consideró otro amigo de Massa, pero lo perdonó. Dijo que no comparte negocios con el tigrense. Ese guiño sólo aumentó la desconfianza de algunos aludidos. Creen que no es Macri quien está detrás de la embestida, sino el alcalde porteño. Cuando ya se había desatado el vendaval la criticó tibiamente con una carta pública, pero sus socios lo consideran una voltereta para disimular el vínculo de amistad que tienen desde hace años y que se galvanizó durante la presidencia de Macri, cuando el magnate recurría al jefe de Gobierno para calmar a Lilita. En esos años llegó a presentar un pedido de juicio político contra el entonces ministro de Justicia, Germán Garavano, y en varias oportunidades castigó públicamente a Macri y a parte de su gabinete.

En julio de 2018 dijo: "A los radicales los manejo desde afuera" y lo consideró "el mayor castigo por misóginos". Sus palabras en el Foro Anual del Consejo Empresario de Entre Ríos pegaron duro en el radicalismo, por entonces presidido por el actual senador Alfredo Cornejo.

Luego del naufragio de la reelección de Macri en 2019, Carrió renunció a la banca. Lo hizo antes de que el cuerpo fuera presidido por Massa, en una señal anticipatoria del rechazo que le tiene al tigrense. De regreso al llano se mantuvo en silencio, pero en los útimos dos años ya se metió dos veces en la interna del radicalismo con una serie de acusaciones indigeribles para sus dirigentes.

En diciembre del año pasado, en el vigésimo aniversario de la fundación de la Coalición Cívica, volvió a cargar contra la UCR. Para respaldar la continuidad de su amigo Mario Negri al frente del interbloque de JxC en Diputados, apuntó contra el senador Martín Lousteau y la agrupación Franja Morada. “Sepan lo que eligen en la presidencia de los bloques. Yo no me fui de un partido que tenía corruptos para venir a hablar con los hijos privilegiados de esos corruptos, que manejaron Medicina o la Franja de Ciencias Económicas“, disparó Carrió en referencia al diputado Emiliano Yacobitti y al exministro y empresario Enrique "Coti" Nosiglia.

La mayoría de los radicales buscaron contestarle pero otro sector guardó silencio. Poco después el bloque radical en Diputados tuvo un cisma protagonizado por Yacobitti. Desde entonces las 45 bancas de la UCR estan repartidas en las 33 que conduce Negri y 12 presididas por el cordobés Rodrigo De Loredo. Todos prefieren olvidar que fue Lilita la que aceleró la fractura por las denuncias veladas que lanzó. Por eso dentro de JxC no se sorprenden de la nueva andanada de sospechas y denuncias. Esta vez se metió en la interna del PRO y también de la UCR, con un tenue acuerdo con Macri para alejar a "los republicanos" de "la promiscuidad panperonista".

La crisis está en pleno desarrollo, porque la exdiputada está en contra de los acuerdos provinciales que el PRO busca sellar con partidos de ultraderecha que se identifican con el diputado Javier Milei. En eso no está sola, porque en abril pactó con Rodríguez Larreta y la UCR obturar cualquier acuerdo con ese espacio. Con ese entramado los dirigentes de JxC buscan dar una vuelta de página para evitar que escale. Desde entonces Carrió se llamó a silencio. Lo hizo de nuevo.

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