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"Voy a volver a vivir al sur, porque es mi lugar"

La cipoleña disfruta de su presente laboral, con dos estrenos en cine, teatro y televisión para 2017, de la maternidad y de su pareja con el actor Gonzalo Heredia. Recuerda orgullosa su infancia y adolescencia en la región.

Paula Bistagnino
ESPECIAL

No duda. Si le preguntan cuándo y dónde fue muy feliz, su respuesta es tajante: durante su infancia y adolescencia en Cipolletti, con la puerta abierta, andando en bicicleta, jugando en la calle con sus amigos, sin maquillaje y en zapatillas, con la vida simple. “Esa soy yo”, dice la actriz Brenda Gandini, que hoy disfruta de un momento feliz como madre de Eloy (3), en pareja con Gonzalo Heredia y con mucho trabajo: está grabando la tira Amar después de amar, un policial que saldrá en Telefe en enero, y en cine acaba de estrenar Las Ineses, que coprotagoniza con Luciano Cáceres, y en dos semanas estrena Resentimental, con Lucila Polak –la mujer de Al Pacino- y Alejandro Awada.

La familia, su prioridad "El trabajo lo organizo alrededor de Eloy. Primero está él y todo el resto viene después. Me hago cargo de ser mamá".

“Esta profesión tiene esto. Meses en los que estás al palo y no tenés un minuto para relajarte. Así que no puedo quejarme: me siento afortunada, muy afortunada de poder trabajar de lo que amo, y eso borra lo malo del cansancio. Y además ser mamá, que es lo que ordena mi vida. Ahora, el trabajo lo organizo alrededor de Eloy. Primero está él y todo el resto viene después. Me hago cargo de ser mamá y trato de acompañarlo y estar en todo”.

¿Sentís que el cine llega cuando estás preparada?
Tenía muchas ganas de hacer cine. Ahora se dio que me ofrecieran protagónicos y está buenísimo, claro. Pero para mí, protagónico o secundario es lo mismo. Nunca me siento del todo preparada para los papeles. Siempre llego con nervios y soy bastante insegura, pero por suerte, cuando se prende la cámara, me mando. Cuando empecé era más inconsciente, que a veces es bueno. Hoy me exijo más y estoy tratando de no ser tan autocrítica.

¿En qué momento te diste cuenta de que esto era lo que querías hacer?
Tarde, recién como a los 20 años. A los 19 Cris Morena me había llamado para un casting, pero todavía no sabía. Son pocos los privilegiados que pueden ver eso con claridad temprano. Y me fui enamorando de la profesión. Creo que Vidas robadas fue un momento en el que lo sentí, porque trabajé con un grupo de actores increíbles y un tema tan real y tremendo como la trata de personas. Y uno, más allá de que presta su instrumento, su cuerpo y sus emociones para esto, no es tan sencillo.

¿Sentís que a veces se subestima tu trabajo?
Creo que parece más simple de lo que es. Es un laburo intenso, en el que hacés castings y te dicen no, no, no, y te tiran para abajo en un minuto. Y para interpretar un personaje hay que laburar mucho y estudiar. Y todos sabemos que todos somos muy reemplazables en cualquier lugar. Son contadísimos los actores que no tienen reemplazo. Pero a mí muchas veces me dijeron que no. Y me frustré, claro, pero el no a mí me desafía. Fue lo que me impulsó a seguir y me hizo aprender, crecer, y aclarar los objetivos.

En Las Ineses hacés de una chica de pueblo, sin maquillaje, sin producción, en zapatillas. ¿Te interesó no tener que hacer de chica linda y sexy?
Me encantó eso. Porque así soy yo. Mostrarme tal cual soy me parecía maravilloso porque no era lo físico lo que importaba. Que está todo bien, pero es un lugar cómodo en el que no quiero quedarme. Y además, apenas leí el guión, viajé a mi ciudad, a mi Río Negro, a mi Cipolletti. Esta cosa del qué dirán, del “pueblo chico, infierno grande”, pero también los valores, la serenidad, los chicos en la calle… Mi infancia fue así: yo jugaba en la calle hasta las diez de la noche y mi papá me iba a buscar porque había que dormir. Y tengo cicatrices de eso: me abrí la pera, la cabeza. Había una libertad hermosa, que hoy añoro y desearía tanto para mi hijo.

¿Lo recordás como un tiempo feliz?
Absolutamente. De hecho, es mi cable a tierra y necesito ir al menos una vez por año. Pero además yo siento que voy a volver a vivir al sur, porque es mi lugar, porque es donde realmente conecto con lo sencillo, con las cosas que realmente importan. Hoy me toca estar acá, porque acá está mi trabajo, pero el sur es donde quiero estar.

En Resentimental, la otra película que estrenás a fin de mes, sí explotás tu lado sexy…
Mi personaje es una modelo/actriz medio trepadora, o ventajera, que está buscando fama. Y además está en una búsqueda sexual, bisexual, y tengo escenas con Lucila (Polak) de amor… Creo que lo interesante que plantea es eso y es lo que por suerte hoy está pasando: el amor está bien en todas sus variantes. Desde muy chica entiendo el amor de esa manera, libre. Porque así creo que es: no tiene género. Y en 2016 ya deberíamos dejar de discutir esto.

¿La mirada más liberal y abierta viene de tu mamá, Daniela Cardone?
Sí, claro. Tengo una madre muy liberal y un padre muy conservador. Pero mi papá ya se curó de espanto en que en mis ideas yo salí a mi mamá. Soy sobre todo una persona que trata de no juzgar al otro y de escapar al registro social. Por eso creo que está buenísimo este tiempo, esta época, en la que los adolescentes ya empiezan a vivir más libremente.

¿Ser madre te puso más libre o más conservadora?
Conservadora, no. Pero me puse un poco más mala: ser madre es lo más importante que me pasó. Es una pasantía de vida para correr el ego y poner las cosas en claro para enfocarse en lo importante y no gastar energía donde no vale la pena. Buscar los lazos que sean reales y verdaderos. Hoy soy una persona muy transparente y ya no careteo nada. Al que le gusta bien, y al que no, chau.

Al pacino
Visita de lujo para el estreno

Resentimental, el film que se estrena el jueves 27 de octubre, cuenta la historia de Eva, una excéntrica directora de cine que alcanzó la mediana edad y conlleva su vida entre el amor y su profesión. Pero, ¿qué pasa cuando la vida nos sorprende con un giro imprevisto y situaciones no esperadas que debemos enfrentar y que nos cambian la vida en un minuto? Es una comedia dramática que habla del amor, el desamor, la traición, la pasión, y muestra historias de vida donde cada personaje refleja una realidad diferente, su realidad, y cómo enfrenta cada uno ese minuto en el que la vida cambia. La protagonista junto a Brenda es Lucila Polak, la argentina que está en pareja desde hace varios años con Al Pacino, quien está anunciado que vendrá al estreno, porque además se presentará en el Teatro Colón el 28 y 29.

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