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Tras cuatro años, sigue impune el doble crimen del barrio Del Trabajo

Se cumplieron cuatro años del doble crimen del barrio Del Trabajo y todo indicaría que el salvaje hecho quedará impune. Nunca hubo detenidos por el asesinato de Vicente y su hija Estela Morales y sólo hubo sospechas sobre algunos allegados o un albañil. La causa recayó en el Juzgado 2º y ahí quedó, sin mayores avances en todo este tiempo.

La mujer, de 54 años, y su papá, de 83, fueron masacrados con un objeto contundente en la vivienda que ocupaban en calle Juan José Paso al 100, el 24 de septiembre de 2012. Fueron encontrados por sus familiares y la Policía hizo un gran despliegue, con allanamientos y procedimientos en propiedades cercanas. Fue infructuoso el esfuerzo y, ante las demoras en la investigación, la hija de Estela Morales se presentó como querellante bajo la representación legal del abogado Marcelo Hertzriken Velasco.

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Sin embargo, los resultados del trabajo investigativo fueron negativos y desde el Poder Judicial no se informó sobre modificaciones destacadas en el estado del expediente.

Todavía persiste el misterio de los motivos del doble asesinato y los posibles autores. En la casa fueron encontrados 3000 pesos en efectivo y otros objetos de valor, por lo que se descartó el robo. Las hipótesis alternativas que se manejaron no lograron apoyarse en pruebas concretas y tanto la jueza Martín como el fiscal Oscar Cid, los encargados primigenios de la investigación, se quedaron sin elementos para avanzar en las pesquisas, recalcaron fuentes allegadas a la causa penal, que está perdida en un laberinto.

Investigación

Pocas pruebas y contratiempos

Entre las pruebas que se consideraron para avanzar en la investigación del doble crimen, se encuentra un pedido de ADN, que era para establecer si unas manchas de sangre pertenecían a Antonio Morales. Esos rastros fueron encontrados en un palo de piso y la intención era verificar “si son compatibles con el resto de manchas existentes en el lugar”, precisaron fuentes allegadas a la causa.

Asimismo, hubo múltiples inconvenientes para conformar un equipo investigativo y la jueza se vio obligada a enviar varios oficios a la Policía aunque sin respuestas positivas.

A cuatro años del salvaje hecho, la posibilidad de su esclarecimiento parece una quimera.

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