Baile con esencia de mujer
Narjess Montasser se encuentra en Cipolletti para ofrecer su conocimiento íntimo de la danza y el folklore oriental.
La bailarina oriunda de Túnez dictará cuatro talleres. El primero lo brindará hoy, y continuará mañana y pasado compartiendo su cultura.
Es la primera vez que arriba al Alto Valle, después de un breve paso por Buenos Aires, Narjess Montasser se encuentra en Cipolletti. Su visita está ligada a los cuatro talleres que ofrecerá en la sede del Estudio Shahrazad, ubicado en Moreno 284. Los mismos serán distintas puertas de entrada para desentrañar el mundo de las danzas del vientre y su sustento cultural.
Hoy, Montasser se dedicará a detallar las particularidades de la música. Mañana será el turno del folklore egipcio, llamado mileia. Por la tarde, la bailarina se concentrará en la interpretación musical, una forma de otorgarle sentido a lo que se baila y los movimientos. Por último, el domingo, se despedirá con la enseñanza de un tema caro a sus sentimientos, la danza tunecina. Los cupos para participar son acotados, y quienes estén interesados a sumarse a los talleres todavía pueden llamar a la directora del Estudio Shahrazad, Nieves De Cesco, al 154058936.
“Quiero que la gente se quede con el espíritu de la danza, que es de mujeres y para mujeres, para compartir. Es para reencontrarse un poco con la feminidad” afirmó Montasser sobre sus expectativas en relación a su visita. “Lo que muestra Hollywood no es muy real y quiero que les llegue un poco la perspectiva de una mujer oriental”.
La bailarina sabe que es la primera vez que una mujer de su origen llega a compartir parte de su cultura como lo hará ella, por eso tiene claro el mensaje que quiere dejar: “El glamour está muy bien, pero se trata de una danza que está ligada a lo humano, a vivir a través de la música distintas sensaciones”.
Una forma de vida
“En el mundo árabe en general no se concibe la vida sin música y sin danza”, señaló Montasser como síntesis de lo que significa para su cultura el baile. Se trata de algo que es inherente a la cotidianeidad. Se aprende y disfruta de pequeño. Sólo cuando se decide tomarlo como profesión, es cuando las personas deciden interiorizarse en las técnicas.
La danza es una manifestación socio cultural que marca identifica los distintos modos de vida. “Cada país tiene su folklore y cada región dentro de cada país tiene su propia danza”, explicó la tunecina. Luego, aclaró: “Pero está la danza oriental, o árabe, que es más unificada. Es más una representación de exhibición”.
Además de existir distintas maneras de expresión a través del baile, también cada género tiene un lugar específico donde lucirse con gracilidad. “El folklore se comparte y es para ambos sexos”, aclaró Montasser, para luego especificar: “La danza oriental es más danza de mujer”.
Cuestión de género
Se desconoce el origen de esa costumbre, pero se cree que es milenaria. El hecho de que sea la mujer la indicada para bailar danza árabe está vinculado con antiguos rituales en los cuales las sacerdotisas hacían sus ofrendas a los faraones. “Se fomentaba la fertilidad”, determinó Montasser.
“Por el momento en la cultura árabe se rechaza a un hombre bailando una danza de mujer”, explica la tunecina, quien reconoce: “Conozco muchos varones que bailan, los respeto, pero internamente no me agrada”, aclaró.
Oriente y occidente, dos posturas
Montasser lleva 22 años viviendo en España. Llegó allí para terminar su formación como profesora de histora y se instaló. El presente la encuentra integrada en la cultura occidental y con un hijo español, pero sin renunciar a sus raíces.
“En realidad, la cultura oriental es un matriarcado no declarado”. La bailarina explica que el rol de la mujer en su cultura es muy importante. “Ella es muy consciente del papel y lo acepta”, indicó Motasser. “La mujer tiene su templo en su casa, y allí ella es la que manda. Desde el hogar sale todo”, añadió.
Además, la bailarina sentenció: “La mujer occidental asume roles masculinos con mucha ira, no está conforme con su papel”. Luego justificó: “Sale a trabajar, a pelear una igualdad que tampoco es natural. Somos diferentes y complementarios. Tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero desde mi lugar de mujer”.
La impronta del varón
Desde su perspectiva cultural, a Montasser le resulta antiestético que un hombre baile árabe imitando los movimientos femeninos. “Es bellísimo ver a un hombre bailando folklore, pero no danza oriental. No es una cuestión de género, es una cuestión de sentimientos”, expresó. Y está sorprendida por ver que en América los máximos referentes del género pertenecen al sexo masculino. Al respecto, De Cesco, directora del Estudio Shahrazad, explicó: “Es cierto, tal se deba a que quienes comenzaron con la difusión del baile son hombres”.
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